¿Observamos
óxido la unión quilla/casco?
En quillas de
acero (y son la mayoría), esto puede ser aceptable como falta débil.
Sin embarco si la quilla es de plomo y los tornillos son acero,
incluso en inox y vemso trazas de oxidación, existen motivos para tomarnos el problema muy en
serio.
¿Con el
barco ya en varada y casco seco, observamos un hilo de agua salir de
la unión casco/quilla?
Podemos asegurar
que tenemos un problema con el sellado de la quilla y el casco que
debemos revisar.
¿Observamos
fisuras en la obra viva alrededor de la quilla?
Es posible que
el barco se haya llevado un golpazo contra rocas, aunque el bulbo
haya sido corregido con masilla y epoxi. Es necesario lijar y
decapar para ver la extensión de los daños. En función de lo que
descubramos, debemos plantear diferentes soluciones y trabajos.
Especialmente
en estos casos y con el barco en suspensión, debemos intentar mover
la quilla empujado de un lado al otro con toda la fuerza que podamos
hacer desde la parte inferior y por tanto mayor palanca, para ver si
esta se mueve sin ser solidaria con el casco, en cuyo caso el
problema es muy importante. Si la quilla reposa sobre tacos en
varada, hay que observar si el asentamiento de esta en la zona de
popa del casco, produce deformaciones que pudieran indicar
debilitamiento de la obra viva. El asentamiento debe ser plano y
horizontal.
¿Qué debemos observar con el barco a FLOTE?
¿Hay agua
salada en la sentina?
La unión
quilla sentina posiblemente no sea estanca. Comprobar que las tomas
de agua sala de los baños están cerradas. Si no hay sospechas de los
baños hay que ver si los pernos de quillla están prietos. A pesar de ello
podemos tener aporte de agua por un sellado deficiente o una
reparación incorrecta. Si sacamos un perno para sustitución o
inspección, debemos reatornillar con una generosa capa de vaselina o
grasa de litio en el perno, especialmente si este es de inox (la
mayoría), pues el acero inoxidable puede griparse con mayor
facilidad al acero zincado, haciendo muy difícil el giro del
tornillo, perno o espárrago.
¿El
tornillo tiene muy mal aspecto ?
Muchos barcos
utilizan acero zincado en vez de inox, y es perfectamente válido
pues aunque con agua salada se puede oxidar más, se puede apretar
con mayor seguridad a no griparse. En bastantes casos el aspecto es
indigno y muy sospechoso, y sin embargo, tras una limpieza con
cepillo de púas de acero, observaremos como el estado es del todo
correcto y no hay pérdida de masa en la cabeza.
¿Pintura en
los pernos ?
Puede ser
signo de un buen mantenimiento por quien cuida el barco, o un
intento deliberado de esconder un problema en la unión quilla/casco.
Observe con cuidado el estado general.
¿Las
arandelas están planas ?
Si están
deformadas y con concavidad, puede indicar que los agujeros son
demasiado anchos en diámetro y esto a deformado la arandela en un
efecto de cizallamiento,
necesitando un casquillo inexistente.
¿Observamos
signos de reparación?
Si se ha
repintado, hay que preguntar el porqué. Diferentes tonos en la
pintura pueden hacernos sospechar sobre posibles reparaciones que
pueden haber sido efectuadas de forma escrupulosa, o por el
contrario afrontadas de forma insuficiente. Observe las esquinas
complicadas que puedan delatar estos trabajos ulteriores. ¿Hay
resina sobre los
tornillos?
¿Observamos
algún desgaste que indique que la arandela o el tornillo se ha
desplazado?
Compruebe si
hay signos de arañazos longitudinales que delaten holguras en la
quilla.
¿Hay marcas
de oxidación en arandelas o cabeza de tornillos en inox?
Signo
inequívoco de haber estado bajo agua de mar durante largas
temporadas. En una sentina seca esto es imposible. Por tanto observe
estos signos y compruebe el estado general de la sentina.
