¿Por
qué naufragan los barcos?
Muchos de estos
hundimientos se deben a tormentas y huracanes que producen olas
capaces de destrozarlos. En otros casos los barcos se hunden al
encallar en una bajío, por un fallo de navegación o por problemas en
el sistema de propulsión, o por el debilitamiento de sus estructuras
debido a la oxidación y falta de mantenimiento o también por
conflictos armados y guerras.
La vía de agua
ocasionada por la perforación del casco en su obra viva conduce si
no se solventa con rapidez a un seguro hundimiento. Muchas vías de agua se producen al
chocar el barco contra objetos contundentes que flotan a la deriva,
como son grandes troncos o contenedores perdidos por buques
mercantes y que quedan flotando entre dos aguas a ras de la
superficie.
En aguas someras existe siempre el riesgo de chocar
contra el fondo y originar una vía de agua. Cuando tras una rotura
en los forros se inunda algunos compartimientos en una zona del
barco, se produce una inestabilidad que inclina el barco a una de
las bandas y somete el casco a tensiones y fuerzas para los cuales
no ha sido diseñado. Otros barcos desaparecen actualmente debido a
actos de piratería, o por sabotajes incluso de la propia tripulación
para cobrar un seguro. Hay de todo….
El ferry Estonia se
hundió en el Mar Báltico en 1.994
El fallo humano
tanto de navegación como en el mantenimiento del barco está entre
las primeras causas de hundimiento. Por ejemplo el ferry Estonia,
que se hundió en Septiembre de 1.994 en aguas del mar Báltico durante
una tormenta hace sólo unos años, llevándose
consigo 850 vidas, se produjo por la apertura inesperada de la
puerta de carga, cuyo mantenimiento dejaba mucho que desear. Una vez
detectado el comienzo de inundación en las bodegas, el capitán restó
importancia al asunto, porque el problema ya se había dado en otras
ocasiones. Esa misma falta de profesionalidad condujo al desastre
del famoso Titanic, que navegaba
excesivamente rápido por aguas de latitud demasiado al norte, en
donde la presencia de icebergs era muy previsible.
Durante las
guerras, y especialmente en la 2ª guerra
mundial, las cifras de naufragios son mucho mayores. Por ejemplo el canal de la
mancha está plagado de naufragios. Entre los años 1.935 y 1.945, un
total de 5.150 buques mercantes fueron torpedeados y hundidos, a los
cuales se sumaron otros 600 navíos de guerra y más de 1.000
submarinos.
El horror de los naufragios.
Entre los
hundimientos más terribles destacan los siguientes naufragios con
cifras de víctimas verdaderamente aterradoras: El trasatlántico
alemán Wilhelm Gustloff
fue torpedeado por un submarino soviético en enero de 1.945 y en él
perecieron unos 9.000 refugiados alemanes muchos de los cuales
eran niños que huían de la Alemania nazi cuya rendición era ya
evidente.
También el barco hospital alemán MS Goya
se llevó al fondo del mar a unos 6.000 alemanes muchos de
ellos impedidos. Un poco después el acorazado japonés Yamato
se hundía en el pacífico arrastrando consigo la vida de 2.475
marines japoneses. El acorazado Bismarck
hundido en 1.941 ocasionó 2.100 muertos.
El Titanic
se hundíó en el año 1.912 tras una colisión con un iceberg y se
cobró 1.523 vidas. En España, el Castillo de Olite
se hundió durante la guerra civil española en
la defensa de la ciudad de Cartagena y murieron 1.476 españoles.
El Lusitania
con 1.195 muertos, y más recientemente el barco de guerra argentino
General Belgrano
hundido en las islas Malvinas por un torpedo inglés se llevó
la vida de 1.000 jóvenes marineros argentinos.
Los pecios más famosos
Los barcos
hundidos esconden celosamente leyendas secretas, misterios de otros
tiempos, historias sin resolver. Sólo los
barcos hundidos en aguas someras a menos de 50 metros de profundidad
pueden ser visitados y explorados practicando el buceo deportivo.
Se trata de un
deporte asombroso en donde se conjuga la pasión por flotar ingrávido
y el descubrimiento de estructuras portentosas que se
mimetizan con el fondo marino. Con el paso de los años y a medida que
la vida marina lo invadiendo, el pecio se embellece pacientemente. En ocasiones las
imágenes son sobrecogedoras, pues nos damos cuenta de que en ellos
han perecido muchas vidas. La sepulcral
serenidad del momento contrasta con los momentos acaecidos justo en
el momento de la tragedia y hundimiento.
Buceas junto a
una enorme hélice de más de 3 metros de altura en la que crecen
enormes gorgonias y remontas hasta la cubierta hasta alcanzar un
gran
boquete en la cubierta que te conduce a la sala de máquinas en donde
contemplas los gigantescos motores y complejos mecanismos, ahora
morada de morenas, meros, pulpos, corales y todo tipo de moluscos.
Por ejemplo en el acorazado
alemán Thistlegorm hundido en aguas del Mar Rojo durante la 2º guerra mundial, alcanzas las enormes bodegas en donde
sorprende encontrar una gran locomotora y diferentes motos BMW de la
época. Por todas partes contemplas cajas de mortero
y artillería de diferente diámetro.
A los aficionados
a los pecios, sin duda hay que aconsejarles un viaje a Micronesia en
la laguna de las Truk al norte de Nueva Guinea. En este lejano
rincón del Océano Pacífico, los norteamericanos
hundieron a toda la flota japonesa una vez finalizada la 2ª
guerra mundial. Los pecios a poca profundidad reposan inmóviles
formando decenas de arrecifes artificiales en donde la vida
subacuática nos hace olvidar los horrores vividos por sus marinos.
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