Por ello la respuesta tiene dos vertientes; la que hace
referencia a la estructura geométrica de la vela y la que hace
referencia al estado del material y sus costuras.
Aunque el material este bien, puede ocurrir que la forma y el
alunamiento estén tan
alterados que ésta no pueda ajustarse para pintar como un buen perfil
de ala y por tanto no consigamos ceñir correctamente de ninguna
manera.
En
lo que respecta a conservar su forma triangular, el tejido aguanta
muy bien el paso de los años y podemos encontrar velas con más de 15
años que aún conservan el alunamiento correcto. Pero con la tensión al trabajar y
la degradación del material debido especialmente a la radiación UVA
solar, el poliéster, que es de lo que está hecho el Dacron del
tejido de
nuestras velas, se va debilitando y haciéndose más débil.
Cuando el Dacron se desgarra debemos ver si se ha producido como
consecuencia de un enganchón con algo puntiagudo, o porque el tejido
está muy deteriorado y a la mínima se desgarra. En el primer caso,
el parche adhesivo mientras reparamos la rotura con costura es la
solución perfecta. Pero si el tejido está quemado, el arreglo no
valdrá para nada y al poco tiempo aparecerá otro desgarrón en
cualquier otra parte de la vela. Si metemos el dedo en el desgarro y
haciendo poca fuerza podemos desgarrarlo aún más, está claro; el Dacrón está quemado en esta zona y hay que cambiar el paño o toda la
vela.
Pero quizás el problema de sus velas provenga de las costuras. Estas
tienden a degradarse con mayor rapidez que el propio tejido de
Dacron. En este caso el problema es menos importante y la reparación
tiene buen pronóstico pues bastará recoser las costuras para conseguir extender
la vida de la vela unos buenos años más.
El enemigo; El sol
Cuanto menos sol mejor. La estructura molecular del poliéster es
como si tuviera un "contador" de horas y la degradación por el
ultravioleta solar es proporcional al tiempo de exposición.
No
le quepa la menor duda. Aunque existen otros factores como son la
fuerza del viento que tienen que sufrir y la manera en que están
sometidas a esfuerzos o gualdrapeos (lo cual es muy malo), lo peor
es con diferencia la acumulación de UV en el tejido.
Por
ello debemos hablar de horas de uso (al sol), y por término medio un
buen Dacrón habrá perdido sus cualidades tras unas 3.000 ó 4.000
horas, lo cual es mucho tiempo...
Si
navegamos 200 horas al año… pues eche números… ¡más de una década!
Pero si nos cruzamos el Atlántico y navegamos por el Caribe sin
parar, estos 15 años de uso exclusivamente veraniego pueden
convertirse en un solo par de temporadas de vida útil…
A
igualdad de condiciones restantes, debemos aceptar que navegar en el
Mediterráneo en verano castiga muchísimo más las velas que hacerlo
en el mar báltico en primavera; Cuestión de sol.
La forma de la vela
Aunque el tejido se mantenga en buen estado y las costuras hayan
sido reparadas, la forma de la vela puede haber cedido hasta tal
punto que sea imposible su trimado y ajuste para conseguir que el
barco vaya bien, especialmente con vientos del 1º y 4º cuadrante.
La
tensión y fuerza del viento en el tejido van deformando poco a poco
los hilos de poliéster con los que está tejido el Dacron. El proceso
es imparable y proporcional al número de horas y la manera en que
hagamos uso de ella. A más tensión más deformación irrecuperable.
Por esta razón existen tejidos reforzados con hilos de Kevlar y
otros materiales que "sujetan" el Dacron para que la deformación de
este sea menor.
Para ver como pinta la vela y cómo está de deformada no queda más
remedio que probarla y salir a navegar. En el taller es muy difícil
juzgar el aspecto de esta y su deformación. Cuanto más deformada y
embolsada esté la vela, más difícil será ajustarla para conseguir
que "pinte bien", o lo que es lo mismo, conseguir formar un perfil
de ala de avión que genere un buen rendimiento.
La pérdida de rendimiento
Lo
malo de deformar la vela no es la pérdida de rendimiento y
velocidad, que en principio nos puede dar igual si no somos
aficionados a las regatas. Pero el asunto es más grave, ya que el
barco perderá mucha capacidad de ceñida, y tenderá a escorar en vez
de avanzar, cuanto más deformada esté la forma de la vela.
Está claro que al descuartelar o con vientos portantes la forma es
mucho menos importante, pero la capacidad de avanzar y ganar
barlovento es lo que hace que nuestro barco sea eficaz, cómodo
y en algunos casos más seguro.
