cada vez son más
los catas que
emprenden el
cruce del
Atlántico. En
unos años se ha
triplicado el
número de catas
en esta conocida
prueba oceánica,
y si nos fijamos
en el
chárter, los
catas llevan
tiempo siendo el
producto
estrella que
cuesta más
reservar porque
antes de empezar
la temporada
están casi
siempre todas
las semanas
vendidas.
Vida a bordo
Los nuevos catas
para esta próxima temporada 2018 son todavía más excepcionales, y la
evolución en su construcción y soluciones de confort así como la
navegación a bordo han desbordado todas las expectativas. Son más
estéticos -al menos para los amantes de los catamaranes- con mejores
prestaciones y más fáciles de pilotar, incluso en solitario. Basta
visitar cualquier nuevo modelo en una feria náutica,º para
sorprenderse por su espaciosa habitabilidad, siempre con unas vistas
imposibles de soñar en cualquier monocasco, y con un estilo y
decoración casi siempre sorprendentes.
En el chárter,
precio a parte, todo son ventajas pues casi nunca afrontaremos una
navegación de altura, y la gran habitabilidad convierte la semana de
alquiler en un auténtico lujo. No hay secretos, y ésta es la razón
por la que las flotas de chárter ofrecen cada vez, más catamaranes.
Los clientes que prueban el chárter en cata por lo general quedan
enganchados al cata y no vuelven al monocasco.
¿Y
de las prestaciones?
Una cosa son los
catas de recreo y otra muy distinta los catamaranes o trimaranes de
competición que se zampan, uno detrás del otro, todos los records de
velocidad mundiales, prestaciones y tiempos mínimos en recorridos
transoceánicos. Así como los monocascos son en términos generales,
parecidos en prestaciones a igualdad de eslora (salvando algunas
distancias como todos pueden entender), en el mundo de los catas de
recreo la diversidad es significativa, con algunos astilleros
especializados en lanzar modelos de recreo pero con prestaciones de
infarto, mediante el uso de tecnologías de construcción ligeras en
donde también se utiliza la fibra de carbono y diseños con orzas
ajustables, que si bien permiten prestaciones espectaculares,
también son difíciles de pilotar.
Hay mucho más en
el mercado, que los conocidos Lagoon o Fontanine Pajot, aunque si
lugar a dudas, si estos últimos ya cuestan una fortuna si los
comparamos con un monocasco, los de altas prestaciones requieren un
esfuerzo económico aún más alto, justificado por la excelente
construcción y uso de materiales caros como son el carbono. Buen
ejemplo de ello es el Gunboat, un catamarán de crucero que ofrece
unas prestaciones que no pueden dejar indiferente a ningún
aficionado.
Astilleros como
Catana se han especializado en catas de altas prestaciones con orzas
abatibles. Outremer, Fontaine-Pajot o Lagoon, han sacado al mercado
nuevos modelos que, sin ser tan rápidos, también han mejorado de
forma significativa las prestaciones de navegación incluso con
vientos del primer y cuarto cuadrante. También conviene echar un
vistazo a las nuevas presentaciones de Dragonfly o Corsair.
La
aventura atlántica en Catamarán
¿Y si elegimos un
cata para navegar varios meses por el Caribe y cruzar el Atlántico?
Todo aquel con el que intercambio impresiones habiendo navegado el
Atlántico en cata se muestra entusiasmado y comenta las muchas
ventajas de navegar sin escora, especialmente cómodos con vientos
portantes o de aleta. En ceñida, por mucho que nos empeñemos, las
cosas no son lo mismo…. También conozco algún armador que tras hacer varios
miles de millas en un Catana, y habiendo disfrutado de lo lindo,
regresó al monocasco.
Cada cual ha de
sopesar y dar un peso de valoración diferente, a las distintas
experiencias que nos esperan allá afuera en la mar. Si busca un
espacio extremo y habitabilidad incontestable, sin tener que migrar
hacia esloras prohibitivamente caras en monocascos, si odias agarrar
un mareo insoportable en condiciones de mar adversa. Si sobre todo
piensa navegar con portantes y dejarse llevar los por alisios, si
busca medias de navegación casi siempre de dos dígitos… El cata es
lo suyo. Cada nudo de navegación ganado significa 24 millas de
distancia cada día…
Y no debemos
olvidar las ventajas de llevar un calado extremadamente reducido,
para entrar en lagunas o bahías muy someras, y poder fondear en poco
más de un metro de profundidad. Esto permite que podamos llegar a plantear
diferentes mantenimientos prescindiendo de los servicios de un
puerto y con un mínimo de marea poder varar intencionadamente para
realizar mantenimientos o trabajos en el exterior.
