Las
quillas de plomo son bastante estables al paso del tiempo, pues este
metal no se oxida como el hierro. Si detectáramos alguna corrosión
superficial, esta se puede eliminar sin mucho esfuerzo hasta
alcanzar el plomo brillante, para dar paso a un enmasillado y
protección con imprimaciones. Pero debemos recordar en el caso de
proceder a lijados, que el plomo es un metal contaminante y
peligroso para la salud, por lo que debemos protegernos
adecuadamente. Las masillas, rellenos y protecciones pueden ser de
tipo poliéster o mejor aún vinil-ester o de tipo Epoxi. Estas dos
últimas son las mejores, pero debemos recordar que el epoxi se puede
aplicar sobre el plomo o sobre el poliéster, pero el poliéster no se
debe aplicar sobre una superficie ya tratada con epoxi.
La gran
mayoría de los veleros de serie están fabricados con quillas de
hierro, cuyas superficies pueden comenzar a deteriorarse por
corrosión en contacto con el agua salada, si no están bien
protegidas. Es importante fijarse en la parte baja del bulbo, que es
la que quizás pudiera tener algún desconchón en su protección
durante las tacadas para la varada pretemporada. Si detecta
corrosión, es importante lijarla y limpiarla bien antes de proceder
a enmasillar y proteger.
Para
eliminar la oxidación, la radial con un disco de lija multihojas es
una de las herramientas más útiles. Pero tenga cuidado pues estos
discos pues son terriblemente abrasivos y si te roza la mano, la
herida es muy "fea" y tarda en cicatrizar. Lo digo por experiencia…
Este es el aspecto que
deben presentar unos pernos en buen estado. Pernos.
Placas, Arandelas y
tuercas sin muestras de corrosión.
Sellar las entradas de agua en la unión quilla
casco
El
origen de toda oxidación, está en el agua y la humedad, sin la cual,
es imposible que se den las condiciones para que ocurran efectos de
corrosión y oxidación. El agua podría llegar a los pernos por el
exterior cuando falla el sellado entre la quilla y el casco. Pero en
la mayor parte de los casos ésta procede desde el interior en las
sentinas. Por ello es importante mantener las sentinas siempre
secas, lo cual es tarea casi imposible en algunos barcos por
diversos motivos.
Al reinstalar la
quilla hay que sellar la unión para que no pueda llegar el agua a
los tornillos o pernos.
El sellador sobrante
se eliminará tras apretar los tornillos de la quilla.
Muchos
veleros con más de 20 años de antigüedad, tienen el palo pasante a
través de la cubierta, reposando sobre la parte delantera de la
quilla. El palo atraviesa la cubierta a través de un orificio
(fogonadura) que está sellado mediante un forro de goma que a veces
no es todo lo estanco que debiera.
Peor
aún, el agua de lluvia se convierte en salobre por el ambiente
marino y entra al interior del palo por las salidas de las drizas o
desde su tope superior, en donde están alojadas las poleas,
escurriendo ésta hasta la base del palo. Esto tiene dos
consecuencias negativas; La base del palo de aluminio está en muchas
ocasiones empapada y en ella se genera una corrosión galvánica, que
se detecta por un polvo o masa blanquecida (oxido de aluminio).
El agua
de lluvia penetra al interior del barco por la fogonadura,
o por el interior del palo, y acaba en la parte más baja del barco,
en la sentina, en donde se encuentran los pernos de la quilla. Por
este y otros motivos, en la gran mayoría de diseños actuales, el
palo reposa en la cubierta y su carga es transmitida hasta la quilla
mediante un cargadero interior que actúa como si fuese un pilar de
carga. De esta manera no existe fogonadura ni posibles entradas de
agua por culpa del palo, teniendo las sentinas siempre totalmente
secas.
