En
un motor eléctrico, la capacidad de entregar potencia por kilo es
enorme y alcanza cifras mayores a los 5 Kilowatios/kilo. Es decir
unos 7 CV por cada kilo de peso del motor. O
lo que es lo mismo, un fueraborda de 30 caballos podría llegar a
pesar en un futuro no más de 6 kilos de peso, un potente motor de 250
cv podría pesar únicamente 35 Kilos de peso,
o un potente motor de 1.000 cv sólo
pesar 140 kilos comparados con los 2.500 kilos que pesa un
diesel de esta misma potencia.
Si
no se utilizan aún en aplicaciones náuticas de recreo es porque no
existen parques de baterías que puedan almacenar,
ni de lejos, la capacidad energética de un depósito de combustible.
En otras palabras, la densidad de energía o
energía por unidad de peso del combustible es unas 60 veces mayor al
de las mejores baterías de plomo, por muy AGM o de Gel que sean, y
además no existen los ciclos de vida útil como con las baterías.
Pero las cosas están cambiando y aún van a cambiar con más rapidez,
impulsadas por los avances e investigaciones directamente enfocados
a la industria de la automoción, que tira de todo el carro
tecnológico e industrial. Con tecnologías de ión-litio y
recientemente con polímeros de grafeno ya estamos a punto de
conseguir reducir un orden de magnitud entero! Y esto es muchísimo,
pues en un barco especialmente en las sentinas no importa meter peso
y ocupar volumen.
Baterías; las nuevas generaciones
Grafeno y sus increíbles propiedades, nuevas tecnologías de
Ión-Litio, recargas solares de mayor eficiencia, capacidades muy
mejoradas, densidades energeticas que se multiplican… El futuro está llegando.
Y a toda velocidad.
La empresa Graphene 3D Labs
lleva 5 años investigando y desarrollando un material que pueda ser
‘pintado’ con una impresora 3D y que actué como una batería. La
clave está en el grafeno y sus particulares propiedades. En la
universidad de Nanyang un equipo de científicos han desarrollado
nuevas baterías de ión-litio que se recargan hasta un 70% de su
capacidad en solo los dos primeros minutos y tan duras que pueden
perdurar durante 20 años sin perder capacidad de carga. Para ello la
tecnología empleada hace uso de nanotubos de dióxido de titanio que
catalizan las reacciones químicas en su interior.
Los
avances en producción de energía eléctrica solar son prometedores.
La universidad de Ohio está trabajando en una batería con paneles
solares que produce y almacena amperios sin necesidad de reguladores
y simplifica las instalaciones.
Ya
hay coches eléctricos aunque caros, que ofrecen autonomía de varios
cientos de kilómetros en régimen de desplazamiento económico. Las
baterías no cesan de crecer en capacidad y está cerca el momento en
que puedan ser utilizadas para navegaciones cortas como de hecho ya
ocurre en varios modelos comerciales como por ejemplo las lanchas
del fabricante austríaco Frauscher.
Es
claro que tan pronto como se consiga mejorar solo un poco más la
densidad de carga y las baterías se puedan recargar en tiempo cortos,
estaremos entrando en una nueva era, también para la náutica,
en la que se presentan muchas ventajas frente a la automoción. Si el
peso y el volumen en el coche es un problema básico, en lo barcos no
ocurre lo mismo pues de todas formas necesitan ser
lastrados y por tanto este peso puede estar constituido por el gran
parque de baterías. Y tampoco es crítico el volumen pues en los
barcos existen muchas formas redondeadas como resultado de la
geometría de las carenas y volúmenes que pueden ser utilizados para
albergar las baterías.
Descubramos
por dónde van "los tiros" respecto a las nuevas tecnologías sobre
baterías de alta capacidad en este año 2016.
Ultracondensadores y nanotubos
La
capacidad con la que un condensador puede almacenar energía
eléctrica es proporcional a la superficie de las placas del
condensador. La utilización de nanotubos multiplica esta y promete
un significativo aumento en la capacidad de los condensadores que
podrían alcanzar densidades de energía mayores a las de otras
tecnologías de baterías.
Se
recargan en segundos y tienen un numero de ciclos de trabajo
prácticamente infinitos sin sufrir efecto memoria o pérdidas de
capacidad con su uso. El mayor problema es que no consiguen mantener
por largo tiempo la carga almacenada que se va descargando al cabo
de unas horas. Por ello los ultracondensadores son un aliado
perfecto a las baterías en aplicaciones en donde se puede recuperar
energía como son sistemas de frenos con regeneración.
