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Prepara tu barco para este verano

Trucos y limpieza para ir al "grano"

 

 

 

Que si solamente jabones neutros, que si ojo con las limpiadoras a presión, que si hay que cambiar todo el botiquín, revisar la balsa salvavidas, comprobar los papeles, aplicar nuevo antifouling, seguir rigurosamente el manual de mantenimiento del motor,… ¡Hay que simplificar todo esto!

Si pregunta por ahí, o lee artículos dedicados, le aconsejarán seguir hasta el último extremo todos los procedimientos de mantenimiento. Le prohibirán el uso de las limpiadoras a presión tipo “Karcher” y el uso de detergentes agresivos.… Desengáñese, hay que ser realistas, y en muchas ocasiones ésta es la mejor manera y la única forma de conseguir

los resultados esperados. Naturalmente debemos tener algún cuidado con el chorro a presión como más adelante comentamos. Pero lo importante es ser prácticos, inteligentes y aplicar siempre el sentido común.

La revisión e inspección de todos los elementos que componen el barco es tan importante como sencilla, sobre todo si en su momento nos tomado la molestia de hacer una buena hibernada del barco durante los meses fríos. A este respecto la experiencia demuestra la rentabilidad de dedicar unas horas en dejar el barco “pelado” durante el invierno, desmontando colchonetas, lonas, velas, escotas, asientos de cuero, y todo lo que sea susceptible de ser almacenado cuidadosamente al abrigo del peor enemigo..… ¡Los abrasadores rayos ultravioletas!

En el interior el trabajo no será tan duro, pues aparte de algo de polvo, todo estará prácticamente tal cual lo dejamos. El trabajo es muy pequeño comparado con la limpieza de exterior, siempre y cuando el barco no tenga humedades, que casi siempre son nefastas al generar hongos y otros desagradables fungidos.

Ya en el interior habremos también de realizar una correcta revisión del motor, comprobando, como mínimo, los niveles tanto de refrigerante como de aceite en el carter. Si toca cambio de aceite, por ejemplo cada 200 horas, está muy bien hacerlo, pero lo verdaderamente importante es comprobar que el nivel está en su sitio. Si tiene que demorar algunas decenas de horas el cambio de aceite no pasa nada. ¡Pero el nivel si que debe estar en su sitio! Sacar la varilla y rellenar no lleva más de un minuto. No se pase tampoco añadiendo más de la cuenta pues aunque es menos trágico que llevar el motor sin aceite, este se recalentará innecesariamente si nos pasamos netamente del nivel adecuado.

 

Limpieza de la cubierta

 

En las zonas por donde desagua la lluvia, quedan unos marcados ronchones grises. Entre las rugosidades antiderrapantes del gel-coat aparecen también puntitos negros que no son sino hongos que contribuyen a dar un aspecto sucio y cutre a nuestro querido barco. Si pretende lavarlo como aconsejan los cánones, mediante un jabón neutro y  cepillito,…. ¡Prepárese a sufrir la peor de sus pesadillas bajo un sol justiciero de Junio o peor aún en Julio y Agosto!

Déjese de tonterías y vaya al Leroy Merlín, en donde por menos de 100 € podrá comprar una pequeña limpiadora que dispara agua a 100 bares. ¡Esta es la herramienta esencial! Después de haberla probado se tirará de los pelos por el tiempo gastado en otras ocasiones haciendo limpiezas a “mano”.

El quiz de la cuestión con este tipo de máquinas de presión es que la fuerza de limpieza crece exponencialmente al reducir la distancia entre la lanza y la zona “atacada”. Desde muy cerca son francamente dañinas con materiales relativamente blandos como la teka o las escotas, pero a 30 o 40 centímetros el “golpe” de presión se modera mucho, siendo entonces muy útiles con estos materiales. Gastan mucha menos agua que las mangueras tradicionales y son tremendamente más efectivas, aunque debemos saber cómo manejarlas y estar muy atentos a donde lanzamos el chorro.