En los
barcos "antiguos", además, es típico que el agua entre por falta de
estanqueidad en las ventanas, en las uniones de casco con la
cubierta, por las gomas envejecidas de las escotillas, en sellados
incorrectos del acastillaje atornillado, por la bocina de la hélice,
o por la caja de la ducha de popa. Lo importante es minimizar la
entrada del agua al interior y mantener en lo posible las sentinas
secas, pues es el agua la que actúa como solvente y por tanto crea
un electrolito en las uniones metálicas, dando origen a la corrosión
galvánica en los pernos o en la quilla.
Deterioro de los pernos
Cuando
los pernos se oxidan, la sujeción de la quilla al casco puede verse
comprometida. Perder la quilla significa volcar el barco y conduce
al hundimiento en condiciones siempre dramáticas con riesgo de
perder la vida.
En
muchos barcos que he analizado, el deterioro es obvio. Y también
frecuentemente ignorado de forma imprudente por los propietarios…
En algunos veleros con entre 20 y 30 años de antigüedad, para
poder examinar los pernos hay que retirar el depósito de agua
ubicado en crujía que los esconde. Por esta razón pasan
desapercibidos por los armadores y en muchos casos se encuentran en
un estado deplorable.
Moody 500: Para
acceder y observar los pernos, hay que retirar el depósito de agua
dulce bajo el plan del salón. Los analizamos con una cámara
endoscópica o si permite el ángulo un espejo. Como el propietario no puede verlos, lo normal es
olvidarse de ellos. Es un gran error que
puede conducir a una tragedia. En esta ocasión estaban simplemente
fatal.
En
otros casos, aunque se ve el tornillo o perno, éste parece tener la
forma de lo que antes era una tuerca. Pero al golpear con un punzón,
una parte muy importante de la tuerca y del perno simplemente se
desintegran en una masa de oxido de hierro.
Pernos analizados por
el autor, en un Moody 38 y en un Moody 500, respectivamente. En
ambos casos ni la propiedad ni los brokers que vendían estos barcos, se han molestado en
comprobar el estado de estas sujeciones. En la primera foto
comprobamos como al golpear ligeramente con un punzón la tuerca
entera se parte.
La segunda foto
corresponde al perno de un Moody 500 y su acceso es muy complicado
pues se encuentran bajo el depósito central de agua dulce. Aún se
percibe la forma hexagonal de la tuerca, pero prácticamente no
existe soporte. Las manchitas blancas son cristalizaciones de sal
marina. La sentina ha tenido agua salada durante mucho tiempo. Un
desastre para los pernos. En el Moody 38 además de los pernos
visibles hay otros dos debajo de la bancada del motor.
En ambos casos, urge
desmontar y bajar la quilla pues hay que comprobar el estado de
la rosca en la propia quilla antes de proceder a cambiarlo todo y
sellar de nuevo la unión exterior.
En
muchas ocasiones la mayor parte de la corrosión tiene lugar en la
parte del perno o tornillo que atraviesa y está oculta por el casco.
Por este motivo, si existen sospechas de corrosión, como mínimo
debemos extraer el perno o tornillo para comprobar su estado. En los
casos más severos, la corrosión puede afectar al asiento de la rosca
de la quilla en cuyo caso es necesario bajar la quilla y revisar la
masa metálica de la quilla en la que está la rosca.
Si la
sentina, y por tanto sus pernos, están sumergidos en agua durante
largos períodos de tiempo, y por mucho que éstos sean de inox,
debemos estar atentos y comprobar su estado. Esté atento a manchas
de oxidación en la sentina. Observe las arandelas o placas de
soporte. Observe al hacer varada, si durante la elevación o tacada
del barco, esta se mueve en la unión quilla/casco. Observe también
si tras pasar unos minutos tras la tacada, hay un hilo de agua que
provenga de la unión quilla casco. En estos casos hay motivos
suficientes para preocuparnos sobre el estado de la sujeción de esta
quilla y por tanto es muy aconsejable bajar la quilla para
inspección de asientos y rehacer un nuevo sellado en el montaje.