La increíble pérdida de la quilla en un OYSTER 825
El Polina Star III era un precioso velero de 90 pies que con menos
de un año, perdió la quilla en aguas costeras españolas hace un
par de años. El prestigioso astillero Oyster reportó que el barco
debió tener un serio incidente que comprometió la estructura y
refuerzos de la quilla. A pesar de las justificaciones del
astillero, el estudio del pecio, (porque se hundió), indicaron que
el barco no impactó con ningún fondo o rocas. Por el contrario, se
apreciaron fuertes fallos en el laminado y refuerzos de la
estructura de la quilla que al final condujeron a una perdida brusca
de todo el conjunto de la quilla. Eso y otras razones condujeron a
la quiebra del afamado astillero Oyster, recientemente adquirido y
relanzado por un nuevo inversor.
Del relato del capitán italiano, en el momento en que se desencadenaron todos
los hechos se pueden extraer jugosas conclusiones. El barco con
menos de un año había navegado una 10.000 millas y durante el
regreso desde el Caribe hacia Alicante se hundió. La tripulación
estaba formada por 5 personas.
El día era bueno y soleado con 18 nudos de viento y una mar de 1,3
metros de ola, navegando con un 80% de mayor y vela de proa. A las
2:07 de la tarde escuchamos un fuerte ruido acompañado de
vibraciones en la zona de la quilla. Ocho segundos después teníamos
una gran inundación en la sala de máquinas que intentamos reducir
activando todas las bombas de sentina. Quince segundos después
teníamos el agua por encima de las baterías y todos los sistemas del
barco estaban muertos. En 40 segundos desde el inicio del ruido,
teníamos preparado la balsa salvavidas con el grad-bag y lanzábamos
un may-day por el DSC de la VHF.
Nos pusimos a enrollar la vela de proa con la manivela manual y
otros trabajaban en las bombas auxiliares intentando controlar la
vía de agua. Pero a las 2: 13, o sea, 6 minutos después del primer
ruido, todo el conjunto de quilla y orza se arrancaba y perdían en
el fondo del mar, mientras el Oyster daba la vuelta y metía el
palo en el agua en un par de segundos, en el momento en que yo
emitía otro may-day desde la mesa de cartas del deck-house.
Saltamos como pudimos al agua y otros a la balsa salvavidas llegando
a poder tomar un video con el móvil que muestra el Oyster con los
timones intactos mirando al cielo. Entre los dos timones vimos un enorme agujero allá donde debía estar la quilla,
a pesar de lo cual el barco se pasó flotando toda la noche mientras
derivamos unas 15 millas desde la situación en la que se produjo el
incidente. A la mañana siguiente comprobamos como faltaba un timón y
el otro estaba parcialmente roto.
¿Qué pasó?
Cada caso es
diferente, pero en este Oysted 825s del que se han fabricado 3
unidades, el armador Ruso solicitó que se fabricara un garaje en
popa sin que por ello se modificara la quilla y la estructura de
refuerzos. Además se compensó el asiento con una tonelada de plomo
en la proa.
Si como afirma
el Capitán del barco, Alessio Cannoni, el Oyster no tuvo ningún
grounding, como aparentemente se demuestra de los restos del barco,
es evidente que la culpa es del astillero, bien por un fallo de
diseño como consecuencia de las modificaciones solicitadas o defecto
de fabricación al laminar esta parte del casco.
Sea como
fuere, los astilleros son llevados por las condiciones del mercado a
construir veleros con márgenes y resistencias estructurales cada
vez más ajustadas, en una búsqueda continua por reducir costes,
disminuir pesos y mejorar las prestaciones de velocidad y
rendimiento en navegación. No es posible entender que un cambio de
diseño en la construcción de un garaje en popa y una tonelada de
plomo en proa para ajustar el asiento conduzcan a un desastre de
esta categoría en un barco que posiblemente desplace del orden de 50
toneladas. Por ello, y como casi siempre ocurre cuando se
produce un
desastre, convergen diferentes fallos y en este caso, una falta de
cambio en el diseño de refuerzo de estructuras de quilla, quizás una
laminación mal hecha en esta zona.
