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Mares de Castilla, zozobra en aguas interiores

¡Qué desastre! Gracias a los responsables de la Confederación Hidrográfica del Tajo, nos acercamos al fin de la navegación en las aguas de interior. Así es, por culpa nuevamente del desaforado afán recaudador del ejecutivo. Pasen y vean:

Un aficionado que pagaba 50 € de tasas, ahora le toca pagar 2.250 €. Una empresa náutica ubicada en un pantano que pagaba 250 € necesita ahora 4.250€. Un club náutico antes 1.000 € ahora 25.000€… ¡Que sobrada!

En el fondo subyace un problema cultural. El mismo por el que los ayuntamientos no fomentan el desarrollo del deporte náutico. El mismo problema por el que la náutica en España no consigue alcanzar los niveles que le corresponde. El ejecutivo sigue pensando que navegar es cosa de ricos.

¿Pero es que no se dan cuenta del enorme perjuicio? ¿No ven que atacan  directamente a los aficionados y a las empresas que viven de este sector? ¿No entienden que se van a “cepillar” el turismo náutico en estas importantes zonas y localidades?

Navegantes, Clubs Náuticos, Empresas del Sector, vendedores, mecánicos, empresas de servicios, escuelas náuticas, gestorías, hoteles, hostales, camping, casas rurales, empresas de buceo y multiaventura, ….y muchos otros afectados están tan escandalizados como sorprendidos.

 

El abuso

 

¿Se imaginan a un padre de familia con tres hijos pequeños que un domingo cualquiera decide acercase al pantano de Entrepeñas a que sus niños practiquen unas horas de vela con sus 3 Optimist?

Ójala hubiera muchos padres así… Que en vez de llevar a sus niños a comer al Burger y luego regresar a casa a ver la televisión, decidieran inculcar a sus hijos la afición al deporte, el amor por la vela…

Pues llegó la Guardia Civil y por no tener “licencia” para poner tres Optimist, si digo bien OPTIMIST, a flote con tres niños aprendiendo a hacer vela, le “cascaron” trescientos euros de multa por cada uno!!!  Total 900 € la broma del fin de semana… Viva el apoyo al deporte. ¿Se lo imaginan? Que vergüenza… El hecho ocurrió hace pocos meses en el pantano de Entrepeñas.

  

La situación arranca en septiembre del 2007, cuando se publica en el BOE, una resolución de la Confederación Hidrográfica del Tajo, en donde se modifican las Tasas aplicando una subida aproximada del 2000 %, aplicable a los permisos de navegación, pantalanes, boyas, industrias marítimas a flote (escuelas de sky náutico, catamarán de uso público colectivo…etc).

 

 

 

Una subida desproporcionada. Una tasa no es un impuesto. Una tasa se aplica como precio a la prestación de unos servicios, que en el caso de la Confederación son sencillamente inexistentes. No señaliza los peligros, rocas que velan, árboles,…etc, no limpia el vaso del embalse ni las orillas, no acondiciona los viales de acceso, en una palabra no hace nada ni tiene coste alguno, excepto lo que cueste el convenio de vigilancia con SEPRONA, que tampoco colabora con las labores de salvamento y solo tiene presencia en los embalses para solicitar la documentación de embarcaciones y patrones, denunciando a todo el que puede.

 

 

 

 

 

 

Y es que se han modificado además los criterios de imposición. Antes se pagaba por el valor de mercado de la embarcación, concepto que ahora desaparece, y se calcula la tasa por metros de eslora y motor, prescindiendo de su antigüedad, lo cual hace que muchas embarcaciones van a pagar más de su valor de mercado... Entre las tasas, los pantalanes, y los servicios de amarre y fondeo, una embarcación de 6 m. de eslora, puede llegar a pagar esta temporada unos 3000 euros! En la costa Española, por tasas similares se paga del orden de céntimos de Euros/diario. Pero no estamos hablando de la costa, ni de Palma de Mallorca, ni de megayates, ni de acaudalados ricachones. Estamos refiriéndonos a embarcaciones de hasta 7 m. de eslora máxima, cuyos propietarios tiene además unas posibilidades económicas adaptadas a la embarcación que poseen y hasta ahora disfrutaban.

 

 

Todos afectados

Según el presidente de los Municipios Ribereños, los pueblos del entorno de Entrepeñas y Buendía, ven como cada año, van cerrándose negocios de todo tipo, pequeñas tiendas de alimentación, restaurantes, hostales y otros establecimientos, pero tras las pasadas fiestas de Semana Santa se ha incrementado el descontento ante los perjuicios económicos ocasionados en la zona y que han sido originados por la ausencia de turistas, motivada por la imposibilidad de utilizar las embarcaciones deportivas en los embalses de los Mares de Castilla.

 

Es importante significar que ante este panorama desolador, muchos propietarios de embarcaciones, pantalanes y puntos de amarre, han puesto en venta sus propiedades náuticas, constatando un importante número de vecinos que tras estas ventas y no teniendo el aliciente de este tipo de deporte, afición por el cual se afincaron en la zona, pondrán igualmente en venta sus viviendas. 

Esta imposibilidad de practicar actividades náuticas, ha originado una emigración de turistas hacía las zonas costeras, en donde resulta más barato navegar, incluso alquilando una embarcación para el fin de semana. Así pues, cunde el descontento Por otra parte es importante reseñar que, según manifiestan personas con sus viviendas próximas a la lámina de agua, vienen observando desde hace tiempo como actúan impunemente ciertos sujetos de diferentes nacionalidades, mientras que el control y vigilancia se ejerce únicamente y con mayor presión sobre la población endógena.

 

Un panorama absolutamente desolador, un nuevo descalabro económico planea este verano sobre la zona de Entrepeñas, Buendía y Bolarque, lo que unido al bajo nivel de las aguas, hace pensar en una nueva migración de trabajadores alcarreños a otras zonas, en donde no sean sistemáticamente atacados y no se les niegue el derecho a una vida digna a través del trabajo. 

El número de embarcaciones vendidas en el último salón náutico con destino a los embalses de la zona de Madrid ha disminuido de forma muy significativa, así como el número de visitantes, debido sin duda alguna a las dificultades para practicar los deportes náuticos.

¿Tendremos que navegar en precario a riesgo de ser denunciados por la Guardia Civil? ¿Habrá que llamar al “orden” a los propios responsables del orden? ¿Cómo es posible que se dé esta situación en una España, en teoría “moderna”?

Esta es la lamentable situación de unos navegantes indefensos ante una situación absolutamente irregular, abusiva, fuera de derecho, deshonesta y desde todos los ángulos equivocada.

 

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