La
energía es almacenada en forma de campo eléctrico lo cual las hace
más eficientes que las baterías químicas,
pues no es necesario una reconversión electroquímica. La energía de
un ultracondensador puede ser entregada de forma salvaje en picos de
altísima potencia o ser consumida poco a poco. Pero las recientes
investigaciones en ultracondensadores han permitido crear una
tecnología que podría revolucionar el mundo de las baterías al
conseguirse una capacidad enorme gracias a la utilización de
nanotubos que almacenan el campo eléctrico a nivel atómico en una
superficie muy extendida gracias a la multiplicación de la infinidad
de nanotubos que conforman el ultracondensador.
La
nueva tecnología permite agrupar millones de tubos de carbono de un
diámetro 30 veces menor al de un cabello humano dispuestos en
paralelo y 100.000 veces más largos respecto a su diámetro. De esta
manera se consigue disparar el área total de los electrodos y por
tanto la capacidad hasta varios miles de Faradios. Los tubos
alineados verticalmente ofrecen una superficie regular al contrario
de lo que ocurría con otras tecnologías anteriores que utilizaban
carbón poroso que también ofrecía grandes superficie pero de forma
irregular en detrimento del rendimiento.
Ion-Aluminio; Baterías flexible y de carga rápida
Investigadores de la Universidad de Stanford han creado un nuevo
tipo de baterías capaces de soportar muy bien los ciclos de carga y
hacerlos en un tiempo record. Lo mejor es su producción que podría
salir bien barata, y la seguridad de manejo al no poder arder como
lo han hecho algunas de litio de los ordenadores portátiles causando
mucho revuelo mediático.
Su
ánodo está formado por una masa de aluminio y con un cátodo de
grafito en una solución electrolítica, todo ello amalgamado en un
polímero plástico flexible. A diferencia de las baterías de ion-litio
que pueden cortocircuitarse internamente y explotar si se perforan
en caso de choque o accidente, las de ión-aluminio seguirían
trabajando un poco de tiempo y no podrían explotar o inflamarse.
El
electrolito utilizado es básicamente una sal líquida a temperatura
ambiente por lo cual no requiere un calentamiento previo como
actualmente ocurre con otras baterías de sal.
Y
aunque la mejora en la seguridad es importante, lo que el consumidor
demanda, además de mayor capacidad,
es mejorar los tiempos de recarga. Esta nueva tecnología permite
tiempo de recarga sorprendentemente cortos que en el prototipo
puesto en marcha ronda los 60 segundos.
Mejor aún es la duración y vida útil de este nuevo tipo de baterías.
A diferencia de las de ión-litio que mueren poco a poco y al cabo de
unos 1.000 ciclos de carga y descarga, estas nuevas de Ión-Aluminio
pueden soportar el incansable trabajo de 7.500 ciclos sin perdidas
de capacidad, a diferencia de otros modelos de baterías de
Ión-Aluminio que se agotan al cabo de solo 100 ciclos de carga y
descarga.
La
flexibilidad de este nuevo prototipo añade más interés aún a esta
nueva tecnología pues podría ser adaptada a huecos inaprovechables
en las sentinas, que con otras baterías de
formas paralelepípedas costara mucho más adaptar.
El
aluminio es un metal de coste reducido y mucho más barato que el
lítio y por ello la producción en masa de este tipo de baterías
caería de precio rápidamente haciéndolas muy convenientes para
grandes montajes en paralelo.
Y
por si fuera poco todo lo descrito hasta el momento, al no contener metales pesados o
contaminantes son muy ecológicas y respetuosas al medioambiente. El potencial electrolítico de estas
baterías es de 2 voltios lo cual requeriría utilizar series de ellas
para alcanzar voltajes útiles para el uso industrial, pero las
investigaciones sugieren que si se logra mejorar el tipo de cátodo
se podría aumentar el voltaje de la pila.
Nuevas baterías de Ion-Litio de ánodo estable
La
mejora en tecnologías como la muy difundida de Ión-Litio triplicará
en breve el rendimiento de las baterías que ahora usamos en nuestros
iPad, ordenadores portátiles, teléfonos y miles de otros aparatos
comúnmente utilizados a diario.
Es
también en la Universidad de Stanford donde se ha conseguido montar
una batería de litio con un ánodo de litio puro estable, para lo
cual se han utilizado nanoesferas de carbón para protegerlo de la
degradación. El resultado es una batería que también triplica los ciclos
de carga y descarga.
Las
pilas y las baterías están formadas básicamente por tres elementos
conocidos como el ánodo que actúa como terminal positivo, el cátodo
que es el terminal negativo, y el electrolito situado entre el ánodo
y cátodo. Este electrolito puede ser líquido o sólido dependiendo
del tipo de tecnología utilizada, y es donde
realmente se almacena la energía química que se convertirá en
corriente eléctrica mediante la reacción electroquímica.
