Naturalmente esto no es aplicable a un casco de madera con
forros calafateados, en el que es admisible un pequeño flujo de
agua
al interior a
través de las maderas de los forros o del prensaestopas, o a barcos
con fogonadura y palos pasantes por los que es muy difícil
impedir que el agua penetre a través del interior del palo….
Nos
referimos a los barcos de fibra modernos, veleros o motoras de recreo cuyos
cascos son rigurosamente impermeables y por tanto, en los que
cualquier indicio de líquidos en la sentina indica que hay algo que
no va bien en alguno de los sistemas.
Vaya por
delante que por principio, el pozo de la sentina debe ser el
punto más bajo del casco al que fluyan de forma natural por
gravedad cualquier líquido vertido en cualquier parte del
barco. ¡Y esto es ya mucho decir! Hay barcos de marcas muy
conocidas cuyos compartimientos no están conectados entre sí,
creando bolsas de líquidos que no quedan conectadas con la
sentina y por tanto acumulan líquidos complicando su
evacuación. Barcos de serie en los que los espacios más bajos
reciben parques de baterías para bajar el centro de gravedad,
pero sin tener presente que cualquier inundación de la sentina
de forma inmisericorde pone en jaque al circuito eléctrico que
con el agua de mar en la sentina provocará la aniquilación del
sistema eléctrico, mientras se forma por electrolisis un venenoso gas de
cloro.
Las sentinas de un
Beneteau Oceanis: Interconectadas bajo el contramolde y con caídas
hacia el pozo de sentina. Un diseño perfecto fruto de la dilatada
experiencia del conocido astillero.
Cuando
compremos un barco nuevo o de ocasión, además de mirar la
distribución de la cocina o fijarnos en la comodidad del salón, es
más que aconsejable fijar la atención en donde están ubicados los
depósitos de combustible, depósitos de aguas, comprobar la
estanqueidad de los cofres, mirar si todos los huecos bajo el plan
están bien conectados y canalizados hacia una sentina central,
conocer la disposición de los parques de baterías, y cien detalles
que demasiados aficionados pasa descuidadamente por alto.
Si el diseño
de contramolde y sentina son correctos, cualquier líquido irá a
parar al pozo de la sentina, con excepción del foso bajo las
bancadas del motor que en ocasiones está independizado de la
canalización de huecos del resto del barco, a mi entender con mucha
lógica y sentido común. De este modo si se produce una pérdida de
aceite en el motor o un vertido al cambiar el aceite o rellenar los
niveles de anticongelante, estos líquidos contaminantes quedarán atrapados sin contaminar el resto de las
sentinas del barco.
Probar el agua de
la sentina
No se trata de
meterse un lingotazo al agua de la sentina, normalmente sucia y
desagradable, sino probarla con la punta de la lengua para saber si
es o no salada. No se la trague y enjuáguese la boca si fuera
necesario, pero esta prueba es muy relevante. Si es dulce podremos
sentirnos inmediatamente reconfortados ya que el agua no proviene
del mar y el problema, sea el que sea, no acabará por inundarnos y
llevar el barco a pique.
Un pozo seco. Así
debe estar la sentina salvo rara ocasión.
Agua de mar
Si el agua de
la sentina es
salada debemos fijarnos en los pasacascos y mangueras de tubos de
refrigeración del motor, del aire acondicionado o en las tuberías de
una posible desaladora. También nos fijaremos en los sensores del
sonar o el de la corredera. En cualquier caso una fisura del casco
es muy difícil en los cascos de fibra y el agua salada suele
provenir también de un prensaestopas en el eje de la hélice o del
tintero del eje del timón. Tenga a mano un papel secante de cocina y
vaya probando y secando los diferentes puntos que pudieran ser
causantes del problema, para intentar localizar el punto de
infiltración.
Lo que hayamos
hecho o cómo hayamos navegado antes de encontrar agua en la sentina
también no ayudará a determinar la causa. En algunos barcos el
sellado de las ventanas del salón es deficiente y tras una
navegación con fuerte oleaje y grandes escoras, puede que haya
entrado agua de mar desde distintas ventanas, tambuchos, aireadores,
o filtraciones de la cubierta que acaben en el fondo de la sentina.