Ojo con las pegatinas y otros vinilos decorativos del barco. El chorro a presión actúa sin compasión arrancando todo lo que pille a su paso. Por ello cuando llegue a una zona con pegatinas aleje la lanza hacia atrás y sea más prudente. Lo mismo deberá hacer con los pasamanos de teka, cabos o drizas. A este respecto, aunque posiblemente más de uno se lo desaconseje, una limpieza con detergente de los cabos y una lanza alejada a medio metro de distancia no llegan a dañar el tejido y permite un resultado perfecto. Pero no se le ocurra “disparar” contra el cabo desde distancias cortas pues ciertamente podría dañar las fibras de la funda del cabo.

Contra el Gel-Coat (que no a la madera) dispare con la lanza sin escrúpulos. Lo mejor es una rápida aplicación para arrastrar la primera capa de suciedad, y acto seguido utilice el producto mágico…

 

¿Detergentes Mágicos para la limpieza de cubierta?

He aquí la segunda parte de la ecuación, que si además combinamos con entrada de agua templada a la máquina de presión, consigue una solución demoledora contra la porquería.

Aunque muchos de los detergentes que empleamos son agresivos y corrosivos, la aplicación durante algunos minutos no crea ningún problema a ninguna pieza del barco y garantizan la efectividad de nuestro tratamiento de limpieza. El truco consiste en dejarlos actuar el tiempo justo. No más.

Después de probar un buen número de productos, incluso los recomendados para uso náutico de las tiendas en las marinas, nos fuimos al Carrefour y compramos todo tipo de detergentes muchos de ellos marca blanca, incluidos los limpiadores de vitrocerámicas, desengrasantes del tipo “K7” y geles de lejías.

Lo primero que debemos decir es que el Gel-Coat es muy estable y no sufre con ninguno de ellos. Lo “gordo” salió con un jabón normal, pero las manchas grises y demás puntitos no salían ni siquiera con la “Karcher”. Una desilusión vamos….

Pero la solución definitiva llegó con el uso del limpiador en gel con lejía marca blanca Carrefour, a 0.6 € el bote de litro. Es efectivo a más no poder.

Lo aplicamos, frotamos un poco y dejamos actuar durante un cuartito de hora, tras lo cual aplicamos la lanza de agua a presión sin más demora. ¿El resultado? Nos encontramos con una cubierta tan perfectamente limpia como la que disfrutamos hace 5 años en La Rochelle cuando nos entregaron el barco nuevo… ¡Impacto total! Y sin trabajar apenas...

   

 

¿Cómo limpiar la teka?

El debate es eterno y sin solución final. La teka es un producto natural e irremediablemente se deteriora con los rayos UVA del sol. Por esta razón la ÚNICA forma de proteger la teka es mediante un toldo de bañera que proteja la madera de los rayos del sol el resto del año. Si no es el caso y gusta de tener la teka con un aspecto parecido a la nueva, deberá frotarla suavemente con agua y jabón normal (esta vez sin el gel de lejía o muy diluida) con la ayuda de un Scotch-Britte verde. La idea es arrancar una fina capa de madera quemada por los rayos solares, dejando al descubierto teka nueva. Hay que trabajar con "mino". Límpiela con una manguera normal, o si es con la lanza de presión no la acerque a menos de un 60 ó 70 centímetros. A esta distancia el chorro pulverizado no hace daño ni en las piernas desnudas y barre muy bien la suciedad. Si la aproximara demasiado arrancará demasiada capa de madera y tendrá que sustituirla con mayor antelación.

Una vez limpia existe la posibilidad de tratarla con un aceite especial para teka que consigue un aspecto agradable y diferente a la teka natural. De todas formas y por mucho que periódicamente aplique nuevas capas de aceite, la teka volverá a adquirir el tono gris mate tan característico y que finalmente no desagrada a muchos buenos marinos.

 

La limpieza de la neumática

Hibernar la neumática siempre es labor complicada ¡salvo en los barcos con garaje para la auxiliar! Si la pliega y guarda en la bolsa, se hacen arrugas en el tejido de PVC por donde, a la larga, se deteriora el material con mucha mayor rapidez. Si la dejamos inflada estorba una barbaridad y desde luego no se puede estibar en el interior del barco. Lo ideal es hibernarla hinchada en una nave protegida del sol, quitando ligeramente la presión de sus cámaras.