En
las baterías que utilizamos a diario de Ión-Litio, se cristaliza el
litio del ánodo formando microscópicas fibras que crecen a través
del electrolito hasta el cátodo y que pueden llegar a cortocircuitar
la batería, o cuando menos,
reducir su capacidad y los ciclos de vida
útil.
El
litio es muy buen conductor de la electricidad y por ello los
investigadores han seguido mejorando la tecnología de este tipo de
baterías. El nuevo invento consiste en cubrir y proteger el ánodo
mediante una capa de nanoesferas conductoras de carbono que proteja
el ánodo y evite la formación de esas dendritas cristalizadas tan
perniciosas y que en casos extremos puede hacer que la batería se
cortocircuite internamente e incluso se inflame. La capa uniforme de
20 nanómetros de espesor de nanoesferas de carbón previene la
reactividad del litio con el electrolito y por tanto anula el
crecimiento de las indeseables fibras. Para darnos cuenta de tan
extremadamente delgado espesor, conviene recordar que 5.000 capas de
20 nanómetros darían el diámetro de un cabello humano.
El
litio sigue siendo en cualquier caso el santo grial en la
fabricación de baterías pues además de ser muy buen conductor de la
electricidad, es ligero y permite una alta densidad de
almacenamiento de energía. En el estado actual del desarrollo de
esta nueva tecnología se ha conseguido una efectividad en la
transferencia de cargas (eficiencia de Coulomb; o eficacia con la
que un electrón fluye en la batería a través de la reacción
electroquímica) del 99% tras 150 ciclos de trabajo, siendo necesario
alcanzar el 99,9% para que la tecnología sea comercialmente
viable. Se espera que con nuevos electrolitos se consiga este
propósito y la nueva generación de Ión-Litio esté pronto en
producción.
Baterías de Litio-Aire; O cómo triplicar la densidad de energía
En
teoría la capacidad de estas nuevas baterías sería 10 veces más alta
respecto a las actuales de Ión-Litio, lo cual sin duda sería
decisivo para dar la estocada mortal a los motores de combustión
interna. Los investigadores de la universidad de Cambridge saben que
aún les quedan varios años de trabajo por delante, pero están
convencidos de poder llegar conseguir la producción de este tipo de
baterías.
El
oxigeno necesitado para estas baterías proviene del aire y por ello
en vez de almacenarse un oxido como resultado de la reacción
electroquímica que produce la corriente eléctrica,
como ocurre en las baterías de Ión-Litio, estas nuevas baterías
‘respirarán’ como lo hacemos los humanos. El resultado es una mejora
en la densidad de energía almacenada de un orden de magnitud, lo
cual las hace en peso cerca de ser comparables al poder energético
de los hidrocarburos…
IBM
y el MIT llevan trabajando tiempo en poner en marcha esta nueva
tecnología pero con pobres resultados y bajas eficiencias y
encontrándose con reacciones químicas no deseadas. Pero los
científicos de Cambridge han cambiado la ‘química’ en su nuevo
diseño para conseguir solventar estos problemas. Se ha partido de un
Cátodo de grafeno poroso empapado en una solución acuosa que actúa
como ‘mediadora’. También se ha preparado un nuevo electrolito de
tal forma que la reacción forma hidróxido de lítio (LiOH) en el
cátodo en vez de fundamentarse en el peróxido de lítio como se hacía
en los anteriores intentos (Li2O2). Los productos de la reacción
electroquímica se acumulan en el cátodo mientras que se disuelven en
el electrolito durante la recarga.
El
resultado será una batería más estable, con una eficacia del 93% y
por tanto con unas perdidas en calor de sólo
un 7%, y que esperan que pueda alcanzar los 2.000 ciclos de trabajo.
Aún existen problemas con las reacciones de los otros gases del aire
que dificultan la realización práctica de la nueva batería pero los
científicos están esperanzados en conseguir resolverlos.
El
nuevo motor de Siemmens
Recientemente la corporación Siemmens ha construido un prototipo de
motor eléctrico inicialmente diseñado para la aviación y que podría
perfectamente ser adaptado a la náutica de recreo. Su peso es de
solo 50 kilos y es capaz de producir 350 cv a
solo 2.500 revoluciones. ¡Perfecto para la náutica!
El motor, ya a la
venta, incorpora muchas mejoras fruto del
estudio y optimización en peso de todos sus elementos. El resultado
es una relación de 5 Kw por kilo de peso, muy significativa,
pues en otros tipos de motores eléctricos esta es de 1 Kw/kilo.
Se
trata de un motor de transmisión directa capaz de girar a 2.500 rpms
sin perdidas al que puede acoplarse directamente una reductora si
fuera necesario.
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