En estos casos la traza dejada por el agua nos ayuda en ocasiones a
identificar la causa del problema.
Los pasacascos del
sensor de la corredera y de la sonda. Es raro que puedan ser la
causa de la filtración.
Agua dulce
Debemos saber
si el problema proviene del agua de lluvia que pudiera filtrarse por
la cubierta o a través de alguna junta o tambucho, algún tornillo
mal sellado de los muchos que atraviesan y fijan los elementos de la
cubierta, como son winches, marcos de tambuchos, frenos de drizas o
escotas y otros elementos de la jarcia móvil o equipamiento para las
maniobras. Este tipo de filtraciones y fallos a veces son molestos y
de complicada localización debido al contramolde de la cubierta que
puede canalizar el agua a varios metros de distancia del punto donde
realmente se produce la filtración.
Afortunadamente el agua en la mayoría de los casos da la cara en un
entorno cercado a donde realmente se produce dicha filtración por lo
que una vez localizada tendremos fácil la solución mediante sellado
con poliuretano. No utilice silicona con poca adherencia y siempre
piense en la utilización de un sellador de poliuretano sea de la
marca que sea (3M, Sika, Ceys,…)
También
debemos descartar que el agua dulce no sea de condensación. Durante
los fríos días de invierno en ambientes cargados de humedad y en
presencia de superficies frías, el agua condesada puede escurrir
hacia la sentina. Para salir de dudas es importante llevar la sentina
siempre seca, de tal modo que si detectamos agua en ella podamos
deducir que esta acaba de aparecer en unas condiciones de posible
condensación, o tras unos días de lluvia interrumpida.
La causa está en
el interior
Son muchos los
sistemas que pueden fallar y perder agua dulce que acabe finalmente
en la sentina. El interior de una nevera cuyo desagüe vierta
indebidamente a la sentina, una junta de cualquier tubería del
circuito presurizado de agua sanitaria, un termo de agua caliente
mal sellado, un desagüe de cocina con un sifón que gotea,….
En ocasiones
la localización de este tipo de averías es difícil, ya que puede
producirse una pérdida de agua dulce a la que se suma un poco de
agua filtrada desde el prensaestopas dando como resultado un agua
salobre de difícil identificación… Los problema de localización
podrían complicarse. El goteo de una tubería puede ser tan pequeño
que la filtración sea solo detectable al acumularse durante muchas
horas o algunos días para ser detectada en la sentina.
Tenga por
costumbre tener apagado el circuito presurizado de agua sanitaria en
el barco. Es buena práctica apagar la bomba de presión (grupo
presión) antes de acostarse o cuando nadie lo vaya a utilizar, de
modo que si ocurriera una rotura de un racord o grifo, no se vacíen
los tanques de agua dulce. En realidad apagar el circuito de
presurización constituye una de las pruebas más importantes.
En algunas
ocasiones la ducha de cubierta que utilizamos para aclararnos tras
el baño en el mar, puede tener una pérdida que no es fácil de
controlar pues está en una zona “mojada” del barco. A veces la ducha
se encuentra escondida en su compartimiento protector, y una pérdida
de agua puede producir el goteo al interior en la zona de los cofres
de popa y de allí acabar en la sentina. Si apagamos la presión,
eliminaremos la posible pérdida.
Un circuito
debidamente presurizado y sin pérdidas aguanta la presión de forma
prácticamente indefinida. Esto significa que si cada rato, una vez
por hora, dos veces por hora, o cada 7 horas, escucha el grupo de
presión que se pone en marcha durante unos segundos para presurizar
de nuevo el circuito, significa que la pérdida se encuentra en
alguna parte del circuito de agua sanitaria caliente o fría. Hay
muchas tuberías de agua sanitaria dentro de un barco, ya sea en la
cocina, en los cuartos de baño a los que llegan tuberías a veces con
uniones o codos que pueden perder. En cualquier caso, si de vez en
cuando y con un período bastante regular se dispara el grupo de
presión, ya se encuentra cerca de localizar el problema.
