Las
antenas son el elemento clave para el buen funcionamiento de
cualquier equipo de radiofrecuencia. En la antena es donde la señal eléctrica genera un
campo electromagnético y salta al vacío para su propagación,
convirtiéndose en ondas electromagnéticas. Es tan importante como lo
son, por ejemplo, los altavoces en un equipo de música de alta
fidelidad, o la hélice en un sistema de propulsión marino, o las
cubiertas en un coche. Las antenas son las “piezas” primordiales que actúan como
“frontera” entre dos medios, y a pesar de ser elementos económicos son
fundamentales.
Por esta
razón, la calidad final del equipo será directamente proporcional a
la calidad de la antena. volviendo al ejemplo, el mejor coche con unas malas cubiertas
sería un auténtico peligro, lo mismo que si utilizamos una hélice
desequilibrada o inadecuada en un buen motor marino, o unos
altavoces baratos en una cadena Hi-Fi.
Existen decenas de
antenas diferentes para las Radios VHF, BLU, GPS,
Wheather Fax, Wi-Fi, Navtex, teléfonos satelitales, telefonía
celular, receptores de señal de televisión, radars,… Cada equipo
tiene su propia antena que habrá sido diseñada específicamente en
función de la frecuencia
de radio que deba propagar o
recibir.
Así es, pues a
diferencia del ejemplo anteriormente citado de los altavoces y las
hélices, todas las antenas tienen algo en común: trabajan con
señales electromagnéticas, y como a cada frecuencia de corresponde
una longitud de onda diferente, para cada tipo de equipamiento hay
que utilizar una antena diferente.
Aspectos
generales las antenas marinas
Además de los
conceptos importantes y característicos de las antenas genéricas,
las que utilizamos en nuestros barcos tienen que soportar el corrosivo ambiente salino, y lo que es peor,
soportar las terribles flexiones, torsiones y momentos flexores a
las que son sometidas en lo alto de un mástil o en un Fly en plena
navegación agitada por los fuertes pantocazos del barco.
Podríamos
dividir, a efectos prácticos, las antenas en 3 grandes grupos; Las
de
comunicación, de correspondientes a equipos de navegación y de las
de entretenimiento. Una de las antenas más
importantes es la correspondiente a nuestra radio VHF y el dato más
importante en el que debemos tener en cuenta es la “ganancia”.
¿Qué es la
ganancia de una antena?
Para lograr
sintonizar una emisora está claro que la señal electromagnética
tiene que llegar a nuestro receptor, aunque sea de forma muy débil. Si esta señal es muy
pequeña es
lógico que necesitemos una antena capaz de “oir” señales muy
débiles, de la misma forma que una trompetilla en la oreja logra
mejorar la audición.
Cuando somos nosotros quienes emitimos
es lógico que una antena más “sensible” permite radiar mejor nuestra
señal radioeléctrica. Los ingenieros miden un valor conocido como ERP –Effective Radiating Power- que evalúa la energía que
verdaderamente se radia en el espacio. El valor se mide en una
escala que los matemáticos llaman logarítmica en decibelios (dB). La
inmensa mayoría de las antenas marinas tienen una ganancia de entre
3 y 6 ó 9 dB, y lo que debemos recordar es que cuantos más dB tenga
una antena, mejor calidad tendrá, o lo que es lo mismo, podremos
escuchar señales más débiles y emitir más lejos.
La
direccionalidad de una antena y su tamaño
Existen
antenas de muchas formas y tipos que pueden emitir y radiar en todas
direcciones del espacio y escuchar la señal proveniente de cualquier
dirección, venga de donde venga. Son las más típicas y se llaman
omnidireccionales. Normalmente están formadas por una pértiga
vertical en fibra de vidrio que protege en su interior un hilo
metálico que es verdaderamente el que actúa como difusor de
radiofrecuencia. Por el contrario, las antenas direcciones sólo
emiten o “escuchan” en una dirección del espacio que puede variar en
angulo de apertura tanto horizontal como vertical. Un ejemplo muy
claro de ellas son las antenas parabólicas que emiten hacia una zona
muy concreta, y concentran la señal recibida de toda la superficie
de la parábola en el foco central de esta, que es donde
verdaderamente se sitúa el elemento que actúa de antena.
Por esta razón
cuanto más direccional sea una antena, más decibelios de ganancia
proporcionará, a costa de concentrar su direccionalidad en una zona
concreta del espacio. Naturalmente también influyen otros parámetros
en la calidad de la antena. Entre dos antenas omnidirecionales de
dos fabricantes distintos, podemos ver diferentes ganancias
dependiendo de las dimensiones de la antena o lo cuidada que sea
su construcción. Las antenas pueden ser de lo que se llama ¼ de la
longitud de onda, ½ de onda, onda completa o fracciones inferiores
como por ejemplo 1/8 de onda. Pero siempre serán fracciones
enteras.