Quizás el
Polina Star III navegara en condiciones fuertes no indicadas por la
tripulación, pero en ningún caso esto es motivo para que la quilla
se partiera. Lo que es seguro es que la tripulación actuó de forma
extraordinariamente bien y el capitán supo gestionar la situación
salvando la vida de todos.
¿Qué podemos concluir de estos casos?
El "Cheeki
Rafiki" apareció con la balsa salvavidas en uno de los cofres sin
ser utilizada. Como navegante es una inquietud sobre la que
demasiados armadores prestan una atención insuficiente. No está mal
llevar la balsa en un cofre en navegación costera o si vamos entre
islas con buen tiempo. Pero si planteamos una navegación oceánica,
pregúntese si sería capaz de poner la balsa salvavidas en el agua en
20 segundos. En los cofres de bañera la respuesta es clara…NO.
Dentro de un cofre, la balsa casi siempre queda al fondo, cubierta por
cien trastos que a veces son difíciles de sacar, como son palos de
escoba atravesados, cabos liados, o una barbacoas en inox encajadas
con calzador. Aun con el cofre despejado, extraer una balsa C8
contenedor que pesa 40 ó 50 kilos y que entra a veces 'a calzador', con un
movimiento estudiado en este habitáculo, es una tarea para dos o
tres minutos estando relajados y tranquilos. De forma contundente; Alessio y sus 4 compañeros hubieran muerto en este caso.
Las balsas deben
estar enganchadas en cubierta para un lanzamiento inmediato o aún
mejor en un soporte inox en el balcón de popa, o integradas en un
espacio soldado a la medida en la estructura de balcones de popa.
Además de llevarla así, personalmente acostumbro a llevar la embarcación
auxiliar (la dingui), bien trincada en el espejo de popa y un cuchillo de buceo inox muy afilado, sujeto en bitácora con el que poder cortar las
ligaduras y tener la auxiliar flotando y amarrada en popa en diez
segundos. Recordemos que Alain Bombard utilizó una dingui (no una
balsa salvavidas) para cruzar el Atlántico en su "Naufragio
voluntario". Una embarcación auxiliar es totalmente capaz y puede
navegar a diferencia de una balsa salvavidas que solo flota a la
deriva. Un Drag-bag ampliado para la dingui puede convertir la
auxiliar en una embarcación salvavidas de mucho mejores
prestaciones.
Si vamos a navegar
en modo oceánico, hay que revisar los puntos fundamentales del barco
y la unión quilla/casco es uno de ellos. Si el barco es desconocido
porque lo acaba de alquilar o lo va a comprar, una inspección
crítica y detallada es siempre necesaria.
Si buscamos la
navegación oceánica, debemos escoger el barco teniendo presente las
prestaciones de navegación sin que estas vayan en detrimento de la
seguridad estructural del barco. Sin citar marcas, a veces puede ser
mejor comprar un barco de más edad y de probadas prestaciones
marineras a escoger un modelos actual con un espejo de popa flamante
y unos interiores muy luminosos, pero unos espesores de forros y
desplazamientos que en ocasiones dan qué pensar.
Si observa agua
salada en la sentina y esta no proviene de prensaestopas o
tomas de agua salada de los baños, tenemos motivos muy justificados
para prestar mucha atención a lo que está ocurriendo. La adquisición
de un barco estas condiciones es cuando menos comprometida.
Una reparación
realizada en astillero y con factura que demuestre el gasto
desembolsado, NO garantiza nada. Hay astilleros y ASTILLEROS. Y si
hay aporte de agua salada por la zona de la quilla, por pequeño que
este sea debemos investigar a fondo el problema y dejarlo
totalmente solucionado.
A este respecto, se debe indicar que cualquier barco actual, debe tener
una sentina 100% seca. No hay razón para llevar siempre algunos
litros de agua en la sentina, sea esta dulce o salada. Esto
garantiza un ambiente seco y saludable en el interior del salón, y
sin oxidaciones no solo de los pernos y tornillos de quilla, sino de
todos los elementos a bordo. Sin humedad no tendremos hongos y otros
problemas asociados a estos crecimientos vegetativos.
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