Si la nave es imposible o sale cara, una buena solución consiste en fijarla sobre la cubierta semihinchada y protegida por una funda cortada a la medida. Esta fue la solución adoptada en nuestro caso, pero la funda falló durante el invierno y mucha porquería manchó el tejido de la neumática además de recibir innumerables "cagarrutas" de gaviota. El blanco tejido de la neumática estaba lleno de feos ronchones grisáceos en toda su superficie. 

A pesar del fregado y cepillado, la porquería no salía ni de broma. De modo que finalmente nos atrevimos tímidamente con el gel de lejía. El Hipalón pareció aceptarlo sin problema alguno en la esquina de prueba, de modo que lo aplicamos sin miedo a toda la neumática. Al ser un tejido blando la suciedad se incrusta más que en el gel-coat, pero lo cierto es que frotando con un poco más de insistencia y manejando la lanza a presión a una distancia moderada de unos 30 centímetros, teniendo la precaución de evitar las costuras y uniones de tejidos, el resultado fue también espectacular. Incluso algunas manchas que arrastrábamos desde hacia varios años debido al derramamiento de gas-oil y óxidos acabaron casi desapareciendo.

Lo que es importante en la limpieza de la neumática es evitar productos con amoniaco o hidrocarburos de cualquier tipo. La gasolina no hace daño al hipalon o al PVC del tejido de la neumática pero puede disolver los pegamentos de estos tejidos.

 

Limpiar las amuras

Una vez limpia la auxiliar podemos tirarla al agua y utilizarla como “andamio” exterior desde el cual ir recorriendo el barco alrededor de sus amuras limpiando también la suciedad que es bastante menor a la de la cubierta. Una vez limpio, lo suyo es acabar con un limpiador con ceras como los que se utilizan en los coches, para conseguir un resultado ¡espectacular y brillante! Lo bueno es que muchas ceras tienen filtro ultravioleta que protege el gelcoat del casco.

La limpieza final con detergente y cera es también recomendable para la neumática pues protege al tejido de los rayos UVA que todo se lo come. Lo suyo es hacerlo un par de veces a lo largo del verano, tras limpiarla con un jabón con lanolina como el que utilizan los mecánicos para protegerse las manos y que arrastra los posibles restos de aceite o grasa antes de aplicar el limpiador de cera.

 

No lo hemos probado, pero para las neumáticas muy deterioradas existe una especie de pintura flexible que dará un nuevo aspecto incluso al tejido más mugriento. Se trata de aplicar una nueva “piel” a modo de “recauchutado”. El producto se llama  SRC Tuff Coat, y lo ofrece la casa Synergy Research Corporation (604-596-1000; www.tuff-coat.com).

Está basado en una goma sintética aplicada en dos capas que repara el aspecto de los flotadores. Tuff Coat se puede conseguir en cinco colores: gris, blanco, rojo, negro, y naranja. El kit de aplicación parte de unos 100€ el cual es suficiente para una pequeña auxiliar de 2 a 3 metros de eslora.

 

 

Manchas de óxido y el ácido fosfórico

De nuevo vayamos a la solución directa y definitiva. El oxido se ataca con detergentes que tengan una buena dosis del corrosivo ácido fosfórico. Existen varios productos quita-óxidos en el mercado y la mayoría se presentan como un líquido de color rojo o anaranjado, cuyo principal principio activo es el ácido fosfórico. Logra maravillas al reaccionar con el óxido ferroso, ferrico y ferroso-férico “comiendose” los ronchones parduzcos a poco que frotemos con un poco de dedicación. No lo deje más de 10 minutos y aclare abundantemente  con agua dulce, todo ello con guantes de goma y protegidos de las salpicaduras.

En cuanto a los inox y sus pequeñas manchas de óxido, lo suyo es utilizar un limpiador del tipo “Piedra Verde” que consigue muy buenos resultados sin demasiado esfuerzo.

 

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