Las proas lanzada han sido siempre más elegantes y
permiten un ataque más noble a las olas, además de crear una eslora
de floración dinámica dependiendo de lo que esta se hunda en el
agua, con lo que se crean empujes adicionales en proa que mejoran el
comportamiento en función de las condiciones de navegación.
Con una proa lanzada echar el ancla y sobre
todo recogerla es más fácil y menos comprometido para el casco. Con
las proas verticales hay que estar muy atento para que el ancla al
oscilar en la subida no golpeé el casco rayando el gelcoat.
Sin embargo la tendencia actual es hacia las
proas rectas cuando no totalmente verticales. Se trata de un
problema económico y de modas. En los barcos de regatas se cuenta la
eslora total y por tanto esta hay que aprovecharla al máximo
haciendo que esta eslora total, coincida con la de flotación (proa
vertical). Como la gente gusta de comprar barcos que se parezcan a
los de las regatas, esta moda influye en los diseñadores y el
resultado es que tenemos los barcos que existen en el mercado.
Existen otras importantes razones para las
proas rectas. Cuando compramos o alquilamos un amarre nos cobran por
la eslora total, de modo que debemos adquirir un barco que por una
eslora dada nos ofrezca lo máximo posible en prestaciones. Además
cuanto más verticales sean las proas más se aprovecha el espacio
interior del barco y por tanto a igualdad de eslora, un barco de
proa lanzada será menos habitable.
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