En la primera imagen,
los dos pernos están recién cambiados y en perfecto estado.
En la segunda imagen
observamos fuerte oxidación, pero aún no hay corrosión en pernos, o
tuercas. Podemos limpiar y mantener en observación. Mejor aún si
podemos cambiarlos. No es necesario bajar la quilla. Hay que
comprobar porque ha habido aguas en sentina de forma prolongada. La
oxidación no ocurre sin motivo.
Extraer
un perno o un tornillo con fuerte oxidación puede requerir una mano
experimentada. Hay que ir tanteando con giros a ambos lados, y con
un buen brazo de palanca, y también debemos utilizar aceites con
alto poder de penetración, pues existe el riesgo serio de partirlo,
ya que el par de giro necesario para su extracción puede ser muy
elevado, obligando a utilizar palancas de gran extensión.
Si se llega a
partir, no es el fin del mundo, y en este caso hay que bajar la
quilla. Existen soluciones
como la soldadura al vástago partido o en el peor de los casos,
perforar y rehacer la rosca en mayor profundidad. Con la quilla
fuera del barco, hay que evaluar si el hilo de rosca está en
condiciones de soportar la tensión cuando vaya a ser montado, o hay
que rehacer los asientos. El fallo de un solo tornillo es grave
aunque
no extremadamente preocupante, pues la carga se distribuye entre la
decena de pernos o tornillos que sujetan la quilla.
La fuerza de giro para
extraer los tornillos de la quilla puede ser muy importante y hay
que tantear poco a poco para evitar partir el perno. Un ayudante
puede sujetar la llave de vaso, mientras otro aplica el par de giro.
Si se parte, hay que bajar la quilla y cambiarlos todos.
En
quillas de plomo el trabajo de reparación de pernos es más
complicado y debe ser encargado a una empresa especializada en
reparaciones con pernos embutidos en plomo. Es necesario proteger la
quilla, pues hay que calentarla a la temperatura de fusión del plomo
mediante acetileno en las zonas de los pernos que deben ser
sustituidos. Estos pernos pueden acabar en forma de ‘J’ o llevar
soldados un soporte con tuerca y arandela que es embutido en la masa
del plomo durante su fabricación. El trabajo no puede hacerse cerca
del barco por las altas temperaturas que se alcanzan. Además, se
deben tomar precauciones de seguridad, pues saldrán vapores de plomo
que son muy venenosos. En caso de rehacer los pernos de una quilla
de plomo, lo mejor es utilizar acero inox 316 como material para los
nuevos pernos.
Deterioro de una quilla en acero fundido
El
problema con la sujeción de la quilla es que es muy difícil de
comprobar sin desmontarla. Cuando el agua penetra en la rosca de la
quilla, comienza la oxidación que puede empeorar por la dilatación
del agua en países nórdicos donde el agua se hiela durante el
invierno. Si falla el sellado de la quilla y el agua penetra a las
roscas donde van alojados los tornillos o pernos, tendremos
problemas. En quillas de fundición, si al intentar apretar los
pernos a su par correcto, estos giran sin aumentar el par de
apriete, tendremos que rehacer la rosca bajando la quilla del barco.
Un problema a
considerar es que la oxidación anaeróbica, que ocurre en ocasiones
en la zona del tornillo o perno que está dentro del espesor del
casco. Podemos observar el exterior del perno y creer engañosamente
que está mejor de lo que es. Es más típico en pernos de acero
inoxidable.
Y por el contrario, podemos extraer un perno con una pinta horrible
y comprobar como el vástago por debajo de la tuerca está en muy buen
estado y con toda su capacidad de soportar tensión. En este caso
podemos asegurar que el hilo de rosca en quilla está en buen estado
y naturalmente aprovechamos para cambiar perno placa y tuerca. Caso
típico de un perno acero dulce, en sentina mojada.