Tras haber
hablado con armadores que viven en el barco, muchos se decantan por
el cata pues ofrecen tantas comodidades como las de un espacioso
apartamento. Son tantos los diferentes rincones que ofrece un cata,
que la vida en grupo es más fácil al existir zonas en las que no
interferir con los otros. Casi todos los catas llevan un sistema de
pescantes en la estructura posterior del cockpit que facilita poder
llevar auxiliares más grandes, lo cual hace más cómodas las
excursiones a tierra o descubrir la costa una vez fondeados en el
destino. Los biminis son rígidos en muchos casos y de grandes
superficies lo cual además de ofrecer una amplia extensión sombreada
en donde hacer vida al exterior, permiten también la instalación de
paneles solares de mayor potencia, lo cual mejora la producción de
energía a bordo.
Otros armadores
nos recuerdan que la estabilidad del cata mejora la visibilidad del
radar y del patrón, así como la seguridad de la cubierta del barco
un entorno más estable frente a posibles caídas y "hombre al agua".
También apuntan a la seguridad que aporta un barco con dos motores
frente a las posibles averías, y la facilidad en el uso del genaker.
¿Por qué no tener un catamarán?
Pues lo primero por el precio... Son netamente más caros, tanto en coste de
adquisición como en mantenimiento que llega a computar del orden de
1.5 veces el de un monocasco por la extensión de su manga. A mayor
superficie y número de motores e instalaciones, mayor trabajo y
dedicación y coste para mantenerlo todo a punto y en buenas
condiciones. Dos cascos en los que aplicar antifouling, dos timones
a mantener limpios, dos motores para revisar, …, además del coste
del amarre que saldrá por 1,5 veces el de un monocasco de misma
eslora.
¿Orzar en un cata?
Los que defienden
el cata a ultranza esgrimen que no suelen navegar demasiado con
vientos de proa y que esto tiene un impacto menor en el tiempo total
de navegación… Pero que se lo pregunten a un aficionado mediterráneo
acostumbrado a tener vientos de "morral" porque casi siempre vienen
del morro… Lo cierto es que los catas ciñen del orden de 10 a 15º
menos que los monocascos, salvo honrosas excepciones. Ganar
barlovento puede llegar a ser tedioso y en algunos casos tarea
imposible. Además para que un cata ande en portantes necesita muchos
metros cuadrados de tejido lo cual hace casi imprescindible el spi o
el genaker, pues los génovas se quedan casi siempre cortos de
trapo. Y lo que es muy importante… si le gusta navegar, quiero
decir, la acción de navegar, no hay nada como el monocasco, pues
llevar un cata es un poco como manejar un autobús frente al placer
de conducir un coche deportivo. En aguas con olas confusas y mares
cruzados el comportamiento del cata es molesto y saltarín
especialmente si vamos en ceñida.
Para conseguir
una buena habitabilidad interior y dado su poco calado, los catas
necesitan tener franco bordo muy alto lo cual significa que se ven
bastante afectados por los vientos durante el fondeo haciendo que no
estén quietos en la cala en cuanto suba un viento algo más fuerte.
Comparar el precio con la eslora
Ya sabemos que a
igualdad de eslora los cata son bastante más caros. Normal pues
tienen más superficie, más equipamiento y más instalaciones a bordo.
Por ejemplo, un Lagoon o un Fontaine Pajot de 40 pies está en unos
250.000€ más impuestos. Por este importe podemos plantearnos un
monocasco del tipo Jeaneau Sun Odyssey 50 o un Bavaria 55. Si
elegimos por ejemplo un Lagoon 450 el precio se nos irá a los
350.000€ siempre más impuestos y por ese importe tenemos la
posibilidad de comprar por ejemplo un Oceanis 54.
Todo ello hace la
decisión aún más difícil, pues no se trata de igualar barco de misma
eslora, sino de precios parecidos. E indudablemente lo más
importante es haber probado y navegado en unos cuantos para poder
ver si nos sentimos cómodos y descubrimos lo que todos deseamos…
nuestro barco definitivo.
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