Acabada la temporada,
llega el momento de preparar el barco para que soporte los rigores
del invierno. No basta con cerrar las panas para regresar medio año
después.
Si queremos
mantener el barco en perfecto estado debemos realizar una serie de
tareas preparatorias y seguir el siguiente protocolo.
Será el momento
de hacer la lista de todas las cosas estropeadas que deben ser
arregladas para la próxima temporada. También es buen momento para ver
que material extra deseamos adquirir durante este invierno para
instalar en el barco cuando llegue la primavera.
Debemos decidir
si el barco va a pasar el invierno a flote o si lo
sacaremos fuera del agua. En cualquiera de los dos casos debemos
efectuar los trabajos de invernaje.
Sea como fuere, es MUY conveniente
desmontar todo lo que podamos de cubierta para que no sufra a la
intemperie. En una jornada lograremos recoger y preparar todo el
barco para la invernada, y si no lo hiciera tenga claro que ese día
se convertirán en muchos más de trabajos y esfuerzos al llegar la nueva
temporada, además de tener que pagar una buena factura por no haber
querido recoger el barco para el invierno.
El invierno es la época perfecta para realizar trabajos de
restauración importantes. En estos casos no debemos olvidarnos de
los riesgos cubiertos por el seguro. Si el barco está en tratamiento
de osmosis en un astillero y este sufre un incendio, ¿Está cubierto
el riesgo por el seguro? ¿Qué pasa si un fuerte golpe de viento tira
al suelo una fila de 20 barcos, entre ellos el nuestro?
Hay muchas
variables a tener en cuenta. Si por ejemplo tenemos que
hacer un tratamiento al casco que sólo se realiza en
determinadas sitios, o si no vamos a seguir navegando durante
algunos meses del invierno, o si necesitamos ahorrarnos dinero llevando
el barco a marinas más baratas fuera de España…
Ojo con la distancia
con el vecino. En casos como este, cuando sopla viento de
verdad y se producen fuertes escoras, entonces se doblan los candeleros y
estropean las regalas...
Nos pasó en un puerto
de Palma de Mallorca....
Con el barco
invernado a flote podremos disfrutar de él incluso en algunos fines
de semana del invierno. Nada
nos impide aún con el barco invernado, todo recogido y bien
organizado hacer una pequeña salida a motor y disfrutar del mar.
Pero cuidado con el barco a flote. En invierno llegan fuertes
temporales y por muchas defensas que pongamos, a veces los barcos se
tumban una barbaridad unos sobre otros produciéndose golpes en
regalas y candeleros. Es muy interesante amarrar los barcos uno por
popa y otro de proa de forma que los palos no estén en el mismo
plano y no puedan golpearse unos con otros. Utilice todas las
defensas que tenga a su alcance; nunca sobran.
Es totalmente
necesario instalar muelles metálicos o amortiguadores de goma en las
amarras que llegan al pantalán. En caso contrario las amarras se
destrozarán tras sólo unos pocos meses de invierno. Esto se debe a que las
amarras resisten enormes esfuerzos de tracción sin rechistar, pero
la fricción con objetos duros son mortales para los cabos. Por ello también
debemos proteger la amarra mediante un trozo de manguera de sección adecuada,
que evitará el desgaste innecesario.
Sin muelles y
protección en las amarras, estas se destrozarán sin solución en solo
unos meses.
Los barcos con cascos de madera se resecan
al estar demasiado tiempo fuera del agua. Por esta razón estas
carenas de madera
tradicionales deben permanecer cortas temporadas fuera del agua.
Pero todos los demás barcos en acero o
en fibra sufrirán
indiscutiblemente menos cuando pasan el invierno en marina seca. Un barco con casco de fibra de vidrio que pase 4 ó 6 meses al año en
seco nunca se verá afectado por problemas de osmosis. Debemos
asegurarnos de que el barco queda bien custodiado de ladrones que
aprovechen las varadas para apropiarse de lo ajeno.
El Travel
Lift
Antes de
utilizar la grúa es muy conveniente retirar la pequeña hélice
palas del sensor de la corredera ya que como quede enganchada
con las cinchas… Adiós sensor. También deberá verificar que
las cinchas de la grúa no ejercen presión sobre los
candeleros. Verifique que no tienen arenillas que pudieran
rayar el casco y su pintura.
Los operarios
del travel son los que dejarán el barco en el lugar escogido y
reposando sobre un grueso bloque de madera bajo la quilla o el
bulbo. Luego se asegura con puntales a ambas bandas para que
quede perfectamente inmovilizado.