Por ejemplo en una radio VHF, como emite en el rango de
frecuencias de los 144 Mhz que corresponde a una longitud de onda de
unos dos metros, la antena ideal será justo la que corresponda a la
longitud de esta onda, o sea 2 metros de longitud de pértiga.
Recuerde que como la propagación del campo electromagnético, o sea
la velocidad de propagación de la radio es constante e igual a la
velocidad de la luz de 300.000 kilómetros/segundo (en realidad es
299.792.458 metros/segundo) la longitud de onda se calcula
dividiendo esta velocidad por la frecuencia a la que trabaja la
radio. En nuestro caso dividimos 299792458/144.000.000 hercios =
2.08 metros.
¡Perfecto!
Pero esto también nos indica que para frecuencias decamétricas como
las que utilizan las radio BLU la división nos daría antenas más
bien enormes de varias decenas de metros de longitud... Por esta
razón se utilizan antenas de ½ de la longitud de onda o fracciones
inferiores. Ya lo sabíamos pues en las radios BLUs estamos
acostumbrados a ver antenas en forma de largas pértigas que incluso
utilizan todo el backestay de un velero mediante los oportunos
aisladores. Al fin y al cabo se trata de sacar un cable de longitud
lo más aproximada a una fracción de la onda con la que trabajemos.
De todo esto
se deduce algo muy importante: NO existe una antena perfecta
para trabajar con distintas frecuencias y lo ideal sería acortarla o alargarla
dependiendo de la frecuencia en la que emitamos o recibamos señal.
Cuanto más nos alejemos de la longitud de antena perfecta peor
emitirá o recibirá esta.
Si la antena es de longitud muy inadecuada,
gran parte de la señal de emisión no logra saltar al vacío en forma
de campo electromagnético y la energía “rebota” a la emisora debido
al mal “acople” de la antena. Para evitarlo se utilizan lo que se
conoce justamente como acopladores de antena y evitan las generación
de ondas “estacionarias” que pueden llegar incluso a estropear el
transmisor de la radio.
El
alcance de una antena
A
efectos prácticos aplique esta norma que no deja de ser más
que una aproximación, pues en la práctica la propagación o
buena recepción dependerá también de otros aspectos como por
ejemplo la calidad de la instalación.
Con una
antena de 3dB: el alcance puede determinarse multiplicando la
altura del borde superior de la antena que tengamos montada,
sobre el nivel del mar multiplicado por el coeficiente 5,52
(dando el resultado en kilómetros).
Si por ejemplo tenemos el tope de la antena a 2,5 metros, en
VHF podremos comunicarnos a una distancia de 2,5x5,52= 13,8
kilómetros, unas 7 millas náuticas.
Con una
antena de 6 dB multiplicaremos por 6,8, y si la ganancia es
mejor de unos 9 dB el coeficiente que utilizaremos será de
7,3.
Por
ejemplo en un velero de palo de 12 metros sobre el que va
montado una antena de 1,2 metros de ganancia 9dB la distancia
de comunicación alcanzará a (12+1,2) * 7,3 = 96 Km, unas 50
millas náuticas. Pero recuerde que a mayor altura más cable de
antena utilizaremos y por tanto más perdidas de señal
tendremos en este tendido de cable.
En una instalación de 30
metros de cable se puede llagar a perder de 3 a 5 dB,
dependiendo de la calidad del cable de antena utilizado. Por
esta razón conviene encontrar un buen equilibrio entre altura
de antena y distancia desde la antena al equipo utilizado.
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El SWR de una
antena
Toda la señal
que le entra a una antena no llega a radiarse y transmitirse. Una
parte, a veces importante, se desperdicia en el cable de la antena,
en los conectores o en la misma antena por no ser de longitud
idónea, sin llegar a ser aprovechada. El SWR –Standing Wave
Ratio- indica cuanta energía de transmisión llega realmente a
saltar al vacío en forma de generación de campo electromagnético.
Es
decir, el SWR mide la eficiencia de la antena. Un radio 1:1 indica
una antena perfecta en la que todo lo que envía la emisora es
aprovechada íntegramente por la antena. Medidas de por ejemplo 3:1
indican una alta reflexibilidad de la antena y por tanto un gran
desperdicio de la potencia de la emisora. Si por ejemplo tenemos una
emisora de 5 watios de potencia con una antena con una SWR de 4:1,
al final la potencia radiada será de solo 5/4 de watio= 1,25 watios!!!