A la derecha de la
imagen se encuentra la bomba de sentina y bajo ella el filtro.
Comprobar las
bombas de sentina
En el barco en
el que solemos navegar, la sentina está siempre completamente seca,
sea verano o invierno, llueva o haga sol, y por ello
la comprobación regular un par de veces al año de las bombas de
sentina consiste únicamente en accionar su interruptor para
comprobar que hacen su ruido característico y por tanto deben
funcionar correctamente. ¡Craso error!
Hace pocos
meses y como consecuencia de una perdida de agua dulce, aprovechamos
para probar la bomba de sentina que nunca había tenido que trabajar.
Para nuestra sorpresa, aunque el motor de la bomba de sentina giraba no se producía la más
mínima absorción en la sentina. Probamos con la bomba manual y esta
vez sí sacó el agua sin problemas.
El primer
sospechoso es el filtro conectado en serie tras la toma de
absorción, pensado para filtrar pelos y demás desperdicios del agua
de sentina, protegiendo las válvulas interiores de la bomba. Su
cubierta transparente aparenta estar limpia a pesar de lo cual la
desenroscamos para pasar por agua la malla del filtro. Esta acción a
veces resulta bastante complicada pues aunque no se haya apretado
excesivamente la tapa, es difícil desenroscarla, hasta el punto de
haberme obligado a fabricarme un pequeño utillaje que me ayuda en
tal acción.
Como el
sistema sigue sin aspirar y el motor gira perfectamente, desmontamos
la bomba para comprobar que las válvulas de diafragma están en buen
estado. ¡Lo montamos todo y sigue sin aspirar! Desmontamos ahora la
tubería y de entrada del filtro y al taponar con el dedo notamos
como la bomba hace vacío, indicando su buen funcionamiento. El fallo
debe provenir de la manguera que proviene del pozo de la sentina o
del pre-filtro de bronce que actúa como terminal de absorción en la
propia sentina. Lo retiramos y esta vez comprobamos como la Jabsco
chupa agua perfectamente expulsando un generoso chorro de agua fuera
del barco.
El problema se
encontraba en el terminal de absorción en aparente buen estado y
que actúa como prefiltro además de como válvula de retención. NO es
buena idea este tipo de válvula pues si bien evita que el último
cuarto de litro descienda de nuevo a la sentina una vez apagada la
bomba eléctrica, produce una freno en el flujo expulsado, reduciendo
el rendimiento de la bomba y lo que es más importante…, es
susceptible de bloquearse con el polvo y la suciedad para quedar
totalmente obstruido lo cual es del todo inaceptable en la
aspiración de una sentina.
A la izquierda la
pieza en mal estado sustituida por un simple filtro en inox.
El baño de la
pieza en una cubeta con agua fuerte (ácido clorhídrico) hace
maravillas en solo 4 minutos y tras el aclarado queda en perfecto
estado de funcionamiento, pero preferimos descartarla y montar un
prefiltro en inox y sin válvula de retención que nos de
problemas en el futuro.
Perseguir al
culpable
Ya con la
bomba de sentina de nuevo en funcionamiento, seguimos en el intento
de localizar la perdida que ha convertido nuestra sentina en un
lugar mojado.
Sabemos por la
periodicidad de la puesta en marcha del circuito de presurización
que la pérdida procede del circuito de agua sanitaria, y por ello
abrimos los armarios de los baños y de la cocina para inspeccionar
codos, tubos y racords, pero todo parece en buen estado.
El termo en donde se
detecta una ligera pérdida de agua.
Seguimos los
tubos y muchos de ellos conducen hasta el sistema de presurización,
situado cerca del termo de agua caliente y tras la inspección visual
detectamos que una de las bases del termo está mojada y gotea hasta
formar un ligero hilo de agua. Hemos detectado la avería y tras la
sustitución o reparación del termo, el asunto queda concluido, no
sin antes estudiar la posible reparación del termo con el
consecuente ahorro de unos 1.000€.
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