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Preparar el invernaje
Algunos
materiales serán sacados del barco para pasar el invierno fuera del
barco pero la mayoría pueden quedar dentro una vez lavados
y ordenados como toca.
Las velas merecen
una atención especial pues son el “motor” de nuestro velero. Hay que
retirarlas y llevarlas al pantalán para ser lavadas con jabón neutro
extendidas sobre el cemento. Luego las dejaremos secar al aire y
finalmente las doblaremos cuidadosamente para que no queden arrugas.
Dejar el génova enrollado todo el invierno es un acto de pereza que
pagaremos con una vida más corta a pesar de estar protegido por su
banda UVA.
Además al desmontar las velas comprobaremos de cerca si
tienen algún pequeño desgaste o fallo en alguna de sus costuras.
Cuando estas son pequeñas el asunto puede ser fácilmente corregido
sin llegar a convertirse en un costoso problema. Nos aseguraremos de
que no necesitan ningún pequeño parche en los sitios por los que más
sufren al roce con las crucetas.
Pero no solo
debemos desmontar las velas. Conviene recogerlo todo; escotas, toldo del Bimini, el lazy-jack…. Durante el invierno todo se
destroza.
Por ahorrarnos unas pocas horas de trabajo,
nos
arrepentiremos al regresar la siguiente temporada, pues es probable
que tenga que encargar un nuevo laky-jack destrozado por los golpes
de viento, o cambiar un toldo comido por los rayos UVA y la
intemperie de la forma más estúpida mientras usted no lo disfrutaba.
Si se siente
intimidado por la cantidad de poleas y cabos que tienen algunas
velas como por ejemplo una mayor con toma automática de rizos,
pierda el miedo sacándola varias fotos de todos los detalles con su
cámara digital y después quítela del todo.
Absolutamente
todo, ya que además de conservar perfectamente protegido este
material durante el invierno, tendrá la satisfacción de saber como
se monta y desmonta lo cual le ayudará a confiar más en su barco y
en sí mismo.
Debemos invernar
el motor fuera borda, para lo cual lo mejor es hacer circular agua
dulce en el circuito de refrigeración. Basta con poner el motor a
funcionar un minuto en un gran cubo de agua dulce (¡con la hélice en
punto muerto claro!).
Si el motor tiene
deposito de gasolina integrado es conveniente dejarlo vacío y
engrasar convenientemente todos los orificios de engrasado. No
olvide vaciar la cuba del carburador aunque el motor sea de 4
tiempos. Para ello existen un tornillito en la parte inferior del
carburador que permite su vaciado. En caso contrario es posible que
se obstruyan los chiclés haciendo que no arranque en la siguiente
temporada.
La
neumática agradecerá un lavado que arrastre la arena que pudiera
tener y el salitre. Lo mejor es estibarla en un sitio en el que no
reciba la luz del sol y algo desinflada, pero sin plegarla ni
doblarla por la mitad.
Debemos
desmontar
las pilas a todos los aparatos eléctricos y electrónicos para no
correr el riesgo de que puedan sulfatarse y estropear los circuitos.
No se olvide tampoco retirar las pilas a la luz de seguridad que
se encuentra a la intemperie sometida a los cambios de temperatura
del solazo durante el día y el frío de la noche, lo cual casi con
seguridad acabará haciendo perder el corrosivo electrolito de
algunas de las pilas destruyendo totalmente este equipo de
seguridad.
Tendremos que
dejar las baterías del barco cargadas a tope ya que vamos a estar
varios meses sin verlo. Las baterías se descargan ellas solas y poco
a poco. Afortunadamente con las baterías actuales la autodescarga es
lo suficientemente pequeña como para que cuando regresemos al barco
su nivel de carga sea aún aceptablemente alto. Esto es importante
pues una batería cuya carga baje de cierto nivel sufre mucho
(ver artículo
sobre "Cargar
las baterías"). Es
importante desconectar la batería del circuito general del barco.
Para ello bastará con desconectar los corta corrientes de las
baterías, o si el barco no llevara, dejar desconectado los dos
bornes de la batería y cubiertos con
vaselina.
Si se siente con
ánimos, no está de más pegarse una subida al palo del velero con un
trapo y un spray hidrófugo, para limpiar y dejar en condiciones
idóneas el mecanismo de la veleta y la cazoleta del medidor de
intensidad de viento. Con el mismo spray hidrófugo lanzaremos
pequeñas cantidades a los contactos eléctricos y al interior de las
luces del barco.
No deje
nada de
comida en la cocina y en los armarios dedicados a despensa,
excepción hecha con las latas de conservas que pueden permanecer si
están bien limpias. Los fuegos de la cocina deben ser limpiados y
secados a fondo.