Qué debemos revisar y observar después de un impacto
Con
independencia de los problemas por la corrosión o
de
deterioro
por el paso del tiempo, cuando un barco recibe un golpe contra unas
rocas del fondo, el golpe se lo lleva casi siempre la orza que es la
parte más baja. Naturalmente tendremos que reparar la zona de
impacto en donde hemos recibido el golpe. Pero lo más importante es
comprobar las consecuencias que afectan a la unión de la quilla con
el casco.
Un
velero tiene un gran desplazamiento y por tanto, a pesar de impactar
a poca velocidad, tiene mucha inercia y por tanto gran energía
cinética, almacenada en su "cantidad de movimiento" (Masa x
Velocidad o momento lineal). Al detenerse en seco al impactar con la
roca, se generan esfuerzos muy importantes de tracción en la parte
delantera de la unión y esfuerzos salvajes de compresión en la parte
trasera del casco, en la zona de la unión de la quilla con el casco.
Tras el impacto se han
producido deformaciones que han sobrepasado el margen de elasticidad
del casco.
Por ello hay que
relaminar el casco, rehacer el contra-molde y replanificar la zona
de unión.
Por si
fuera poco, los tornillos delanteros de la quilla tendrán que
soportar una tensión muy grande, que podrían partirlos o
debilitarlos. En el momento del imparto estas fuerzas deforman el
casco que al ser )la mayoría) de fibra de vidrio, se deformará
debido a la flexibilidad del material. La bancada de la quilla está
fabricada con muchas capas de fibra y es muy resistente, pero a
pesar de ello el material puede partirse y en muchos casos
agrietarse lo cual indica sobre esfuerzos que debilitamiento del
material que debemos re-laminar y corregir.
La viga no ha soportado el esfuerzo de flexión y ha rajado la fibras
laminadas en este contra-molde.
Durante el impacto, y
debido a la flexión del casco y a la rigidez de las vigas del
contramolde, se ha fracturado la masilla de unión, entre casco-contramolde.
Hemos cortado con radial parte de estas vigas para poder acceder al
casco y reparar la unión desde dentro. Posteriormente deberemos
relaminar el contramolde. En esta último foto, observamos la
separación que se ha producido entre casco y contramolde que también
debemos reparar.
El
casco en la inmensa mayoría de diseños modernos consigue rigidez
gracias a la unión de un contramolde pegado al casco mediante
resinas durante su construcción. En el impacto, el contramolde no es
capaz de absorber la deformación del casco forzado por el movimiento
de giro de la quilla. Por ello la estructura del contramolde se raja
o se despega del casco o ambas cosas a la vez. En este caso es
necesario reparar el contramolde y pegar y laminar el contramolde de
nuevo al casco para conseguir la rigidez original del conjunto.
Aspecto típico que
presenta unl golpazo tras un 'grounding' con el fondo. Aunque sea
muy aparente, la reparación del golpe es fácil y no implica
compromisos. Enmasillados y encapsulados.
Los problemas surgen
en los distintos punto de unión con el casco.
En
demasiadas ocasiones, tras un impacto de este tipo, el armador, o la
empresa de charter dueña del barco no hace nada pues los daños a
veces no son obvios y no dan la cara. Pero la unión está 'tocada' y
años después en unas condiciones de mar especialmente duras, podría
ocurrir que se arrancara la quilla del casco, no por culpa de los
tornillos de la quilla, sino por fractura de toda la unión.
¿Cómo saber de qué metal está hecha nuestra quilla?
El
plomo no imanta como sí lo hace el hierro. Por ello, podemos
utilizar un imán potente de neodimio para detectar si nuestra quilla
es de hierro. En las quillas de plomo, una pequeña brújula nos
ayudará a indicar la posición en la que se encuentran los pernos de
acero.
¿Cómo podemos saber el estado real de los
pernos de nuestra quilla?
