Las
ventajas del bulbo de proa se descubrieron por casualidad durante la
segunda guerra mundial. Algunos destructores EEUU instalaban el
sonar lo más lejos posible del ruido de sus motores, para conseguir
detectar submarinos alemanes de la forma más eficaz. Para evitar la
perturbación del eco del sonar con los ruidos del barco y de las
olas de la proa, se instaló por delante de ella un bulbo en el que
se montaba el receptor del sonar. Rápidamente se dieron cuenta que
estas modificaciones reducían considerablemente el gasto de
combustible. Permite un gran ahorro de combustible al disminuir
cerca del 15% de la resistencia hidrodinámica del barco!
Está hueco, y su
único objetivo es desviar el agua para que esta interfiera con la
ola de proa del barco. Esta interferencia consigue reducir la altura
de la ola de proa y por tanto la energía perdida por la creación de
esta resistencia. La forma y tamaño dependen de la velocidad para la
que se diseña el barco. Por esta razón el bulbo consigue ahorros de
combustible cuando se navega a velocidades altas de crucero. Con
velocidades pequeñas, su ventaja es muy pequeña, pesando más la
resistencia debida al aumento de superficies mojadas, que las
mejoras de comportamiento hidrodinámico. Por esta razón en los
barcos pequeños y de recreo cuyas velocidades son lentas se diseñan
sin ningún tipo de bulbo.
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