Trabajar con autifouling
autopulimentable
En trabajo que
sirve de ejemplo es el de un precioso Oceanis 40 con casco elegante
de color azul marino. El cliente tenía un antiguo antifouling
autopulimentable de marca desconocida y se desea volver a pintar con
otro antifouling de parecidas características.
Es muy
importante dar el espesor necesario para que el trabajo dure la
temporada completa. La limpieza con la lanza de agua a presión es
básica y debemos limpiarlo a ser posible nada más sacar el barco del
agua pues si lo dejamos secar, las incrustaciones serán mucho más
difíciles de eliminar cuando estén secas. Se aconseja dar dos manos
de 80 micras de espesor cada una para un perfecto uso de una
temporada de 12 meses.
La limpieza a presión
Es necesario
disponer de una lanza de fuerte presión y caudal. Los aparatos que
encontramos en las grandes superficies podrían hacer la tarea, pero
con uno de mayor potencia y profesional, el trabajo se acelera de
forma considerable.
Antes de
entrar en faena, no nos cansaremos de repetirlo....
Es fundamental la protección de todo el cuerpo. El antifouling es
venenoso pues tiene productos biocidas que evitan la proliferación
de las algas, animales y otras formas de vida en el casco, y
nosotros somos una forma “diferente de vida” y susceptible de
envenenamiento al fin y al cabo.
Pasada la
lanza de presión, revisamos el casco y nos ayudamos con unas
rasquetas para eliminar el caracolillo que no
se haya ido con el chorro de agua. El trabajo se efectúa con la
lanza en la mano y la rasqueta en la otra repasando todo el casco.
Una vez
eliminadas todas las impurezas se deja secar el casco al menos 24
horas. Mientras marcamos con una cinta especial que no deja residuo
al ser eliminada, la marca de la línea de flotación.
Con la obra
viva totalmente seca, preparamos el antifouling vertiendo el
contenido del bote en una cubeta especial y procedemos con rodillo a
aplicar la primera mano. Dejamos secar varias horas. Durante ese
tiempo procedemos a limpiar la hélice del barco.
Limpieza de las hélice
Trabajamos con
una pequeña rasqueta que esté bien afilada pues en la hélice los
caracolillos se agarran con mucha fuerza. Tapamos los ánodos de la
hélice y aplicamos una solución de ácido clorhídrico concentrado que
elimina y hace desaparecer cualquier resto vegetal y calcáreo de la
hélice. Inmediatamente procedemos a enjuagar todo lo que ha estado
en contacto con el ácido clorhídrico.
Huelga decir
que debemos proceder muy bien protegidos con el “Salfuman” pues es
terriblemente corrosivo y si llegara a saltarnos a la piel nos
dejaría con seguridad quemaduras muy feas. En los ojos… ¡ni le
cuento!
El siguiente
paso consiste en pasar una hoja de papel de lija fino o una esponja
de lija de grano 200 ó 300 para dejar el
bronce de la hélice totalmente limpio y pulido.
Entonces
pintaremos con una imprimación para hélices “Primer Vc-prop-0-drev”,
con una primera mano de pintura seguido de una segunda mano pasado
un par de horas. Debemos acordarnos de pintar también el eje de la
hélice.
Cuando la
imprimación esté seca al tacto, daremos 3 capas de pintura “Trilux
33” para dejar un acabado perfecto y así conseguir un
buen rendimiento del motor. Aunque la hélice tiene poca superficie en
comparación con un casco, esta gira durante la propulsión a muchas
revoluciones y por tanto el “contacto” efectivo con el agua será el
producto de la superficie de las palas por el número de
revoluciones.
El ejemplo es
clarísimo. Hace unos años tomamos un barco para llevarlo a limpiar
después de un largo invierno que había depositado todo tipo de
pequeños caracolillos e incrustaciones en las palas de la hélice. Inmediatamente al
meter marcha atrás para salir del amarre se nota una extraña
vibración. Al meter potencia para atrás, el barco parece no querer
responder hasta el punto de hacernos pensar que existe un serio
problema con el eje o el motor.