Hay
muchas opiniones al respecto, pero lo cierto es que para saber el
estado real de pernos o tornillos de sujeción de la quilla, no hay
más remedio que retirar los pernos y bajar la quilla, separándola
del casco. El problema es que podríamos tener unos pernos en buen
estado, y sin embargo tener unos asientos muy corroídos. Con el
barco a flote podemos retirar un solo tornillo y volverlo a poner en
su sitio antes de analizar el siguiente.
Como buenos pernos de
acero dulce, si permanecen bajo agua salada en la sentina, acabarán
con un aspecto deplorable. Hay que cambiarlos. Sin embargo al
retirarlos y limpiarlos, observamos como la corrosión no ha
penetrado al cuerpo del tornillo y por tanto aún soportaban bien el
carga.
¿Cada cuánto hay que cambiar los tornillos o
pernos?
Debemos
hacer una inspección visual cada cierto tiempo, por ejemplo al
comienzo de la temporada. Es muy interesante por nuestra seguridad,
retirar uno o dos cada 3 ó 4 años para su inspección. Un par de años
después podremos revisar otros dos y así avanzaremos en la revisión
de todos ellos paulatinamente, teniendo todos ellos revisados de
forma continuada.
Dos arandelas iguales.
La de arriba ha sido 'devorada' por la corrosión.
La sustituiremos por
una nueva zincada.
¿Podemos cambiar pernos con el barco a flote?
No es
lo mejor, pero sí puede hacerse si éstos presentan buen aspecto. En
los casos de extrema oxidación, ni se lo planté. Si presentan buen
aspecto pero no tiene claro como están, debemos retirar SÓLO uno a
uno y antes de pasar al siguiente, apretar el nuevo perno al par de
apriete correcto mediante una llave dinamométrica. La fuerza o par
de apriete (newtons/metro) dependerá del diámetro del perno y otros
factores y lo indicamos más adelante. Al reposar la quilla en tacada,
estamos eliminando la tensión a los pernos y éstos pueden aflojarse
con menos dificultad. Si el agua hubiera penetrado al interior de la
rosca, la oxidación puede dificultar enormemente la extracción y
puede que sea necesario utilizar una extensión de palanca. En caso
de duda sobre el estado de los pernos o tornillos, es importante
hacer estas operaciones con el barco tacado en varadero, pues no
podemos asegurar si estos podrían llegar a partirse durante la
extracción.
En la cabeza del
tornillo vemos la inscripción 'A4', indicando que es acero Inox
calidad 316. En vez de arandela se ha utilizado una placa común para
cada 2 tornillos de quilla.
¿Hay que desarbolar para bajar la quilla?
Muchos
varaderos retiran el palo antes de quitar la quilla y sin duda esta
es la solución más juiciosa. Además se puede aprovechar la ocasión
para inspeccionar la jarcia en detalle y cambiar algo si fuera
necesario. Otros talleres navales sin embargo, estabilizan el casco
y hacen la operación sin bajar el palo, para ahorrar costes. Dentro
del precio de reparación de una quilla, la parte correspondiente a
desarbolar suele ser pequeña, y sin lugar a dudas es más seguro
desarbolar antes, especialmente si el barco está expuesto en lugares
donde pueda soplar con fuerza.
Antes de bajar la
quilla, es imperativo hacer una cama para que cuando esta baje no se
nos vayan 3.000 kilos al suelo. Lo más sencillo sea hacer una
estructura con listones de pino como muestra la primera imagen. Con
una estructura de acero soldado, podemos utilizar unas cinchas con
tensores para dejarla bloqueada en su sitio.
¿Qué par de apriete dar a los pernos de quilla?
Al
apretar tornillos o pernos de quilla, lo suyo es utilizar una llave
dinamométrica y apretar al valor que corresponda. Tan peligroso es
quedarse corto, como sobre-tensionar y correr el riesgo de
partirlos.
