Reparar una hélice dañada
Es sólo cuestión de tiempo y cuando menos lo
esperemos, algo tropezará con la hélice por muy cuidadosos que
seamos en nuestras navegaciones. Puede que originemos sólo un arañazo, o
con mala suerte una seria deformación de una o más palas. Cuando pregunte por
una reparación en la tienda es muy probable que le propongan
cambiarla por una nueva… ¿Pero es esto realmente necesario?
Ocurre con
frecuencia y saber si cambiarla o repararla
dependerá de si
encontramos un buen taller especializado en reparaciones de
hélices y a que precio lo hacen. Porque una hélice se puede
arreglar incluso cuando se encuentra en estados que dan pena,
pero… ¿a que precio?
Antes de
plantearnos que hacer con la hélice, debemos hacernos la pregunta
de si la hélice que teníamos instalada era o no la más adecuada
para nuestra embarcación. Es decir si con esa hélice alcanzábamos
el régimen de revoluciones en el que el par motor es máximo (ver artículo
¿Cómo determinar la mejor hélice?). Si no
fuera así, esta es una buena ocasión para no repararla y montar
una nueva más idónea a nuestro barco, y con la que conseguiremos
ahorros de combustible, mejores prestaciones y mayor empuje.
Si ya antes de
la avería hubiéramos notado que nuestra hélice producía
vibraciones en el barco, tendremos otra buena razón para pensar en
sustituirla por otra nueva. Las vibraciones en el eje de
transmisión son nefastas para la bocina, el conjunto de la
transmisión , el mismo motor y todo el barco. Es prioritario tener
una hélice perfectamente equilibrada y por ello un buen trabajo de
reparación de hélice tendrá muy en cuenta el perfecto equilibrado
de las palas.
La posible
reparación de una hélice dependerá del estado en la que se
encuentre y del material de que esté fabricada, pues con algunos
es más difícil la reparación que con otros.
Hélices de aluminio
Las hélices de
aluminio se pueden reparar, pero debemos evaluar cuanto material
se ha perdido en el choque contra un madero, una cadena de metal o
unas rocas.
Una pérdida de menos de un 10% en la superficie de una
pala o una fisura bien definida, así como picaduras debido a la cavitación
son perfectamente subsanables. Es fundamental solicitar el
presupuesto de reparación pues las hélices de aluminio son de las
más económicas y con lógica no estaremos dispuestos a invertir en
la reparación más que una fracción de lo que cuesta la hélice
nueva.
Si el arreglo
sale por más de la mitad de lo que cuesta nueva, es lógico que nos
vayamos a por una sin estrenar, ¡o nos vayamos a buscar un taller
menos carero!
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Reparación en aluminio
La hélice no
podría estar más machacada y a pesar de ello se puede
reparar. Para ello lo primero que haremos es soldar
fragmentos de chapa para aportar el material perdido y
mediante un soldador MIG o mejor aún un TIG en atmósfera de
gas inerte. A continuación viene el trabajo de corte del
material sobrante, debastado y pulido del metal. Para ello
lo mejor es utilizar una pequeña amoladora e ir con cuidado
primero eliminando el material restante mientras recortamos
la forma original. Luego pulimos la superficie de las palas.
Si la superficie reparada es grande, tendremos que verificar
el angulo de cada pala con un medidor angular. El ultimo
paso consiste en el equilibrado y pintado a pistola para
conseguir un resultado impecable.
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Reparación en aluminio II
En este ejemplo
la aportación de material perdido no es tan exagerada como
en el ejemplo anterior y por tanto es más fácil recuperar la
forma correcta de la hélice. Recuerde soldar en un ambiente
bien ventilado pues se quemará toda la pintura inicial de la
hélice lo cual producirá emanaciones toxicas de pintura
quemada.
1) Lo primero
que haremos es verificar y enderezar si fuera necesario, el
paso de cada pala para dejarlos idénticos. Este es el
momento de utilizar el mazo y enderezar las irregularidades.
Es fundamental utilizar alguna herramienta de medición para
ajustar todos los pasos de cada una de las palas.
2) Después le
toca el turno a la soldadura. Hemos aportado suficiente
material para poder recuperar la forma inicial de la hélice.
Naturalmente como es aluminio utilizaremos soldadura en
atmósfera de gas inerte Mig o Tig a corriente constante.
3) El trabajo de
la amoladora consiste en recuperar la forma redondeada de
cada pala, tras lo cual atornillamos la hélice al eje de
equilibrado. Iremos poco a poco pues el aluminio es muy
blando y la radial se lo come a toda velocidad.
4) Durante el
equilibrado es el momento de eliminar un poco de material en
alguna pala o si fuera necesario volver a soldar unos pocos
gramos de material en la zona diametralmente contraria.
5) Cuando la
hélice esté perfectamente equilibrada, pasaremos la pulidora
con hoja de lija más finas llegando hasta el grano 200.
6) Finalmente la
pintura conseguirá dejar la hélice como nueva!
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Hélices de bronce
Como ocurre con
otros tipos de hélices, es importante determinar el grosor de las
palas, pues estas se van desgastando y puede haber disminuido de
forma importante. Si el grosor es adecuado, la reparación puede ser
efectuada. Es un material que se deja trabajar muy bien. Si las
palas fueran demasiado finas su reparación puede ser sinónimo de
tirar el dinero. Una vez enderezadas las abolladuras, es necesario
el torneado y pulido para dejar la superficie perfectamente lisa,
lo cual hará que se pierda un poco de material en el proceso.
Recuerde que
una pérdida de
un 20% en el grosor de las palas conduce a perder la mitad de la
resistencia de la hélice frente a futuros impactos.
Hélices en Inox
Se pueden
arreglar como las de bronce aunque requieren más trabajo debido a
la dureza del material y por tanto presupuestos de reparación más
elevados. Como con las de bronce, debemos evaluar si tenemos
suficiente grosor en las palas y la gravedad de los daños.
Las
hélices en inox pueden estar fabricadas en dos aleaciones
diferentes. La que tiene un porcentaje de carbono más elevado es
mucho más dura pero más vulnerable a la oxidación. Se suelda muy
bien y se trabaja con cierta facilidad siempre y cuando la
abolladura y el doblado de la pala no sea terriblemente agudo. En
este caso al enderezarlo podríamos partir la pala. Este es el
material que encontraremos en hélices de famosos fabricantes como
son Mercury, Yamaha, Suzuki o afamados fabricantes de hélices como
Turbo-Stiletto –ahora propiedad de Yamaha-, o las conocidas Power
tech.
El segundo tipo
de aleación es mucho más inoxidable debido al alto porcentaje de
níquel que sustituye al carbono y por tanto se trata de un acero
bastante más blando hasta en un 50%. Es el tipo de inoxidable que
encontramos en el acastillaje típico de los barcos como son los
pasamanos, balcones y demás herrajes. Este tipo de aleación, más
rica en níquel y por tanto menos dura, tiene la ventaja de
permitir reparaciones más fáciles en palas dobladas y estropeadas
por impactos al tratarse de una aleación más dúctil.
Reparación en Inox
Las hélices de
acero no pierden material tan brutalmente como el aluminio,
pero a cambio se abollan y pierden su curvatura original.
Para repararlas haremos una recuperación del curvado
mediante dos mazos de bronce y bastante práctica. Para
comprobar el resultado de la recuperación de la curvatura
tendremos que utilizar un aparato de medida de medición de
ángulos. Una vez dados los mazazos finales podremos comenzar
con la pulidora hasta conseguir un brillo de espejo y
conseguir un resultado perfecto tal y como muestra la
imagen.
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