220 voltios a bordo
Es claro que si
dispusiéramos siempre de 220 voltios en el barco, el problema
estaría solucionado. Por ello la mejor solución consiste en montar
un microondas normal y buscar una solución que nos permita disponer
de 220 voltios a bordo.
Cuando estamos
conectados a la corriente del pantalán, el asunto está solucionado
pues tendremos 220 voltios en el barco.
Además, si con el tiempo el microondas se
llegara a estropear, su sustitución nos costará poco dinero y dispondremos del último modelo del mercado.
En realidad no
existen microondas de 12 voltios. Los microondas náuticos son hornos
normales a los que en su interior, el comercializador ha montado un
conversor de corriente de 220 voltios a 12 voltios… y punto. No hay
ningún fabricante de hornos tipo Sansung, LG, Phillips… que fabrique
pequeñísimas tiradas para los aficionados a la náutica. No sería
rentable.
Por ello lo que se
hace para el mercado náutico es “meter” en el interior del
microondas un ondulador de corriente, cuyo único requisito es que
soporte una potencia mantenida al menos equivalente a la consumida
por el microondas. Esto quiere decir que si un típico microondas
consume unos 700 watios, con un conversor de unos 1.000 ó 1.200 watios tendremos suficiente potencia,
habida cuenta que los hornos microondas suelen funcionar durante
periodos de pocos minutos.
En ocasiones lo más
difícil es el de localizar un hueco para montar el microondas. En un barco el espacio no sobra. En este Oceanis 393
decidimos montarlo detrás de la cocina.
Por todo ello, lo
mejor es montar un microondas de 220 voltios y utilizarlo con la
corriente del pantalán cuando estamos en puerto y con un conversor
si estuviéramos navegando. Esta configuración es mucho mejor ya que
podremos montar cualquier microondas disponible del mercado,
podremos cambiarlo por poco dinero y lo que es más importante,
cuando estamos en puerto evitamos a las baterías una autentica
tortura de descarga, que forzará a su vez el cargador de baterías y
el conversor de corriente, amen de evitar las pérdidas de potencia
debidas a la conversión de tensión.
Instalar el horno microondas
a bordo
En nuestro caso
escogimos un pequeño modelo del fabricante LG con el frontal en inox
comprado por solo 100€ en un centro comercial. Las formas
rectangulares de estos cacharros conjugan francamente mal con las
molduras y amuras redondeadas de los interiores de muchos barcos.
Por ello lo someteremos a una pequeña "cirugía".
Nos estorba la
esquina puntiaguda trasera que choca contra la moldura del barco.
Decidimos serrarla una vez comprobado que lo único que nos llevamos
por delante es solo chapa. Una pequeña radial de corte fino y un
poco de maña deja el microondas "tuneado" en pocas horas. El corte
dado nos permite retrasar el microondas unos 4 centímetros, hasta
enrasarlo con el fondo de la cocina.
Para aprovechar al
máximo el espacio estudiamos la posibilidad de eliminar una de sus
esquinas, y así encajarlo mejor. No hay problema ya que el corte no
afecta a ningún elemento vital del aparato. Basta con desmontar la
carcasa, marcar con un rotulador el "tetraedro" a eliminar y cortar
con una pequeña radial o sierra de metal. Previamente protegeremos
el entorno interior del aparato con un trapo
que evite las virutas que pudieran saltar hacia dentro. La “herida”
queda finalmente protegida con un poco de espuma de poliuretano
pintada de negro. El trabajo ha sido perfecto y lo único que
perdemos es la garantía. Pero son solo 100€ y con lógica hemos
comprobado el buen funcionamiento del nuevo aparato, antes en entrar
en faena.
Diseñar la ebanistería
Para conseguir
integrar el nuevo microondas con la ebanistería del barco, decidimos
montar una pequeña construcción que nos ayude a fijar el horno
además de darnos más organización en la cocina. La estética es
importante y por ello hay que buscar una localización que se integre
o mejore la distribución de la cocina.
Pero lo más
importante es asegurar que el horno quede perfectamente fijo y
sujeto dentro del barco. Un horno "volando" por el interior de
un barco como consecuencia de los continuos machetazos de un
temporal puede convertirse en asunto peligroso. Por ello nos lo
planteamos con la máxima seriedad.
Durante la
localización del sitio idóneo estaremos atentos a esta importante
premisa y utilizaremos tornillos rosca chapa que agarren la carcasa
del horno al interior de los
armarios. Montamos fuertes escuadras que lo atornillen y fijen desde diversos
ángulos.
Esta es la parte más
divertida del proyecto. Conseguir encontrar la mejor solución a base
de ingenio. Con la idea en la cabeza, montamos una maqueta
realizada con cartones que troquelamos con tijeras. Para ello utilizamos
algunos cartones. Debemos tener presente el espesor
de los cartones pues luego utilizaremos contrachapado marino de 15
milímetros.
Con un poco de
imaginación encontraremos un lugar apropiado en el que poder
montar la estructura necesaria e integración con el
resto de los muebles. En algunos casos lo más sencillo es utilizar
una parte de un armario que ofrezca un buen
hueco en su interior con lo que evitaremos operaciones quirúrgicas
en las chapas de su estructura metálica. En nuestro no queríamos
condenar ninguno de los armarios disponibles.
A partir de unos
gruesos cartones recortamos las piezas que luego habremos de
fabricar en madera contrachapada. Con un cutter cinta adhesiva y un
poco de paciencia iremos dando forma al nuevo armario dedicado al
horno. Cuando todo parezca encajar nos llevaremos estos cartones a
casa para recortar las maderas teniendo en cuenta la dirección de
las vetas por motivos estéticos. Es muy probable que alguna madera
deba ser ajustada o retocada, lo cual nos obligará a varios viajes del barco al taller.
Y con todo el
material ya listo montaremos la nueva ebanistería mediante
tornillos rosca madera o pasantes con tuerca para fijar las fuertes
escuadras de sujeción del microondas a la estructura interior del
barco.
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