Si en la playa escuchamos "nos
vamos a hacer snorquel" no se sorprenderá al ver gente con
gafas de buceo y un tubo de un par de palmos mordido por la boca.
Pero el
‘schnorchel’ es una invención holandesa utilizada por
primera vez en los submarinos Alemanes de la 2º Guerra Mundial.
Los submarinos no
nucleares son propulsados por motores eléctricos mediante baterías,
pero estas se gastan rápidamente por lo que es necesario cargarlas
con un motor diesel. Cuando se mueven con baterías son muy
silenciosos y difícilmente detectables. En superficie los motores
respiran el aire sin ningún problema, pero cuando se sumergen, pueden
navegar a algunos metros de profundidad ‘respirando a través de un
tubo que lleva el aire a los motores. No es el periscopio. Se trata
del snorquel.
Este
tubo es justamente el Snorkel y está formado por una cabeza con
válvula que evita que el agua pueda caer dentro del submarino al
paso de las olas. Los gases del tubo de escape se mezclan
directamente en el agua y no hay que sacarlos a la superficie. El
submarino puede navegar a 10 metros de profundidad sobresaliendo en
la superficie solo dos tubos, uno para el periscopio y otro el
snorkel, que son casi imposibles de localizar cuando la mar está
movida.
Pero los radar los pueden detectar con cierta facilidad por lo que
estos dispositivos llevan
también instalada una antena receptora sintonizada en la frecuencia
de las microondas de los radar. De modo que en
cuanto notan la presencia de uno de ellos el capitán ordena el
hundimiento del snorkel para pasar totalmente desapercibidos.
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