La navegación a vela aprovecha la
energía del viento para producir movimiento en el barco y por tanto
navegar. Su motor son las velas que están sujetas a la
embarcación mediante jarcias. La fuerza del viento sobre las velas se transmite al casco
a través de estas jarcias, y con ello la embarcación se mueve hacia delante.
Las Velas
Si la vela esta colocada de forma
atravesada a
la embarcación, y el viento sopla de popa, es evidente que la embarcación es
"empujada" directamente por el viento.
Si el viento incide en la vela en cualquier otra dirección
que no sea desde popa, la reacción de la vela es diferente. Si trata de navegar con un
viento que forme ángulo con el rumbo, y en este caso, podemos comparar la vela y el mástil, al
ala de avión movida a través del aire.
Debido a la forma que tienen las
alas, estas crean un vacío en la parte sotaventada y aumenta la presión en la
cara que da al viento, y por tanto se produce un empuje. La forma ideal de una
vela, es parecida a la del ala de un avión, y aunque es
imposible conseguir esta forma con tejido, ésta es la razón por la
que se tiende a emplear materiales cada vez más rígidos y menos
elásticos capaces de acercarse al perfil ideal.
El Casco
El casco debe ser mucho más largo que
ancho y tener una profundidad suficiente para poder “agarrarse” en el agua. Es muy
importante la forma que tiene el casco por debajo del agua, como también lo es la
forma por encima de la línea de flotación, ya que mucha altura puede afectar la
estabilidad y el buen navegar de la embarcación.
Debido al efecto del viento, un yate pequeño
a vela no puede tener una cabina tan alta como un yate a motor del mismo tamaño.
Idealmente, la forma de la embarcación en la línea
de flotación debería ser afilada por la popa y por la proa y el espejo de la
popa debería estar completamente por encima del agua. Si la popa es baja y el espejo
está debajo del agua, se producirán resistencias al avance, disminuyendo la velocidad de
la embarcación.
Para evitar que la embarcación se
desvíe del rumbo, al navegar con viento del través, es importante lograr una
resistencia a la deriva. En las embarcaciones pequeñas, el casco suele ser poco
profundo, y, por lo tanto, hay que poner una quilla.
Puede ser de aleta fija,
colocada en el centro del casco, o una orza móvil, pudiendo ser de
tipo sable,
que sube o baja por un compartimiento central, o abatible, que gire dentro y
fuera de un compartimiento.
Cuando el barco navega bien, el timón
tiene que formar un ángulo muy pequeño
con respecto al rumbo. Si al navegar hay que
abrir el timón a un costado, se produce resistencia al avance, e indica que las velas no
están equilibradas, el casco está mal lastrado o las velas no están bien orientadas.
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