hace justicia al buen estado y cuidado de nuestra
embarcación.
La solución a este
envejecimiento del color parece no tener remedio, hasta que
recurrimos a la química. Pintarlos, lijarlos y frotarlos con “Scotch-Britte”
no es la solución, y sólo puede empeorar el problema.
Son bastantes las
piezas y acastillajes de cubierta que están sometidas a este efecto
devastador de la radiación UVA, y lo que parece más increíble, es
que justamente el sol junto con una pasta de “Peroxido de Hidrógeno”
la que ofrece la mejor solución blanqueadora. Ya decían los abuelos
que “mancha de mora con mora verde se quita”.
El
poder del agua oxigenada
Si vas a la
peluquería, comprobarás como el agua oxigenada (o Peróxido de
Hidrógeno H2O2), se utiliza para decolorar y cambiar el color del
pelo cuyos pigmentos son realmente fuertes. Se trata de agua
oxigenada presentada en forma de gel, lo cual permite que la podamos
untar con un pincel sobre la superficie a blanquear de forma que
quede “pegada” y en contacto con la pieza a tratar. El resultado es
simplemente espectacular e increíble. Y no solo con las piezas de la
cubierta.
Teníamos en el barco
unas tazas de desayuno que a fuerza de contener café por la mañana y
gazpacho por la tarde, habían cogido unas tonalidades interiores
impresentables para los invitados a bordo. Por el resto perfectas, a
pesar de ser imposible de limpiar, por mucho que frotásemos o se
limpiaran de forma concienzuda.
Proteger las manos
No es terrible, pero
si muy decolorante, y por ello está bien ponerse unos guantes a no
ser que queramos comprobar cómo las yemas de los dedos se te quedan
también blanquecinas.
No quema como si
estuviésemos manipulando salfumán (ácido clorhídrico), pero decolora
mucho, y por ello creo que merece la pena ponerse un par de guantes.
Los botes de gel de
agua oxigenada se pueden comprar por unos pocos euros en tiendas
especializadas, en peluquería o en droguerías especializadas. Lo
suyo es pedirla con una alta concentración de agua oxigenada del 40%
o superior.
El
procedimiento de blanqueo
Gel, pincel y un
film de plástico como los que se utilizan en la cocina para proteger
las ensaladeras en la nevera. Ésto es todo lo que necesitamos,
además de la acción blanqueadora de la radiación UVA.
Así es. El UVA que
deterioró nuestros plásticos será,junto con el gel de Agua
Oxigenada, el agente terriblemente blanqueador. Tras quitar el polvo
a la antena de GPS con un paño mojado en detergente, la “pintamos”
con el gel dejando una capa generosa de un par de milímetros, tras
lo cual envolvemos la pieza con la lámina de plástico para que el
gel permanezca en su sitio y no se evapore y seque con el calor del
sol.
Ahora debemos poner
la pieza a pleno sol durante una o dos horas y si es necesario
cambiar su orientación cada 15 o 20 minutos para que toda ella
reciba la radiación solar.
Ya basta. El
resultado es increíble. Retiramos la película y enjuagamos con agua
dulce para retirar el gel de agua oxigenada que ya habrá perdido una
parte importe de su poder oxigenante, pero dejando el plástico como
nuevo.
Cuando aplico el gel
en una pieza que tiene una pegatina de la marca o una serigrafía
dibujada, podemos enmascarar esa zona con cinta aislante recortada
con la forma adecuada, o evitar dar gel concretamente a la zona en
la que no deseamos perder los colores.
El
barco como nuevo
En la vajilla no
eran solo las tazas las que habían acabado con un aspecto poco
apetitoso. También se habían “coloreado” algunas ensaladeras y otros
elementos, que tras una aplicación de un par de horas en el gel
quedaron absolutamente como nuevos.
Lo mismo hemos
conseguido con la antena GPS cuyo plástico había tomado un color
amarillento poco agradecido. El radomo ya era otro cantar porque no
es lo mismo hacer este procedimiento en la bañera, que subirse
colgado de una guindola a 10 metros de altura. Pero aquí dejamos
unas fotos de cómo queda un domo de radar en plástico, tras aplicar
el procedimiento mágico.
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