Las ondas de radio, las de televisión, las de la luz
que vemos con nuestros ojos, los rayos X del médico, las del horno
microondas de la cocina, el calor del brasero, los UVA que nos ponen
morenos en vacaciones, o los peligrosísimos rayos Gamma que vienen de
los confinen de la galaxia hasta la tierra…. TODO es lo mismo; Son ondas
electromagnéticas, variaciones en el tiempo de
un campo eléctrico y otro magnético que "avanzan" de forma
perpendicular entre sí.
La única diferencia entre todos estos tipos de
radiaciones electromagnéticas es su frecuencia de vibración, es
decir la cantidad de veces que cambian por segundo. Cuanto más
rápido vibra el campo más pequeñas serán sus ondas ya que la
velocidad a la que se transmiten todas ellas es la misma,
descubierta por Alberto Einstein e igual a 300.000 Kilómetros en
cada segundo (en el vacío).
Pero cualquier onda electromagnética únicamente viaja
en línea recta y no describe caprichosos caminos curvos. ¿De modo
que como pueden escucharse emisiones que provienen de sitios muy
alejados de la tierra?
Una onda electromagnética que vibre 300.000 veces por
segundo (300 Kilo-Herth), como en un segundo avanza 300.000
kilómetros, está claro que cada onda tendrá el tamaño de un
kilómetro. Estamos en los dominios de las ondas muy largas, que en
radio se utilizan para transmitir a muy largas distancias. Las ondas
largas debido a su tamaño pueden verse afectadas por fenómenos de
difracción causado por obstáculos geográficos como montañas o formas
naturales, lo cual las permite desviarse de la trayectoria
lineal y
avanzar hasta sitios que no están visibles en línea recta.
Las ondas electromagnéticas que se utilizan en las
radios BLU de los barcos vibran unos 5 millones de veces por segundo
y tienen una longitud de onda de de unos 10 a 40 metros y se llaman
‘onda corta’. Estas longitudes tienen la particularidad de ser
reflejadas en las capas altas de la atmósfera por lo que estas ondas
van dando botes entre la tierra y la ionosfera, avanzando miles de
kilómetros sin debilitarse demasiado. Por esta razón las radios BLU
son muy adecuadas para comunicaciones a largas distancias.
Una radio VHF (Very High Frecuency)
tiene ondas de unos 2 metros de longitud. Son las típicas radios
utilizadas en los barcos de recreo.
Si seguimos subiendo en frecuencia hasta los 150
millones de ciclos por segundo (150 Mhz) llegamos a las ondas de 2
metros (300.000 kilómetro/150 millones de ciclos = 2 metros) que son
justamente las frecuencias de la llamada VHF (Very High Frecuency).
A estas frecuencias ya no existe la posibilidad de contar con
efectos de rebotes o difracciones importantes, por lo que su
transmisión se produce únicamente como lo hace la luz, es decir en
línea recta. Pero ofrecen la ventaja de ofrecer una calidad de
transmisión mucho mejor que la de las ondas largas o extralargas.
Por esta razón el máximo alcance dependerá de la curvatura de la
tierra, y de la altura del mástil, tanto del emisor como del
receptor. Como la curvatura de la tierra no se puede cambiar,
podremos mejorar el alcance utilizando antenas situadas lo más alto
posible. El alcance en millas será igual a:
Dos veleros con antenas en sus topes de mástil de 12 metros de
altura podrán comunicarse como máximo hasta 18 millas de distancia,
pero si una de las antenas está a varios cientos de metros como la
de la estación costera de ‘Tráfico Tarifa’ el alcance superará las
50 millas.
Si subimos en frecuencia llegamos a la banda ultra
alta frecuencia UHF (Ultra High Frecuency) que utiliza la televisión
y que se desplaza en rigurosa línea recta. Gracias a los repetidores
estratégicamente dispuestos en los altos de las montañas se consigue
aumentar el alcance todo lo necesario, mediante dispositivos
llamados repetidores, que reenvían la señal recibida.
Si seguimos ascendiendo en frecuencia obtendremos
ondas del tamaño de varios centímetros hasta algunos milímetros.
Estamos en el dominio de las llamadas micro-ondas como las que
utiliza el horno de su cocina o los radares de los barcos, son
exactamente iguales. Por esta razón no es nada recomendable situarse
delante de una antena de radar en funcionamiento, de la misma manera
que no sería nada sano meter la mano dentro de un microondas!
Al aumentar más la frecuencia las ondas de radio son
del tamaño de varias milésimas de milímetro, es decir del grosor del
pelo más fino. Estas ondas nos calientan y pertenecen al dominio de
lo que llamamos infrarrojo, las del tostador del pan ¡vamos!
Por encima llega por fin el arco iris con todos sus
colores, con longitudes nanométricas (millonésima de milímetro). Al
ser tan pequeñas pueden interactuar, reflejarse, absorberse o
difractarse con las más pequeñas partículas de materia y hacerlas
visible al hombre. Estas frecuencias hacen visible el mundo que nosotros
los humanos acostumbramos a llamar ‘la
realidad’.
Pero esto no acaba nunca, ya que la frecuencia puede
seguir en aumento y alcanzar la radiación ultravioleta, o llegar a
tamaños de onda tan pequeños que se ‘cuelan’ entre la gran distancia
que hay entre los átomos de la materia. Son los rayos X.
A frecuencias
increíblemente altas y correspondientes a longitudes de onda de una
millonésima de millonésima de milímetro estaremos lidiando con los
rayos de muy alta energía llamados rayos gamma, letales para el
hombre y que no llegan afortunadamente a la tierra al ser absorbidos
en las capas altas de la atmósfera.
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