La energía
desperdiciada se convierte en calor en los cables de antena o lo que
es peor, en calor en los transistores de potencia de la emisora, lo
cual podría llegar a dañarla. Por esta razón es muy mala idea
intentar emitir sin conectar la antena al equipo…
A efectos
prácticos, tenga en cuenta que una antena de 1,5 SWR es ya muy buena
antena, y en cualquier caso intente localizar una con un ratio
inferior a 2:1.
Las
interferencias en las antenas de radio
A bordo de un
barco suelen coexistir muchos aparatos electrónicos como pantallas
chart-plotter, radares, tubos fluorescentes, bombas de achique,
sondas, algunos de ellos capaces de generar molestas interferencias
en nuestros receptores de radio. Por ello, intente alejar en la
medida de lo posible los cables de antena de los tubos
fluorescentes, deje al menos un metro de distancia entre el cable y
otros equipos como televisores de plasma u otras antenas de radio.
Debe utilizar conectores coaxiales de buena calidad y nada de
soldaduras chapuceras para realizar alargadores inadecuados. Si le
sobran unos metros de cable de antena, lo peor que puede hacer con
ellos es enrollarlos ordenadamente de forma circular, pues con ello
habrá creado una bobina que generará impredecibles fenómenos
electromagnéticos. Lo mejor es dejar el cable sobrante haciendo
“eses” de forma más o menos aleatoria.
El montaje de la
antena
El momento de
fuerzas que tiene que soportar una antena durante los pantocazos es
muy importante y las cargas generadas alcanzarán valores
sorprendentemente altos. Son verdaderos látigos que deben soportar
fuertes esfuerzos de flexión. Por esta razón, no sólo la antena debe
ofrecer una construcción muy sólida, también debe realizar un
montaje capaz de resistir grandes tensiones. Algunos soportes
permiten ajustar el ángulo de la antena lo cual es muy conveniente
para, por ejemplo, transportar el barco por carretera sin que esta
tenga que soportar toda la fuerza del viento.
La antena receptora de
un GPS es muy pequeña y no soporta ningún esfuerzo, pero debe estar
montada de forma despejada sin obstáculos a su alrededor.
Las antenas
utilizadas para las radios BLU son de mucha mayor longitud
comparadas con las de VHF. Por esta razón debemos tener un cuidado
muy especial en el soporte atornillado a la cubierta pues este
sufrirá importantes momentos de flexión.
Radios BLUs
Son las que
usualmente llevan instaladas, además de la VHF, los barcos oceánicos
para poder transmitir a largas distancias. Los equipos emiten en
potencias de 150 a 400 watios a diferencia de las VHF que
normalmente suelen emitir a 5 watios, limitados a 25 W por ley.
Las BLUs utilizan una gama de frecuencia muy amplia y conocida como
onda corta, entre los 3 y los 30 Mhz. De todo ello en primer lugar
deducimos que en principio, la longitud de la antena debería variar
bastante dependiendo de la frecuencia a la que operemos. A la postre
no es viable montar antenas de diferente tamaño, y por ello, la emisora utilizará un acoplamiento para minimizar las ondas
estacionarias debidas a la inadecuada longitud de antena.
Hasta la
aparición de la comunicación con satélites (Iridium, Inmarsat,
Thuraya, GlobalStar,…) la BLU era el único medio para transmitir a
larga distancia. Las ondas cortas tienen la capacidad de reflejarse
tanto en las capas altas de la atmósfera como en la superficie del
mar y por tanto a base de rebotes llegan a alcanzar miles de
kilómetros de distancia. Las condiciones de propagación varían del
día a la noche debido a la ionización solar y por ello debemos tener
en cuenta a que frecuencia intentamos establecer la comunicación
dependiendo de la hora a la que emitimos.
Banda
2 Mzh
4 Mzh
6 Mzh
8 Mzh
12 Mzh
16 Mzh
22 Mzh
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Alcance durante el día
300
Millas náuticas
800
Millas náuticas
1.000
Millas náuticas
1.200
Millas náuticas
2.000
Millas Náuticas
4000
Millas Náuticas
Ilimitado
|
Alcance por la noche
100
Millas Náuticas
300
Millas Náuticas
400
Millas Náuticas
500
Millas Náuticas
800
Millas náuticas
Muy
variable
Muy
variable
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Radio BLU, frecuencias
y canales para mejorar la comunicación
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