Antiguamente sólo podía aprovecharse
la fuerza del viento sobre las velas si soplaba viento de popa. El
desarrollo de las velas cuadradas, junto con la aparición de aparejos mas
sofisticados, hizo posible que se orientasen las velas, de manera que se pudiese navegar con
viento que soplasen con cierto ángulo respecto al rumbo, aunque la forma de los cascos hacia que los
barcos tuviesen tendencia a abatir, en vez de moverse hacia delante.
Hasta el final del siglo XIX, los barcos tenían que esperar a que soplase el viento en la dirección
adecuada para poder hacerse a la mar, y además era casi imposible mantener el rumbo si el
viento no era favorable. En aquella época, la mayoría de cascos estaban construidos
para llevar la mayor cantidad posible de carga, y su forma no estaba pensada para
evitar la deriva cuando el viento soplaba por los costados del barco.
Forma de las Velas
La vela latina es un tipo de vela utilizada por los primeros
navegantes egipcios en el Nilo, y por los habitantes de la Polinesia en el Pacífico.
Era muy adecuada para el
viento de través predominante en sus travesías.
La vela cuadrada, colgada de una
verga que impulsaba al barco. Más tarde descubrieron que la vela funcionaba mejor si se aumentaba el
ángulo que formaba la verga con la vertical. Este tipo de vela recibió el nombre de vela
al tercio, y durante muchos años fue la vela principal del aparejo de las
embarcaciones pequeñas.
Con el pasar de los años, las transformaciones posteriores
que sufrieron las velas comenzaron a colocar las vergas, cada vez mas paralela al
mástil, hasta que quedó casi perpendicular a la cubierta del barco, llamándose
guaira. El paso siguiente fue que toda la vela quedase sujeta al mástil, sin verga, la
llamada vela bermudiana.
Se comprobó que al colocar una vela a
proa del mástil podía maniobrarse mejor el barco. El mismo efecto producía un
palo con una vela a popa del mástil. Es un hecho comprobado que es mejor dividir la
superficie vélica total en pocas velas. Además, cuanto más alta sea una vela, dentro
de ciertos limites, mejor puede navegar una embarcación contra el viento.
Investigación científicas realizadas
sobre aerodinámica de las velas demostraron que la tela flexible no es
el mejor material para conseguir la forma ideal de una vela. Pero no ha podido aún
encontrarse la manera de construir velas rígidas que puedan adaptarse a todas las
direcciones en las que sople el viento.
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