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Pila de combustible

 

Una ventana al futuro, pero el principio físico en el que se basa es conocido por los científicos desde hace más de 170 años.  Todavía están a un precio muy poco asequible, pero sólo es cuestión de dejar pasar unos años para verlas por todas partes.

¿La genialidad? Convierten el alcohol directamente en electricidad.

Sin piezas mecánicas y como consecuencia de una combustión “fria” las pilas de combustible utilizan el hidrógeno contenido en el metanol (alcohol de quemar), que al ser mezclado con el aire entrega electricidad y agua pura. Así de limpio es el proceso. La corriente entregada es continua como consecuencia de la reacción química de oxidación del hidrógeno.

Hidrogeno + Oxigeno = Electricidad + Agua.

Ya existen algunos modelos comerciales que entregan 12 voltios y por tanto son perfectas para instalar en un barco. Sólo deben bajar de precio. Desde que el británico William Grove descubriera su principio físico allá por 1.839 o que la NASA la utilizara en 1.960 durante las famosas misiones Apolo, la tecnología ha avanzado enormemente hasta poder ver equipos comerciales como el MAX-Power. En el fondo funcionan como cualquier pila, pero con su ánodo cargado con iones de hidrógeno (provenientes del alcohol) y un cátodo a rebosar de oxigeno (del aire).

Algunos prototipos, como el de esta moto Aprilia, ya funcionan con un motor eléctrico alimentado mediante la corriente que proporcionan sus pilas de combustible.

Lo ideal para una pila de combustible sería el poder hacer reaccionar hidrógeno directo y no como resultado de mezclar agua con alcohol, y de hecho por este camino avanza la potentísima industria automovilística. Pero por ahora esto es inviable en un pequeño barco de recreo a no ser que queramos llevar una verdadera “bomba” de combustible en vez de una sofisticada pila eléctrica, ya que el hidrógeno tiene la mala “manía” de ser terriblemente explosivo.

Para que la reacción se produzca es necesario una temperatura de al menos 65º de temperatura lo cual es muy sencillo de obtener y de mantener ya que la reacción química produce calor además de corriente eléctrica. En cada celda en la que se produce la reacción se genera un potencial eléctrico de 1,2 voltios de modo que basta con poner 10 en serie para alcanzar la tensión de 12 voltios con que se alimentan todos los circuitos eléctricos de los barcos. En cada celda, la reacción se produce en un elemento reactivo que está formado por un cuerpo de platino y que poco a poco se va deteriorando de modo que cada vez obtendremos menos tensión. Por esta razón en la práctica se disponen más celdas en serie hasta obtener 60 voltios que posteriormente son regulados a 12 volt. De esta manera aunque se deterioren mucho las celdas se garantiza una entrega de 12 voltios por muchísimas horas de funcionamiento. La solución es científicamente “chapucera” pero funciona bien. Imaginen… Es como si, sabiendo que necesitamos 2.000€ al mes para nuestro presupuesto familiar y sin que nos dejaran ahorrar ni media peseta, nos pusiéramos a trabajar para conseguir al menos más de 5.000 € y como sobra mucho, el resto lo tiráramos.

 

El sistema MAX-Power es capaz de suministrar hasta 4 amperios de corriente continua a 12 voltios, o lo que es lo mismo, una potencia de unos 50 watios. Si dejamos el equipo funcionando todo el tiempo tendremos unos 100Ah recargados a los parques de baterías todos los días a cambio de un consumo de 1,2 litros de metanol diarios, lo cual puede representar entre un 50% y un 75% del consumo medio de un barco de recreo.

Buen invento, ¿No les parece?

 

 

En los próximos años veremos como nuestros portátiles, teléfonos móviles o PDAs se alimentan de alcohol en vez de electricidad. Bastará con inyectarles un poquito de alcohol de vez en cuando para disponer de corriente durante largos periodos de tiempo.

 

 

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