El par
dependerá del material utilizado en el tornillo o perno, del
diámetro de este, de su lubricación, pues si hay rozamiento habría
que incrementar el par y el paso de la rosca. Pero en términos
generales, podríamos utilizar los siguientes valores para pernos de
aceros inox y roscas métricas:
Diámetro |
Nm |
12 mm |
28 |
14 mm |
45 |
16 mm |
70 |
18 mm |
96 |
20 mm |
130 |
22 mm |
190 |
24 mm |
230 |
30 mm |
470 |
Tenga
presente que en aceros de alta tenacidad, el par se puede doblar e
incluso triplicar con tornillerías de alta calidad. Un velero típico
de serie de 40’’ puede llevar pernos de unos 20 milímetros de
diámetro, pero también he visto quillas que en vez de llevar 8
pernos de 20mm, utilizan 12 pernos de menos diámetro. Cada caso,
cada modelo y cada astillero es diferente.
Recuerde, que pasarse de par de apriete y someter al tornillo a una
tensión para la que no ha sido diseñado es extremadamente negativo.
Para
hacernos una idea de lo que significa el par de apriete (torque en
inglés) y por tanto, de la fuerza que debemos aplicar al apretar el
perno, debemos entender que aproximadamente 10 Newtons son 1 kilo de
fuerza (9,8 Nw= 1 KG Fuerza).
Si por
ejemplo en un tornillo tenemos que apretar a 100 Nm, es lo mismo que
aplicar 10 kilos de fuerza, en el extremo de una palanca de 1 metro
de longitud. Como la ley de la palanca establece que fuerza x
distancia se mantiene, si la llave es la típica dinamométrica de
medio metro de longitud, esta llave ajustada a 100Nm, saltará cuando
apliquemos unos 20 kilos de fuerza en su extremo. Con estos datos en
la cabeza podemos hacernos una idea de la fuerza que debemos aplicar
a cada par exigido, aunque sin duda, lo mejor es utilizar una
dinamométrica de calidad y bien ajustada.
Es buena idea utilizar
una placa común para varios pernos o tornillos. La distribución de
presiones mejora y la estructura de compresión también. Es
fundamental apretar con dinamométrica y medir correctamente el par
aplicado, dependiendo del diámetro de perno, paso de roca, y
material utilizado.
Sujeciones en quillas de plomo.
En las
quillas de plomo los pernos van doblados en su parte inferior en
forma de gancho o “J”, de forma que quedan "embutidos" en la masa de
plomo durante la colada. Cuando estos pernos están en mal estado, la
sustitución requiere un trabajo especializado, durante el cual hay
que perforar la masa de plomo para introducir un nuevo perno y
volver a fundir plomo en la zona reparada. Es un trabajo peligroso,
contaminante y dedicado a empresas especializadas en estos
servicios. Los pernos utilizados son casi siempre inox 316 (A4).
Sujeciones en quillas de hierro fundido
En las
quillas de hierro fundido los pernos están roscados en las
perforaciones en las que se han efectuado una rosca mediante un
machón. El hierro fundido está por debajo en la tabla galvánica al
acero dulce y por supuesto al inox, y por ello al retirar una quilla
para inspección debemos comprobar que el asiento de la rosca está en
buenas condiciones antes de volver a montar un nuevo perno. En caso
de condiciones negativas, la corrosión galvánica ataca al metal
menos noble, es decir la rosca de la quilla. Si la masa de hierro de
la quilla está muy deteriorada, se puede re-perforar a más
profundidad y crear una nueva rosca en la nueva masa limpia de
hierro fundido.
¿Pernos en inox o acero galvanizado?
Hace
veinte o treinta años los astilleros utilizaban acero galvanizado o
dicromatado para los tornillos o pernos de quilla, así como para las
arandelas, placas de soporte y tuercas. La razón se debe a la escala
galvánica y las tablas de electronegatividades y nobleza de los
metales.
Si en
la masa de hierro fundido de la quilla, utilizamos tornillos de
acero inox, en caso de penetración de agua salada, se establece una
corriente galvánica que generará la corrosión en el acero de la
quilla. Como el acero inox es muchísimo más noble que el acero
dulce, en esta situación tendremos perdida de material en la rosca
de la quilla pero en la sentina veremos unos pernos en buen estado.
