La
revisión e inspección de todos los elementos que componen el
barco es tan importante como sencilla, sobre todo si en su
momento nos tomado la molestia de hacer una buena hibernada del
barco durante los meses fríos. A este respecto la experiencia
demuestra la rentabilidad de dedicar unas horas en dejar el
barco “pelado” durante el invierno, desmontando colchonetas,
lonas, velas, escotas, asientos de cuero, y todo lo que sea
susceptible de ser almacenado cuidadosamente al abrigo del peor
enemigo..… ¡Los abrasadores rayos ultravioletas!
En el interior
el trabajo no será tan duro, pues aparte de algo de polvo, todo
estará prácticamente tal cual lo dejamos. El trabajo es muy pequeño
comparado con la limpieza de exterior, siempre y cuando el barco no
tenga humedades, que casi siempre son nefastas al generar hongos y
otros desagradables fungidos.
Ya en el
interior habremos también de realizar una correcta revisión del
motor, comprobando, como mínimo, los niveles tanto de refrigerante
como de aceite en el carter. Si toca cambio de aceite, por ejemplo
cada 200 horas, está muy bien hacerlo, pero lo verdaderamente
importante es comprobar que el nivel está en su sitio. Si tiene que
demorar algunas decenas de horas el cambio de aceite no pasa nada.
¡Pero el nivel si que debe estar en su sitio! Sacar la varilla y
rellenar no lleva más de un minuto. No se pase tampoco añadiendo más
de la cuenta pues aunque es menos trágico que llevar el motor sin
aceite, este se recalentará innecesariamente si nos pasamos
netamente del nivel adecuado.
Limpieza de la
cubierta
En las zonas
por donde desagua la lluvia, quedan unos marcados ronchones grises.
Entre las rugosidades antiderrapantes del gel-coat aparecen también
puntitos negros que no son sino hongos que contribuyen a dar un
aspecto sucio y cutre a nuestro querido barco. Si pretende lavarlo
como aconsejan los cánones, mediante un jabón neutro y cepillito,….
¡Prepárese a sufrir la peor de sus pesadillas bajo un sol justiciero
de Junio o peor aún en Julio y Agosto!
Déjese de
tonterías y vaya al Leroy Merlín, en donde por menos de 100 € podrá
comprar una
pequeña limpiadora que dispara agua a 100 bares. ¡Esta es la
herramienta esencial! Después de haberla probado se tirará de los
pelos por el tiempo gastado en otras ocasiones haciendo limpiezas a
“mano”.
El quiz de la cuestión con este tipo de máquinas de presión
es que la fuerza de limpieza crece exponencialmente al reducir la
distancia entre la lanza y la zona “atacada”. Desde muy cerca son
francamente dañinas con materiales relativamente blandos como la
teka o las escotas, pero a 30 o 40 centímetros el “golpe” de presión
se modera mucho, siendo entonces muy útiles con estos materiales.
Gastan mucha menos agua que las mangueras tradicionales y son
tremendamente más efectivas, aunque debemos saber cómo manejarlas y
estar muy atentos a donde lanzamos el chorro.
Ojo con
las pegatinas y otros vinilos decorativos del barco. El chorro a
presión actúa sin compasión arrancando todo lo que pille a su paso.
Por ello cuando llegue a una zona con pegatinas aleje la lanza hacia
atrás y sea más prudente. Lo mismo deberá hacer con los pasamanos de teka, cabos o drizas. A este respecto, aunque posiblemente más de
uno se lo desaconseje, una limpieza con detergente de los cabos y
una lanza alejada a medio metro de distancia no llegan a dañar el tejido
y permite un resultado perfecto. Pero no se le ocurra “disparar”
contra el cabo desde distancias cortas pues ciertamente podría dañar
las fibras de la funda del cabo.
Contra el Gel-Coat
(que no a la madera) dispare con la lanza sin escrúpulos.