El deposito de
agua debe quedar totalmente lleno y si le ponemos unas gotas de
lejía al agua, mejor aún. Pero si el depósito de agua es de
aluminio (ojo con los Moody de los años 80 y 90) olvidese de lejías.
Para el resto de depósitos, la lejía actúa como un excelente desinfectante y en una
concentración muy baja no hace daño a nadie. Al no dejar aire en el
depósito evitaremos posibles problemas de contaminación del agua con
las bacterias y hongos que se encuentran en el aire.
En el barco es más que conveniente
tener un gran bote de vaselina. Encontrará botes de un kilo por
poco dinero en cualquier farmacia. Con ella podremos engrasar
bisagras, mosquetones y otros cierres metálicos.
Nosotros
acostumbramos a taponar la cerradura de los candados de los cofres
exteriores con un poco de vaselina logrando lo imposible; que
siempre se abran a la primera incluso después de varios meses de
invierno y humedad. Lo mismo haremos con la cerradura del barco.
Pero también es
el momento de verificar el material de seguridad. Miraremos si ha
caducado o están a punto de caducar las bengalas y otros materiales
pirotécnicos, mirar si la balsa salvavidas tiene que ser revisada,
si hay fármacos que hayan caducado o estén a punto de hacerlo en el
botiquín, y si lleva radiobaliza comprobar que el dispositivo de
expulsión está todavía sin caducar y la batería no necesita ser
sustituida.
Debemos
quitar
las colchonetas para inspeccionar el interior de la carpintería.
Estas colchonetas deben quedar colocadas de canto en vez de tumbadas
para que se ventilen bien. Quitaremos todas las planchas del suelo
para limpiarlas e inspeccionar el contra-molde que debe quedar seco
y limpio. No deje ni una gota de agua en la sentina y para ello
utilizaremos una bayeta absorbente. Es la
mejor manera de observar si entra algo de agua al barco por
cualquier motivo. Con la sentina seca lograremos reducir mucho la
humedad interior del barco y por tanto la proliferación de hongos.
Engrasaremos todas las válvulas de fondo y si hay
alguna que normalmente no abrimos y cerramos, será el momento de
hacerlo varias veces seguidas, para comprobar el buen
funcionamiento y lograr que giren sin dificultad.
Conviene
dejar el
deposito de gasoil totalmente lleno ya que de esta manera no dejamos
nada de espacio en donde el aire cargado de humedad pueda condensar agua en el interior del depósito,
evitando de esta manera la generación de hongos en el depósito de
gasoil.
Los cuartos de
baño representan otro punto importante a tener en cuenta para el
invernaje. Lógicamente limpieza a fondo, y desmontaremos los filtros
de agua sucia de la ducha que se ponen hechos un asco.
Afortunadamente es una labor sencilla. Lo mejor para el WC es
dejarlo totalmente seco sin una gota de agua en su interior.
Previamente habremos cerrado la válvula de aspiración de agua de mar
y vaciado un cubo de agua dulce por la taza. La bombearemos fuera
del barco al máximo para dejarla totalmente seca. Pero si tiene
tiempo y ganas, tampoco lleva mucho tiempo desmontar el mecanismo de
la bomba para limpiar las juntas de goma y dejarlas impregnadas con
un poco de vaselina antes de volverlo a montar.
Comprobaremos que el mano-reductor
del gas no está oxidado, y si dejamos la botella a bordo la llave de
la botella permanecerá totalmente cerrada. Los cortacorrientes
de las baterías permiten aislarlas del circuito eléctrico del barco.
No olvide cerrar la llave de paso del gas tanto en la cocina como en
el reductor de presión de la botella. Y tampoco está de más bajar la
botella a tierra ya que estas no están pensadas para soportar el
corrosivo ambiente marino. La nevera debe quedar limpia seca y
abierta para evitar posibles olores cuando regrese al barco.
El
lavado
“Una vez al año
no hace daño” y no sólo por motivos estéticos. En una
limpieza exterior a fondo podremos detectar sitios que tienen
humedad o por donde se filtra agua y también puntos del casco que
hayan sufrido alguna rozadura o impacto y que necesiten ser
reparados. Las planchas del suelo humedecidas acabarán por
ennegrecerse y por ello debemos si fuera necesario, lavarlas,
secarlas y barnizarlas.
Cuando el gelcoat
ha saltado debido a un golpe dejando al descubierto la fibra de
vidrio, debemos proceder a un lavado y un secado completo de la zona
y recubrimiento con nuevo gelcoat, ya que el agua podría penetrar
por capilaridad en la fibra y producir un comienzo de osmosis.