¿La solución?
Fondear en la bahía a pocos metros de la bocana y tirarse al agua a
bucear, armados con una espátula para limpiar lo “gordo” y poder
acercarnos al lugar concertado para realizar la varada y la
limpieza.
Antifouling
en un Catamarán
Como no
podría ser de otra manera, la realización es muy parecida al de un
monocasco, y sólo cambia el rendimiento
de trabajo por metro de eslora pues los dos patines llevan
lógicamente más trabajo que un Sloop.
Sin
embargo la varada sí que es bien distinta dada las dimensiones
de estos veleros. Prácticamente no existe Travel-Lift que dé
la anchura suficiente para aceptar la enorme manga de estos
barcos a partir de los 40 pies de eslora. Por ello es necesario utilizar una grúa autocargante
de 80 toneladas contratada para la ocasión y con un soporte
que separe las eslingas para no cargar en compresión los
patines de la embarcación.
Como
siempre empezaremos con un limpieza con lanza a 100 bares de
presión y rasqueta para eliminar las incrustaciones más
resistentes. Dejaremos secar el casco completamente antes de
proceder a la siguiente etapa del proceso.
Como el
cliente no sabe el tipo de antifouling que llevaba el barco y
ante los posibles peligros de incompatibilidad de la
superficie anterior con la nueva pintura, decidimos aplicar un
pulido a toda la obra viva para eliminar los restos de
founling viejo y conseguir una superficie perfecta para la
nueva pintura.
Para
ello aplicamos una lijada con orbital y grano 180 que levanta
los restos antiguos y permite conseguir un excelente nuevo
anclaje. Debemos dar una primera capa de imprimación que sella
posibles poros y hace de base perfecta para el nuevo
antifouling.
Una vez
seco al tacto, aplicamos la primera capa de antifouling
autopulimentable y tras dos horas de secado aplicamos la
segunda capa. Un rato después a podemos aplicar la capa de
refuerzo de apéndices y línea de flotación.
En este
ejemplo de un Bahía46 de 9,5 Tn. Con una eslora de 14 metros y
una manga de 7,5 metros, se ha pulimentado y corregido algunos
defectos y pequeños golpes para dejar el barco como nuevo y
listo para navegar una nueva temporada.
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Continuar con la obra viva
Ya han pasado
varias horas y podemos dar la segunda mano de antifouling al casco.
La dejamos secar unas horas y aplicamos una mano de “refuerzo” en la
línea de flotación que es donde se tienden a fijar más los mejillones
y algas indeseadas. También aplicamos una tercera mano en el timón y
en la orza. Así el casco queda cubierto de antifouling y listo para
toda la nueva temporada.
Nos queda
aplicar pintura a las tacadas cuando el travelift deje el barco
suspendido en el aire. Son 4 pequeñas superficies que podremos
pintar y finalizar en el tiempo que la grúa deja el barco en el
aire. Mientras seca la primera mano de las tacadas podemos
desempapelar las protecciones que pudiéramos haber montado para
un pulido o algún pequeño arreglo adicional.
La leyenda urbana
Algunos hemos
oído en muchas ocasiones que el antifouling debe ser aplicado sólo
con unas pocas horas antes de volver a botar el barco al agua, con
la falsa idea de que en caso contrario el producto seca y cristaliza
demasiado, perdiendo sus propiedades de autopulimentado.
Es falso. Tras
hablar con varias casas y profesionales, hemos desmentido esta
leyenda urbana. El antifouling puede aplicarse con toda tranquilidad
tras la limpieza del casco y dejarlo aplicado en varadero o marina
seca, esperando meses antes de echar el barco de nuevo al agua.
Sólo
en contacto con el agua la pintura autopulimentable empieza a
reaccionar y a proteger la obra viva, sin deterioro de esta en caso
de no echarse al agua tras su aplicación.
Para mas información:
NovaBoats
Tf:
607 99
9090
email
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