Lo mejor es una rápida aplicación para arrastrar
la primera capa de suciedad, y acto seguido utilice el producto
mágico…
¿Detergentes Mágicos
para la limpieza de cubierta?
He aquí la
segunda parte de la ecuación, que si además combinamos con entrada
de agua templada a la máquina de presión, consigue una solución
demoledora contra la porquería.
Aunque muchos
de los detergentes que empleamos son agresivos y corrosivos, la
aplicación durante algunos minutos no crea ningún problema a ninguna
pieza del barco y garantizan la efectividad de nuestro tratamiento
de limpieza. El truco consiste en dejarlos actuar el tiempo justo.
No más.
Después de
probar un buen número de productos, incluso los recomendados para
uso náutico de las tiendas en las marinas, nos fuimos al Carrefour y
compramos todo tipo de detergentes muchos de ellos marca blanca,
incluidos los limpiadores de vitrocerámicas, desengrasantes del tipo
“K7” y geles de lejías.
Lo primero que
debemos decir es que el Gel-Coat es muy estable y no sufre con
ninguno de ellos. Lo “gordo” salió con un jabón normal, pero
las manchas grises y demás puntitos no salían ni siquiera con la “Karcher”. Una
desilusión vamos….
Pero la
solución definitiva llegó con el uso del limpiador en gel con lejía
marca blanca Carrefour, a 0.6 € el bote de litro. Es efectivo a más
no poder.
Lo aplicamos, frotamos un poco y dejamos actuar durante un
cuartito de hora, tras lo cual aplicamos la lanza de agua a presión
sin más demora. ¿El resultado? Nos encontramos con una cubierta tan
perfectamente limpia como la que disfrutamos hace 5 años en La Rochelle cuando nos entregaron el barco nuevo… ¡Impacto total! Y sin
trabajar apenas...
¿Cómo
limpiar la teka?
El debate es
eterno y sin solución final. La teka es un producto natural e
irremediablemente se deteriora con los rayos UVA del sol. Por esta
razón la ÚNICA forma de proteger la teka es mediante un toldo de
bañera que proteja la madera de los rayos del sol el resto del año.
Si no es el caso y gusta de tener la teka con un aspecto parecido a
la nueva, deberá frotarla suavemente con agua y jabón normal (esta
vez sin el gel de lejía o muy diluida) con la ayuda de un Scotch-Britte verde. La
idea es arrancar una fina capa de madera quemada por los
rayos solares, dejando al descubierto teka nueva. Hay que trabajar
con "mino". Límpiela con una
manguera normal, o si es con la lanza de presión no la acerque a
menos de un 60 ó 70 centímetros. A esta distancia el chorro
pulverizado no hace daño ni en las piernas desnudas y barre muy bien la suciedad. Si la aproximara
demasiado arrancará demasiada capa de madera y tendrá que
sustituirla con mayor antelación.
Una vez limpia
existe la posibilidad de tratarla con un aceite especial para teka
que consigue un aspecto agradable y diferente a la teka natural. De
todas formas y por mucho que periódicamente aplique nuevas capas de
aceite, la teka volverá a adquirir el tono gris mate tan
característico y que finalmente no desagrada a muchos buenos
marinos.
La limpieza de la
neumática
Hibernar la
neumática siempre es labor complicada ¡salvo en los barcos con
garaje para la auxiliar! Si la pliega y guarda en la bolsa, se hacen
arrugas en el tejido de PVC por donde, a la larga, se deteriora el
material con mucha mayor rapidez. Si la dejamos inflada estorba una
barbaridad y desde luego no se puede estibar en el interior del
barco. Lo ideal es hibernarla hinchada en una nave protegida del
sol, quitando ligeramente la presión de sus cámaras.
