En aviación
ya demostró Richard Whitcomb en la Nasa hace unos 30 años que al
añadir un pequeño plano en el extremo de las alas, se conseguían
ahorros de un 10% en el consumo de keroseno. Ahora, aviones como el
Airbus utilizan este descubrimiento que reduce los torbellinos que
se generan en el extremo de las alas y por tanto disminuyen el
rozamiento.
Los llamados winglets además consiguen aumentar
artificialmente el alargamiento del ala
En 1.983 el barco
Australia II ganó la Copa América, utilizando unas ‘alitas’ en la
quilla de su barco, pero que funcionan según un principio bien
distinto. Cuando un barco se desplaza, su quilla se comporta como el
ala de un avión y en su parte inferior se forman torbellinos de agua
que ralentizan su desplazamiento. El hecho de poner unos winglets
mejorarían en alguna medida el problema con los torbellinos, pero a
su vez los winglets generarían otros torbellinos y además aumentaría
la resistencia al existir más superficie mojada. ¿De modo que porqué
entonces se utilizan los winglets?
Los dos pequeños
alerones tienen algo de incidencia negativa de unos -2 grados, es
decir, se comportan al contrario de lo que hace un hidrofoil,
hundiendo ligeramente más el casco en el agua.
En un Copa
América cuya proa tiene un importante lanzamiento, al soplar el
viento el barco rápidamente alcanza su velocidad límite que viene
determinada por su eslora de flotación máxima. De modo que si
consiguiéramos aumentar ésta también aumentaría la velocidad del
barco, máxime cuando sobra potencia de velas.
Los Winglets son
alas de incidencia negativa que tienen a hundir más el casco y por
tanto a conseguir más eslora de flotación y por tanto mayor
velocidad límite. Naturalmente todo esto merecerá la pena si las
ganancias obtenidas son mayores a las pérdidas generadas por
rozamientos y mayores superficies mojadas. En definitiva todo este
asunto no es útil más que en regatas y en barcos con proas lanzadas
y con sobrepotencia en las velas, como es el caso en los Copa
América.
Nada de esto ocurre con los barcos de crucero a los que
estamos acostumbrados los aficionados a la vela, o con los bellos,
oceánicos, rápidos y potentes VOR-70 de la Volvo Ocean Race que
desarrollan su máxima velocidad en el más puro de los planeos a
vela, en donde desaparece la velocidad límite correspondiente a la
eslora del casco.
En
definitiva, los Winglets en la quilla son una ‘artimaña’ inventada
para raspar algunas décimas de nudo en barcos que cumplan unas
condiciones muy especiales marcadas por el capricho de unas reglas
definidas para poder competir en una regata. No aportan ningún
avance real en la hidrodinámica de los barcos.
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