Las
pérdidas de rendimiento por deformación del tejido se producen
normalmente antes de que el tejido se degrade y deteriore por el sol
y la solución para que retome su forma suele ser complicada pues requiere hacer cortes en el
tejido y nuevas costuras que tiendan a eliminar la deformidad lo
cual es imperfecto y tendente a generar nuevas deformaciones. Por
término medio y si no ha abusado de ellas en temporales, las velas
conservarán su forma pasada la mitad de la vida del tejido, o si ha
sido muy conservador en su uso, hasta los dos tercios de la vida del
tejido. Por tanto hasta las primeras 2.000 horas de uso, podremos
contar con velas que conservan bien su eficacia.
Si
el tejido está aún en buen estado, a veces descoser los paños más
deformados para ser sustituidos por otros nuevos o analizar los
cortes necesarios que restauren la forma original puede ser la
solución adecuada para alargar con dignidad la vida de sus velas.
Como la perdida de rendimiento es paulatina, nos vamos acostumbrando
a ella. Por ello cuando finalmente nos decidamos a cambiar esa mayor
o ese génova viejo, nos sorprenderá comprobar
cómo el barco anda más y sobre todo navega con mucho en rendimiento,
especialmente cuando vayamos de ceñida.
Alargar la vida de las velas
Me
sorprende comprobar cómo por regla general, nadie recoge las velas
durante el invierno y las deja puestas en el barco. Y es que, aunque
las bandas solares hacen su trabajo nunca estarán ni de lejos tan
bien protegidas como cuando las guardamos en sus sacos, protegidas
de la intemperie, en sitio seco y sin temperaturas extremas.
Son
muchas las velas que llegan al taller de Fondear para reparar zonas que han
quedado desprotegidas, aun a pesar de contar con una banda de
protección solar (la cual también sufre mucho con el sol y no es
eterna).
Aunque la vela mayor sea enrollable en el mástil, a veces esta no
queda totalmente dentro del palo y el borde de baluma o la puntita
que asome, queda para el arrastre tras solo uno o dos años de
intemperie.
Si
no utiliza el velero durante el invierno, lo suyo es desmontar las
velas. Conseguirá alargar mucho la vida del Dacrón y sólo le
llevará unas pocas horas por temporada. Y cuando navegue
con ellas, recuerde tomar rizos y sacar la superficie de trapo
acorde con la fuerza de viento del momento. Ir pasado de trapo no da
más que disgustos, pues complica mucho la navegabilidad del velero,
y somete el tejido a esfuerzos y tensiones que irán directamente en
contra de su vida útil, deformando su perfil y por tanto del rendimiento.
Especialmente malo es dejar la vela de proa suelta al viento dando
latigazos y fuertes gualdrapeos. Esto es sencillamente mortal
para la vela, pues
el chasquido que soportan con fuerte viento libera una enorme
energía que es soportada por el tejido que sin duda se deformará
rápidamente e incluso se hará jirones si lo dejamos algo de tiempo
sin control.
8 trucos a
tener presentes
1.-
Utilizar la correcta tensión en la driza para cada fuerza de
viento. Debemos tensar
hasta que desaparezcan las arrugas horizontales de la vela. Más tensión deformará inútilmente el Dacrón. Cuando ceda la fuerza del viento, reduzca la tensión de
la driza.
2.-
Al menos una vez por temporada lave las velas con agua dulce.
Utilice un jabón neutro y suave.
3.-
Si no navega en invierno, dedique un par de horas a desmontar el
génova del enrollador y recoja la mayor para ponerlas a buen
recaudo mientras pasan los meses fríos.
4.-En veleros con enrollador de mayor, si no recoge la vela en
invierno, compruebe que no queda nada de vela asomando por el
carril vertical ya que al no estar protegido por tejido UVA se
quemará rápidamente con la radiación ultravioleta.
5.-
Proteja las zonas de la cubierta en la que las velas pueden
rozar y desgastarse, como son crucetas, candeleros o herrajes
puntiagudos. Preste especial atención en proteger los pasadores
de seguridad de bolnes de los herrajes que al ser afilados
podrían rasgar el tejido en un enganchón. Una vueltas con cinta
aislante puede ser la solución perfecta.
6.-
Al mínimo descosido o desgarrón, acuda a una velería o efectúe una
reparación usted mismo para que la avería no vaya a más. En este
caso el rollo de Dacrón adhesivo es un aliado perfecto para
solucionar el asunto mientras aplica una solución rigurosa.
7.- El enrollar el
génova, no lo deje demasiado suelto y para ello
basta con mantener un poco de tensión en la escota mientras gira
el enrollador.
8.-
No deje suelto ni un solo metro cuadrado de vela de proa. Para
ello al terminar de enrollar la vela, de alguna vuelta más para
que las escotas eviten un posible giro de la vela mientras no
estemos en el barco.
|
Artículos relacionados:
-
Reparar las velas en el mar. Soluciones de
emergencia
-
Arregla tus velas
-
Reparar las velas
-
Kit de costura;
reparación de velas
-
Mantenimiento de velas
-
Algunos consejos
ajustando velas
-
El recubrimiento de
las velas
-
Palo y jarcia en buen
estado
-
El palo; revisión completa