Esta situación puede ser engañosa y peligrosa.
Por
esta razón se ha empleado desde siempre, en los pernos de quilla,
arandelas y tuercas, el acero galvanizado. La idea es que es mejor
ver un perno en mal estado y sustituirlo, a tener que hacer una
reparación de asientos en la masa metálica de la quilla. Y como las
sentinas de muchos veleros antiguos son siempre húmedas o
permanentemente mojadas por tener palos pasantes, el resultado es
que, cada vez que tengo que hacer un “survey” en un barco de este
tipo, suelo encontrar profundas deficiencias en los tornillos o
pernos de la quilla.
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En
muchos casos el deterioro es tal, que al ir a rascar la tuerca para
comprobar su estado, esta se deshace, manifestando peligros
graves de perder la quilla.
Con el
paso del tiempo los astilleros han cambiado de parecer e incluso con
quilla de hierro fundido, se ven tornillos y pernos de acero inox.
Actualmente la mayoría de los barcos actuales tienen sentinas secas
al no tener palos pasantes y si no hay agua o humedad, como ya hemos
indicado, no hay posibilidad de “crear”electrolito y por tanto no
existe riesgo de oxidación o corrosión.
El
acero dulce es más fuerte y tenaz que el acero inoxidable el cual es
más quebradizo. Por esta razón los pares de apriete en los aceros
carbonados de máxima calidad llegan a triplicar los valores máximos
soportados por el acero inoxidable.
Acero zincado, por
acero zincado nuevo. Hemos preferido mantener el tipo de material
pues al sacar el perno el hilo de rosca en quilla estaba bien y ha
protegido bien el hierro fundido. La bomba de sentina muestra que
esta zona suele tener agua.
Sería una buena idea
hacer una separación de la sentina, con unas láminas de fibra, de
forma que creemos una zona seca aislada en donde están los pernos,
de la parte de la sentina en donde se pueda acumular agua a ser
extraída por la bomba de sentina.
Sellado exterior de la quilla
Es muy
importante el buen sellado de la quilla con el casco, pues en caso
de penetrar agua de mar por el exterior, por un defecto de montaje,
esta puede llegar a los asientos de la quilla sin que lo podamos
detectar. En caso de utilizar inox, es aconsejable utilizar el tipo
316 para el perno, pero montar inox-304 para la placa o arandela y
para la tuerca, que están por debajo en nobleza de la tabla
galvánica, y así en caso de corriente galvánica, éstas protegerán al
perno o tornillo.
El
sellado se puede hacer con un sellante de poliuretano o mejor aún
con un polisulfuro que aguanta mejor la humedad y es tan flexible o
más que el poliuretano. Es importante poner un cordón alrededor de
cada perno y otro generoso cordón perimetral cuyo material de
sellado sobrante retiraremos al apretar la quilla contra el casco.
Una vez extraídos
tuercas o tornillos en las sentinas, la quilla puede NO querer caer
por gravedad, a pesar de su enorme peso. Tendremos que utilizar
cuñas y cortar con cuchillas el sellante que la sujeta al barco. En
este caso, una vez fuera, debemos observar y en su caso reparar los
desperfectos ocasionados por las cuñas herramientas de extracción.
Corrosión en ausencia de oxigeno (ambientes
anaeróbicos)
El
acero inox es una aleación de acero dulce, con cromo (y también mobildeno en caso de ser acero inox 316). El cromo se oxida
instantáneamente en presencia del oxigeno del aire o del agua o
humedad, y produce una capa de oxido de cromo muy dura y
transparente y totalmente inerte frente a la oxidación. De esta
manera la pieza en acero inoxidable queda protegida por sí misma. La
creación de esta delgada película protectora se llama pasivación del
metal. En el aluminio ocurre un efecto equivalente, pero en el acero
inoxidable la finísima cara pasivada de oxido de cromo es totalmente
invisible y con propiedades y durezas cerámicas.
