Un
casco de quilla corrida tiene una capacidad de ceñida de unos 15º a
20º inferior a la de los veleros actuales. Para ceñir debemos
aplanar las velas y cazarlas cerca del eje del barco, pero también
es necesario que el casco no derive
excesivamente.
Al compararlos vemos que un velero
tradicional ofrece una gran superficie de través y que por tanto, esta debería tender a evitar
la deriva
y por tanto a orzar bien. Pero lo que ocurre realmente es que
la forma redondeada de la carena permite (si algo lo empuja
transversalmente) que el casco deslice bien sobre el agua
desplazando cómodamente el volumen de agua y por tanto no ofrezca
demasiada resistencia a la deriva.
En definitiva la superficie proyectada del casco
transversalmente no pude competir con la superficie fina y perfilada
de la quilla de un velero actual.
Cuanto más fina, estrecha y profunda sea una
quilla más resistencia y freno ejercerán frente a la deriva, y por
tanto ceñirá más. La quilla frena el desplazamiento lateral del
barco de forma estática. Pero…
En cuanto el barco avanza el agua circula
entre sus caras, y cuanto estamos derivando un poco, es obvio que
existe un ligero ángulo de ataque en el perfil de la quilla frente a
la masa de agua en la que esta avanza. Es lo que llamamos el ángulo
de deriva, que genera, al igual que en el ala de un avión, una sobrepresión en la cara de sotavento del lado al que estamos
derivando y una succión en la cara contraria.
El resultado es una fuerza hidrodinámica que evita la
deriva. El efecto es muy acusado como podemos comprobar si estamos
parados y repentinamente llega una racha de viento. Entonces el
velero deriva claramente aunque está retenido por la superficie
lateral de la quilla, hasta que este empieza a tener arrancada y se
reduce drásticamente la deriva.
En un velero clásico el efecto de su ‘ala submarina’
manifestado por la quilla bajo el agua, prácticamente no existe.
Cualquier ala (las submarinas que trabajan en el agua también)
funcionan mejor cuanto más alargadas (profundas y finas) sean.
Por esta misma razón los aviones veleros que vuelan
sin motor y tienen que tener un rendimiento muy alto, tienen sus
alas muy finas con una enorme envergadura. Lo mismo que las quillas
finas y muy profundas de un barco de regatas.
Cuanto más rápido se mueva el barco mejor
trabajará la quilla, ya que el efecto de succión es proporcional al
cuadrado de la velocidad. Las quillas finas y profundas al ejercer
menos resistencia hidrodinámica permiten al velero
tomar más
velocidad y por tanto una mayor fuerza antideriva. En definitiva
ciñen mucho más.
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