En los años 30,
las primeras explotaciones petrolíferas en mares poco profundos no
eran más que torretas sobre el fondo ancladas a pocas decenas de
metros en el lecho marino. Pero la tecnología ha hecho que ahora no
existan límites a los anclajes de plataformas incluso en los mares
más profundos.
Las que se
encuentran en aguas profundas simplemente flotan y se mantienen en
su sitio mediante muchos anclajes que están amarrados y sujetos a
grandes bloques (muertos) en el fondo. Su enorme masa y la
flexibilidad de miles de metros de cables de acero hace que puedan
aguantar hasta los más fuertes huracanes. (¡hasta
que dejan de hacerlo!)
Recientemente se
está empezando a utilizar una nueva técnica conocida
como posicionamiento
dinámico que mediante fuertes motores desplaza la plataforma para
recolocarla en el punto exacto
en el que debe estar. Para ello se utilizan GPS que comparan las
posiciones y rectifican la posible traslación. Esta técnica es muy
utilizada en plataformas de exploración y mantenimiento que deben
desplazarse para ir explorando nuevos fondos marinos.
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