Cuidado
con los productos alogenados que contienen (fluor, cloro, bromo,
iodo) pues son capaces de atacar y romper la capa protectora de
oxido de cromo. Una vez rota esta capa de protección, al agua salada
ataca la aleación que se “defiende” creando otra capa de oxido de
cromo. El problema ocurre si en el "ambiente" (rosca quilla con
perno o zona de paso del tornillo a través del casco) no hay oxigeno y estamos en una
región
anaeróbica, Al no haber oxigeno, el cromo retirado por el halógeno
no se puede oxidar y por tanto la pieza no puede regenerar la capa
de protección de óxido de cromo. En estos casos se produce un tipo
de corrosión conocida como intersticial que conduce a agrietamientos
o pérdidas de masa, sin que den la cara al exterior.
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En las quillas
de los barcos con pernos o tornillos Inox, la corrosión
puede ocurrir en donde el tornillo atraviesa el espesor del
casco, quedando oculta a la inspección.
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Con los
pernos de quilla, la mejor forma de prevenir los problemas, es
retirando el agua de la sentina (especialmente si ésta es salada).
Además eliminaremos problemas de humedades y creación de hongos y
olores.
Es
importante evitar para la limpieza de la sentina los productos que
tengas cloro o cualquier tipo de halógeno (cuidado con los productos
y limpiadores clorados).
¿Debemos untar el tornillos nuevo antes de
atornillar?
Antes
de volver a tornillas un perno extraído para su inspección, conviene
limpiarlo, pero no de cualquier manera. El cepillo con púas de
bronce es perfecto, pero también podemos utilizar las cerdas de
nylon o un scotch-brite o disco de debastado parecido. No debemos
utilizar cepillos de púas de acero, pues la incrustaciones que
pudieran quedar, podrían dar origen a nuevas corrosiones por
picaduras.
Antes
de volver a meter el tornillo o perno, podemos untarlo en algún
producto que evite el gripado y que actué como protector y
lubricante durante su apretado. Por ejemplo cera de Lanolina o grasa
de vaselina. Pero
nunca los unte de poliuretano pues su próxima inspección sería
imposible o verse muy dificultada.
En
ocasiones al intentar bajar una quilla, y ya con las tuercas
retiradas, esta no baja de ninguna manera por mucho que apalaquemos
desde el exterior con cuñas y formones. En este caso se puede
perforar la fibra alrededor del perno para agrandar el agujero hasta
llegar al exterior en la base superior de la quilla. En estos casos,
antes de montar de nuevo la quilla reparada, debemos encasquillar
los agujeros con algún tubo de fibra y epoxi.
Hubo que agrandar los
agujeros alrededor del perno para poder bajar la quilla. Agujeros
demasiado grandes que debe ser ajustados con casquillos antes de
volver a poner de nuevo la quilla una vez reparada.
¿Cuánto cuesta reparar una quilla?
Es muy
difícil indicar una cifra, pues hay varaderos que pueden costar
menos de la mitad que otros. También dependerá la temporada y les
puedo asegurar que en mitad de Agosto en Baleares, le cobrarán el
triple que si hace el trabajo en la península en mitad de la
invernada.
Si lo
hace usted mismo y no hay que bajar la quilla, el único coste será
el de los nuevos tornillos y por unas decenas de euros tendremos
solucionado el asunto.
Si no
hay problemas durante la bajada de la quilla y los pernos salen con
normalidad sin recurrir herramientas especiales, el trabajo pueden
llevar a dos operarios una jornada completa de trabajo. El precio
puede ascender a varios miles de euros si los pernos se parten, si
hay que soldar para extraer algún perno partido, o hay que hacer
taladros nuevos para rehacer asientos. En un 40’’ en torno a 3.000 €
con varadas y grúas, pero la cifra puede subir al doble fácilmente
si el trabajo se complica.
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