¿Cómo se construyen los
“Daggers”
¿Cómo se construyen los daggerboards
cuándo un astillero tiene que producirlos en serie? Básicamente
existen dos métodos, y ambos requieren el uso de moldes hembra.
El método más lento y caro, pero de
mucha mayor calidad en los laminados y control dimensional es el
método tradicional de fabricar las dos mitades por separado para
después unirlas con un laminado perimetral.
El método más rápido consiste en
colocar el laminado en ambas caras y antes de que la resina cure,
cerrar los dos medios moldes como si fuera un mejillón, este método
no garantiza un laminado compactado y bien alineado, ni tampoco un
buen control dimensional. Éste fue el caso de los daggers de los
Catana 471 y 431, dónde estos fueron construidos por el segundo
método y dieron mal resultado, teniendo muchos de ellos que ser
reemplazados; Como consecuencia de ello, el astillero Catana para no
subir su precio, decidió sobre dimensionar las “cajas” o huecos del
cajón del dagger, haciendo que los daggers puedan vibrar
incómodamente en determinadas condiciones de navegación. La solución
más sencilla consiste en acuñar las derivas a la altura de la cubierta.
Esta solución la encontramos en bastantes otras marcas de
catamaranes con daggers. Si es necesario, habrá que acuñar los
daggers si estos se ponen a vibrar con la velocidad del barco. Las
cuñas suelen ser de goma dura y de quita y pon.
Método de construcción
tradicional, primero ambas caras por separado y después unidas con
laminado perimetral.
Sección de dagger
construido con el método 2, más rápido y económico pero de peor
calidad, pueden observarse las secciones cuadradas de PVC colapsadas
por un mal empaquetado del laminado. Los huecos interiores se llenan
con agua de mar, y al pesar más, ser hunden por gravedad evitando
utilizar el segundo control de arriado.
En cuanto a los materiales utilizados
para su construcción, suelen ser casi todos de fibra de carbono y
resina epoxy. Si encontramos alguno hecho con fibra de vidrio,
podríamos sospechar que han sido reparados de forma poco ortodoxa.
Cómo usar los daggers
Existen 3 reglas de oro, para manejar
los daggers y lograr que el cata rinda para lo que ha sido
diseñado. Debemos seguirlas en todo momento para no someter las
derivas a esfuerzos que las puedan partir. Además de cuidar el
material debemos limitar los riesgos que originan las derivas a
grandes velocidades, y evitar las condiciones que pueden hacerse
peligrosas o que incrementen el riesgo extremo de vuelco del
catamarán.
Regla 1 – RUMBO: En rumbos de
ceñida debemos llevar las derivas todo abajo. En rumbos del través
medio levantadas y en largos y portantes debemos llevar las derivas
totalmente arriba.
Regla 2 - ESTADO del MAR: Con
oleaje de proa podemos llevar los daggers abajo, pero con olas de
través los daggers deben estará media altura. Con mar de popa los
daggers deben permanecer arriba o dejar metida una puntita o una
cuarta parte de éste para estabilizar la ruta sin aumentar en exceso
el rozamiento.
Regla 3 - VELOCIDAD: Hasta los
7 nudos de velocidad en el barco, podemos llevar los daggers
totalmente abajo. De 8 a 10 nudos de velocidad los daggers a media
altura. A más de 10 nudos de velocidad, los daggers deben estar
arriba.
Pero no todo es blanco o negro, y
debemos modular estas reglas según las condiciones particulares de
cada navegación y sobre todo…, seguir las recomendaciones del
fabricante y que aparecen en el Manual del Propietario del
barco. Las 2 primeras reglas van entrelazadas, no se puede aplicar
una sin tener en cuenta la otra.
La tercera regla es del tipo máximos y
por tanto nos indica los límites que si son excedidos podrían acabar
en roturas del dagger por exceso de presión lateral. “La
sustentación es función de la velocidad del fluido al cuadrado”, y
por tanto es una progresión geométrica en la que pequeños
incrementos en la velocidad del barco producen enormes incrementos
en las cargas que el dagger ha de soportar.
La primera y segunda regla las
comentamos a la vez. En ceñida bajaremos a deriva toda su longitud,
las dos a la vez; a este rumbo no vibra y no hace falta acuñarla. Si
la velocidad supera o está cerca de los 8 nudos consultaremos en el
equipo de viento el dato de ángulo de deriva y observaremos que
subiendo un poco las derivas ese ángulo no aumenta; la razón es que
la velocidad del barco es suficiente para que se genere la
sustentación necesaria, el resto es freno en el velocidad. Un valor
de ángulo de deriva de 5 grados está muy bien, a veces dejarlo
derivar hasta 7 grados pero con 2 nudos más de velocidad puede
interesar, la función de VMG nos determinará cual es el ángulo de
deriva idóneo.
Los catamaranes con orza fija no
suelen mejorar el ángulo de deriva por debajo de los 13º, lo cual
haciendo una ceñida frente a las rocas por sotavento puede dar un
poco de miedo. En estos casos, el oleaje no es un factor
determinante para la seguridad, pero sí para el rendimiento del
barco; la alta relación de aspecto de las derivas elevables las hace
trabajar fuera del flujo rotacional del oleaje, dando como
resultado, un rumbo mucho más estable.
Seguridad ante todo
¿Puede un dagger partir por un exceso
de velocidad y por tanto de sobre-esfuerzo? Sí, y suele ocurrir más a menudo de lo
que parece.