Si la nave es
imposible o sale cara, una buena solución consiste en fijarla sobre
la cubierta semihinchada y protegida por una funda cortada a la
medida. Esta fue la solución adoptada en nuestro caso, pero la funda
falló durante el invierno y mucha porquería manchó el tejido de la
neumática además de recibir innumerables "cagarrutas" de gaviota. El
blanco tejido de la neumática estaba lleno de feos ronchones
grisáceos en toda su superficie.
A pesar del
fregado y cepillado, la porquería no salía ni de broma. De modo que
finalmente nos atrevimos tímidamente con el gel de lejía. El Hipalón
pareció aceptarlo sin problema alguno en la esquina de prueba, de
modo que lo aplicamos sin miedo a toda la neumática. Al ser un
tejido blando la suciedad se incrusta más que en el gel-coat, pero
lo cierto es que frotando con un poco más de insistencia y manejando
la lanza a presión a una distancia moderada de unos 30 centímetros,
teniendo la precaución de evitar las costuras y uniones de tejidos,
el resultado fue también espectacular. Incluso algunas manchas que
arrastrábamos desde hacia varios años debido al derramamiento de
gas-oil y óxidos acabaron casi desapareciendo.
Lo que es
importante en la limpieza de la neumática es evitar productos con
amoniaco o hidrocarburos de cualquier tipo. La gasolina no hace daño
al hipalon o al PVC del tejido de la neumática pero puede disolver
los pegamentos de estos tejidos.
Limpiar las
amuras
Una vez limpia
la auxiliar podemos tirarla al agua y utilizarla como “andamio”
exterior desde el cual ir recorriendo el barco alrededor de sus
amuras limpiando también la suciedad que es bastante menor a la de
la cubierta. Una vez limpio, lo suyo es acabar con un limpiador con
ceras como los que se utilizan en los coches, para conseguir un
resultado ¡espectacular y brillante! Lo bueno es que muchas ceras
tienen filtro ultravioleta que protege el gelcoat del casco.
La limpieza
final con detergente y cera es también recomendable para la
neumática pues protege al tejido de los rayos UVA que todo se lo
come. Lo suyo es hacerlo un par de veces a lo largo del verano, tras
limpiarla con un jabón con lanolina como el que utilizan los
mecánicos para protegerse las manos y que arrastra los posibles
restos de aceite o grasa antes de aplicar el limpiador de cera.
No lo
hemos probado, pero para las neumáticas muy deterioradas
existe una especie de pintura flexible que dará un nuevo
aspecto incluso al tejido más mugriento. Se trata de aplicar
una nueva “piel” a modo de “recauchutado”. El producto se
llama SRC Tuff Coat, y lo ofrece la casa Synergy Research
Corporation (604-596-1000; www.tuff-coat.com).
Está
basado en una goma sintética aplicada en dos capas que repara
el aspecto de los flotadores. Tuff Coat se puede conseguir en
cinco colores: gris, blanco, rojo, negro, y naranja. El kit de
aplicación parte de unos 100€ el cual es suficiente para una
pequeña auxiliar de 2 a 3 metros de eslora.
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Manchas de
óxido y el ácido
fosfórico
De nuevo
vayamos a la solución directa y definitiva. El oxido se ataca con
detergentes que tengan una buena dosis del corrosivo ácido
fosfórico. Existen varios productos quita-óxidos en el mercado y la
mayoría se presentan como un líquido de color rojo o anaranjado, cuyo principal
principio activo es el ácido fosfórico. Logra maravillas al
reaccionar con el óxido ferroso, ferrico y ferroso-férico
“comiendose” los ronchones parduzcos a poco que frotemos con un poco
de dedicación. No lo deje más de 10 minutos y aclare abundantemente
con agua dulce, todo ello con guantes de goma y protegidos de las
salpicaduras.
En cuanto a
los inox y sus pequeñas manchas de óxido, lo suyo es utilizar un
limpiador del tipo “Piedra Verde” que consigue muy buenos resultados
sin demasiado esfuerzo.
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