La
introducción de nuevos apéndices en el barco, aumenta sin duda
la resistencia del barco al ofrecer otras superficie mojadas,
pero los beneficios son significadamente mayores a las perdidas,
y por ello pueden mejorar significativamente
la marcha de cualquier barco de motor, incluso los de esloras
más pequeñas. En algunas condiciones de marcha la mejora alcanza
una 30% de ahorro en el combustible. ¿Cómo es posible?
Las resistencias
al avance
Si hay ahorro,
es que hay una disminución de la resistencia total. Y esto ocurre a
pesar de añadir nuevos apéndices y por tanto más elementos que
ofrecen resistencia. ¿Cómo puede ser?
La resistencia
al avance es la suma de las resistencia debido a la fricción del
agua sobre el casco del barco, la resistencia debido a la forma del
casco, la resistencia debido a la rugosidad del casco, la
resistencia debida a la ola formada, la resistencia aerodinámica de
la obra muerta y las resistencias debidas a los diferentes apéndices
del barco como por ejemplo el timón o los flaps.
En un gran petrolero o barco mercante, la resistencia más importante es la de
fricción del agua sobre el casco, pero en un pequeño barco de recreo
la resistencia debido a la ola de popa, representa una parte muy
importante de la resistencia total. Y mediante los flaps es posible
disminuir de forma significativa esta brutal resistencia.
Se aprecia como la resistencia de ola en un mercante no es muy
significativa frente a la resistencia total. Pero en un pequeño
barco de recreo esa misma resistencia es muy importante.
En un casco de
planeo o semidesplazamiendo, como son la mayoría de las lanchas de
recreo, la mitad de la resistencia corresponde a la formación de la
ola de popa. Al actuar sobre el flap la resistencia de ola puede ser
significativamente reducida. De lo que se trata es de levantar la
parte trasera del barco para que la popa genere menos desplazamiento
de agua y por tanto menos ola.
Cuando
aceleramos en un casco de planeo o semidesplazamiento, se produce un
momento de fuerzas entre el empuje de la hélice y el centro de masas
del barco, que tiende a levantar la proa. Perdemos visibilidad, se
aplasta la popa y aumenta por tanto la ola de popa. Además disminuye
la eficacia del empuje del motor al no trabajar el eje de la hélice
en la misma dirección al avance del barco.
Si gracias a
los flaps generamos una sustenciación en la popa, esta se levantará,
bajando el morro del barco y aumentando la visibilidad de pilotaje.
Pero sobre todo se reducirá la resistencia de ola. Por tanto
aumentará la aceleración, la velocidad y disminuirá el consumo.
¿Es realmente
necesaria la instalación de Flaps?
En la mayoría
de los barcos a motor, a determinadas velocidades de crucero, la
popa va muy “clavada” en el agua. Si vamos probando el barco a
diferentes velocidades, constatamos como, antes de pasar al planeo,
el barco va muy frenado generando una potente ola en su popa. Esta
desagradable actitud de navegación desaparecerá bruscamente al pasar
al planeo. Mediante los flaps mejoraremos mucho la navegación antes
del régimen de planeo y sólo en menor medida durante el planeo.
Este freno
antes de alcanzar la velocidad de planeo se debe a la velocidad
límite que tiene cualquier barco y que depende de la su eslora. La
velocidad límite NO se puede sobrepasar a no ser que el casco
“salte” del agua y comience a planear. (Conocer
más sobre la velocidad límite)
Por debajo de la velocidad de planeo, mientras el barco empuja
hacia delante, crea una montaña de agua por la popa que no hace más
que desperdiciar el combustible. La proa va muy alta lo cual reduce
nuestra visibilidad y vemos como la popa se hunde literalmente en el
agua.
En otras ocasiones, especialmente en los barcos de pequeña eslora,
al llevar a varios tripulantes en una banda, el casco navega algo
escorado debido al desequilibrio de pesos, o simplemente porque el
viento nos hace navegar con el barco escorado. En estas condiciones
se hace aún más difícil pilotar el barco y conseguir que este
despegue pasando al planeo.
¿Por qué no? Sin flaps
en un barco pequeño podremos ajustar el asiento con la tripulación.
Lo más evidente es pedir a los pasajeros que se distribuyan por el
barco hasta conseguir mejorar el equilibrio de la embarcación. Con
los Flaps podremos lograr el ajuste actuando sobre uno de ellos para
que produzca más presión en la banda que vaya más hundida.
Cuando tenemos flaps, conseguiremos pasar al planeo con más
facilidad, y planear a velocidades inferiores a la que normalmente
el barco “despega”. Cuando metemos los flaps en el agua, ocurre como
en los aviones al despegar a poca velocidad. La sustentación extra
en la popa logra el despegue del casco a menor velocidad y por tanto
nos permitirá navegar en planeo a menor velocidad.
Esto es importante pues al navegar con una mar formada, en
ocasiones, no podemos ir más rápido, pues las olas son inadecuadas y
podríamos pinchar alguna de ellas. Pero al ir a poca velocidad el
barco va muy frenado por la potente ola de popa, haciendo una
navegación incómoda y con un consumo muy alto sin lograr mayores
beneficios. En esta situación es muy conveniente el uso de flaps. En
definitiva, con ellos logramos:
• Pasar al planeo más rápidamente.
• Planear a menores velocidades de crucero a las impuestas por el
diseño del casco.
• Ajustar la actitud del barco para cada velocidad, según su peso y
las condiciones del mar.
• Corregir desequilibrios del barco por el viento, el frente de olas
o pesos mal distribuidos.
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