El caracolillo se
pegará al casco, a la hélice y a todos los apéndices sumergidos.
Debemos eliminarlos con el casco aún mojado, ya que una vez secos no
hay quien los quite.
Al sacar el barco del agua debemos
limpiar la obra vida de forma inmediata con agua a presión.
La espátula afilada puede ayudar en las zonas rebeldes. En las
rejillas
protectoras de las tomas de fondo se suelen hospedar huéspedes
indeseables que acabarán por obstruir las tomas del circuito de
refrigeración del motor. Las podremos retirar con algún alambrito
con el que empujarlas hacia fuera.
Si durante varios meses hemos dejado
instalado el captador de la corredera podremos comprobar como al
salir a navegar, o bien la corredera no marca ninguna velocidad, o
esta va dando brincos y no marca realmente los nudos a los que
navegamos. Normal, ya que en pocas semanas una multitud de diminutos
animales utilizan los espacios que hay entre los alabes de la rueda
sensora como lugar de residencia. El resultado es que la rueda no
girará en absoluto. Pero esto se puede remediar con gran sencillez.
Los alabes de este sensor de
corredera están totalmente colapsados por crecimiento de organismos
marinos. Imposible que gire. La
solución es sencilla. Lo sumergimos en vinagre durante un cuarto de
hora y rascamos sin rayar. Quedará como nuevo.
La limpieza del
casco debe continuar hasta que el agua que escurra por la carena
esté clara y sin suciedad. Cuando la obra viva esté limpia,
podremos, para ser perfeccionistas, lijarla un poco hasta que quede
bien suave. Para ello siempre utilice abrasivos al agua que no
generen polvo que pudiéramos respirar, ya que el Antifouling es
biocida (es decir veneno) para las algas y animales en general, entre
los cuales también se incluye el ser humano… La carena ha quedado
lista para ser pintada de nuevo cuando vayamos a preparar el barco
para la próxima temporada.
Si va a rascar
alguna zona rebelde, ojo con sus manos, ya que el caracolillo corta
como hojas de afeitar.
Después de
limpiar la carena nos fijaremos en los ánodos de sacrificio. Estas
piezas metálicas están pensadas para ser destruidas (sacrificadas)
por las corrientes galvánicas que siempre se producen en los
abrasivos ambientes marinos. Si la pieza está gastada más de la
mitad procederemos a sustituirla por una nueva. La hélice estará
probablemente cubierta de caracolillo y este es el momento para
limpiarla a fondo y prepararla primero con una impregnación y luego
pintarla con un antifouling específico para hélices.
Comprobaremos que el eje de la hélice
no tiene juego en su retén de salida y que el eje de la pala del
timón tampoco tenga holgura.
Si no tiene ganas
de sacar y limpiar todos los metros de pesada cadena de fondeo, una
solución consiste en rociarla abundantemente con agua dulce sin
sacarla de su pozo.
Los
toldos y protectores.
Con lonas y lonetas conseguirá
“defender” muchos elementos de su barco. Se pueden comprar fundas
para los distintos tamaños de Winchs, y naturalmente para la
bitácora y rueda del timón. Pero sobre todo no proteja nada con
bolsas o fundas de plástico ya que conseguirá agua de condensación
en su interior y óxido en todas las piezas. Lonetas si, ya que
transpiran, pero plástico nunca!
Pero si es usted
manitas y se le da bien la costura, lo mejor es comprar loneta por
metros que es muy económica y de tanta calidad como la que nos
ofrecen los mejores fabricantes. Podremos hacer fundas hechas a
medida para todo lo que necesitemos.
La
ventilación en
el interior del barco es muy importante y por ello podremos cerrarlo
todo a cal y canto, pero dejando abiertas las ventilaciones y
rejillas destinadas a estos propósitos.
Algunos barcos
utilizan una lona integral que cubre toda la cubierta o al menos
toda la parte de bañera. Es la mejor solución y conseguirá proteger
el barco de forma inmejorable. Además de la humedad, los rayos
ultravioleta son terriblemente nocivos y se lo comen todo...
incluida la teka de la cubierta.
Con ello conseguirá que la madera
no quede grisácea, que el
barniz no se estropee y hasta alargará por tiempo indefinido la
duración del Gelcoat. De modo que un toldo sufridor es la solución
completa y complementaria a todos los trabajos de invernaje
comentados.
Una
copia de las llaves del barco en la oficina del puerto podría
resolver un problema de olvido de las llaves cuando regrese y lo que
es más importante, podrán entrar en el barco en caso de que algún
marinero detecte cualquier problema serio.
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