¿Entonces, por qué no se construyen más resistentes,
capaces de aguantarlo todo? El criterio principal es la seguridad de
barco y su tripulación. El dagger actuará como un fusible y se
partirá antes de que el catamarán pueda volcar (o sacar un patín
fuera del agua).
¿Cómo resuelven este problema de
seguridad un catamarán de orzas fijas? Reduciendo el diámetro de los
obenques, éstos son sus fusibles, que forzarán una caída del palo
antes que generar un vuelco del cata. Ante unas condiciones de
navegación muy radicales, que la deriva se rompa es algo positivo y
estudiado. Es un criterio excelente para los no regatistas, para
quienes conectamos el piloto automático y disfrutamos de una
navegación más relajada.
Pero… ¿Qué deriva suele romperse antes
y a que rumbo? Suele ser navegando de través, con fuerte oleaje y
fuerte viento. La deriva de barlovento es la que primero se rompe,
al ser la más expuesta al embate de las olas.
Ultreia en el Caribe,
primavera
2.023: Deriva de barlovento partida por un exceso de sustentación,
Nos ocurrió con 25 nudos de viento real, navegando de través a una
velocidad de 16 nudos, 2.5 metros de altura de ola y toda la deriva
metida, en su posición más abajo. Importante; ¡respetar las
directrices del Manual del Propietario!
El ajuste fino de los Daggers
Navegando con vientos del través, la
velocidad aumenta rápidamente y por tanto también su sustentación,
lo que hace que podamos reducir su superficie elevándola
parcialmente. Es decir, con traveses rápidos, podemos subir las
derivas a la mitad. Subiremos las dos derivas a la vez controlando
en la instrumentación el abatimiento hasta que el ángulo de deriva
empiece a aumentar demasiado.
El oleaje es crítico a este rumbo, y
se puede volver peligroso (y más aun para los catamaranes con orzas
fijas, a los que no les queda más remedio que aguantar), por lo que
debemos prestar mucha atención a la combinación de velocidad, oleaje
y estabilidad de rumbo. Recordar que no llega antes el que consigue
velocidades puntas más altas, sino el que mantiene medias constantes
más altas, y los guiños acaban añadiendo muchas millas a la
travesía. A este rumbo es donde las mayores cargas estructurales
aparecen por todo el barco, y es importante no navegar al límite…
En cuanto a los rumbos muy abiertos o
empopadas, por efecto del viento las derivas no son necesarias; pero
si lo pueden ser por el oleaje. El catamarán cuando baja una ola
tiende a irse de rumbo a no ser que las derivas se lo impidan. Con
las derivas el barco va “encarrilado”, deja de culear, se vuelve
confortable y, lo mejor de todo, al piloto automático no lo volvemos
loco, y su consumo baja muchísimo. En la práctica, con un 20% de
daggers sumergidos es suficiente.
¿Cuándo utilizo la deriva de babor y
cuando la de estribor? En el tipo de catamaranes que nos concierne,
la superficie de deriva calculada es la suma de los dos daggerboards,
así que se usan siempre los dos a la vez, parejos. Hay quien comenta
que con mala mar del través, prefieren hundir más el dagger de
barlovento que el de sotavento, para en caso de intento de vuelco,
el dagger de sotavento no actúe como punto de apoyo, pues el dagger
de barlovento sale primero del agua; Según este criterio, si el
dagger de barlovento es el más expuesto y el que más riesgo tiene de
partir… ¿Por qué exponerlo más aún? Existen otras soluciones más
razonables, siempre basadas en el control de la velocidad, así que
yo mantendría siempre la misma altura en los dos daggerboards.
Cajón del dagger,
visto bajo flotación con el dagger desmontado para revisión
Las ventajas de los “Daggers”
Ventajas de un dagger frente a una
quilla fija:
- Mayor rendimiento (mayor
relación de aspecto vertical).
- Mejores ángulos de
navegación.
- Rumbos más estables.
- Mejores aproximaciones a la playa al
no calar levantados.
- No cogen caracolillo porque en
puerto se estiban en su posición arriba y por tanto no necesitan antifouling (y por la misma razón menos superficie que limpiar
buceando).
En cuanto a la seguridad, los daggers,
frente a las quillas fijas, son todo ventajas; pues nos permiten
adaptar la navegación del barco a nuestras condiciones de viento y
ola, y actúan como fusibles, partiéndose antes de llegar a un vuelco
del barco (las quillas fijas no se diseñan de igual manera). Estas
dos ventajas proporcionan mucha tranquilidad y seguridad a cualquier
buen capitán.
Pero en cuanto a costes, los daggers
frente a las quillas fijas son todo desventajas; más caros de
construcción y de reparación.
En resumen, llevar derivas elevables a
bordo es un plus en seguridad y confort en navegación que justifican
su coste y pérdida de espacio habitable. Su uso hacen la navegación
amena, sin ser un elemento al que haya que estar muy pendiente. Y ni
que decir tiene que cuando nos aproximamos a una zona de muy poco
calado, a una playa, no es lo mismo calar 1 metro que 1.6 metros.
Artículos relacionados:
-
Catas de altas
prestaciones
-
¿Por qué corren más
los catamaranes?
-
Forma de las quillas y
capacidad de ceñir al viento
-
¿Es su barco realmente
oceánico?
-
Pero... ¿Cómo está mi
quilla?