Introducción
Extrañará
a algunos que en este libro aparezcan dos personajes un poco "surrealistas":
El "Capitán Isidore Caubin", hombre de una
cierta edad con aparentemente mucha experiencia y un joven
marinero llamado "Simbad", a veces un poco
inquieto y poco respetuoso también a veces, con sus mayores...
El
libro está basado en los diálogos nocturnos que estos dos
personajes tienen alrededor casi siempre de un ron de las
Antillas a bordo de un buque no definido que se supone que
navega siempre...
El
tema de sus conversaciones es siempre el mismo: Los barcos...
El
capitán "sabe" y el marinero "escucha
a veces"...
Por
cierto, lo de "Isidore Caubin el fantasma",
empezó para mí, de una manera extraña...
"Algo
cayó o se rompió allí"...en
el salón de abajo que me hizo dar un salto en la cama.
Me
levanté, un poco atolondrado por el sopor de ese sueño
incompleto de verano, y a trompicones llegué al salón no sin
antes casi romperme la cabeza en las escaleras.
Solo
una o dos horas antes allí, donde mis invitados saboreaban el
ultimo coñac antes de despedirse, me encontré con "él".
Sentado
con su uniforme rutilante y sus magníficos botones dorados en
el sillón que tengo más cercano a la ventana y balcón
principal. Todavía creo a veces de que se trató de un sueño; de un simple sueño que tuve en
aquella calurosa noche de verano...
-
"Soy el Capitán de Navío
Isidoro Caubin ancestro tuyo por parte materna."
"Fui
secretario personal del contra almirante Pierre René Marie
Etienne Dumanoir le Pelley, jefe del Estado Mayor General de la
Segunda Escuadra del Almirante Sylvestre Villeneuve...Este último
jefe del Estado Mayor de la Escuadra franco española en el
combate de Trafalgar..."
Una
larga cicatriz en su mejilla derecha le daba un aspecto de
dureza.
Esta
cicatriz, le cruzaba desde su ojo derecho hasta la comisura de
su labio superior.
Y
como podréis suponer, me quedé helado...
"Soy
el Capitán de Navío Isidore Caubin, antepasado tuyo."
"No
existo, estoy muerto y será difícil de creer, ya lo sé..."
Siguió
hablando y yo no podía reaccionar: Aquello era demasiado "gordo..."
"Vas
a contarles a todos, ya que mi condición actual de fantasma no
me lo permite, la historia de las guerras navales, tales como en
realidad han existido".
--- Continuó el capitán
impertérrito.
"No
como historiador; a pesar de que toda la información que te
facilitaré y que tendrás será autentica".
"Quiero
que las cuentes como yo las he vivido durante mi errancia que
será eterna como fantasma... desde la época de Trafalgar donde
la metralla inglesa acabó con mi vida..."
"Yo,
Isidore Caubin, he vivido en la época en que los hombres todavía
consideraban como valores intrínsecos del ser humano "La
Ética”…
"Hoy
estáis viviendo en una época donde la ética no existe: Estáis
viviendo en la época de "La
Estética”.
Contuve
la respiración, mientras mi interlocutor proseguía:
"¡
Habéis inventado esa barbaridad que se llama La Sociedad de
Consumo, que disfrutan muy pocos y que hace sufrir a
tantos!"
"Os
habéis olvidado hasta de vuestros padres a los que encerráis
en asilos…"
"Pero
eso ni siquiera yo… Isidore Caubin, fantasma venido de la época
de “La Ética”, puedo hacer nada..."
"
He venido a verte, ya que tú…--- Aquí
hizo una pausa --- Tú,
podrás quizás cambiar las cosas cuando cuentes las historias
que voy a inspirarte…"
Cuando
desapareció, encontré al lado de mi " PC portátil"
un legajo antiguo en el que figuraba la lista de los muertos y
heridos del combate naval de Trafalgar: ¡Jamás había visto
nada parecido!.
Aquello
fue la prueba de que no había soñado.
Ni
siquiera en el Museo Naval de Barcelona, ni en el " Musée
Maritime de Paris" ni en ningún museo que yo conozca, poseen
esta lista tan completa...
A
partir de entonces y consciente de no ser un gran escritor,
inspirada mi mano por una fuerza extraña, comencé mis
relatos...
Ya
no como escritor que busca premios, si no como una obligación
inalienable hacia mi antepasado y hacia los hombres de mar que
han forjado nuestro presente...
Pero...me
diréis vosotros...¿Qué tiene que ver eso con unas charlas
sobre la Construcción Naval?
Hace
años cuando estaba en la Marina de Guerra, tuve la ocasión de
embarcarme en una fragata antisubmarina, "El Furor",
que todavía estaba en construcción en los astilleros Bazán en
el Ferrol.
Todavía
le quedaban unos meses antes de ser dada de alta y "buena"
para el Servicio y la navegación, así que en mis momentos de
ocio me acerqué a aquellos grandes talleres de la Marina, para
observar como construían buques.
Allí
"me entró el gusanillo" y me di cuenta del
gran saber de aquellos maestros, carpinteros y obreros
navales...
Ese
fue mi primer contacto con la belleza de la construcción naval
y me di cuenta de que siempre se habla de grandes marinos, de
historias increíbles de la gente de mar, pero que nadie habla
de esos hombres "que construyen barcos", de
esos hombres sin los cuales ni Cristóbal Colon, ni el Gran
Capitán, ni Churruca, ni Nelson...hubiesen existido.
Estoy
seguro pues de que el capitán Isidore Caubin, aceptará esta
pequeña "trasgresión" aparente hacia el
mandato encomendado.
Años
después yo trabajaba en el Sahara "exfrancés",
en Argelia a unos mil o dos mil kilómetros de cualquier mar,
concretamente en "Hassi Messaoud" y construí
con una veintena de mis alumnos el casco de acero de un velero
de 18 metros bajo un sol terrible que nos tenía permanentemente
a 55 grados a la sombra...
Creo
haber sido el único "estrafalario" de la
historia de la marina que ha hecho algo semejante...
Después
de muchas vicisitudes, aquel casco fue trasladado a Argel,
comprado por un coronel de aquellos de la época de Boumedian,
el cual pronto se dio cuenta de que en Argelia no lo podía "armar"
y se lo vendió a un francés que estaba de paso por allí, el
cual lo embarcó y se lo llevó al puerto de Gruisant en
Francia, en el famoso y siempre temido "Golfe du Lyon"...
Aquel
hombre estuvo trabajando en los astilleros del lugar durante
cinco largos años, para poder "pagarse" el
armamento del que pronto sería "Le Zetrag"...
Le
Zetrag partió hacia las costas brasileñas en octubre de 1979
con pertrechos y víveres, una tripulación compuesta por Jean
Pierre Alfonso, Dominique, yo mismo, Jane (La hija de Dominique),
Catherine, la mujer de Dominique, que estaba siempre mareada la
pobre, y dos parejas de turistas de pago a los que se les había
prometido que comerían "foiegras" y beberían "champagne"
a sus anchas durante el viaje hasta Brasil.
Pero...me
olvidaba de un personaje inquietante: "Aneas Pierce"...
Aneas
Pierce no era un ser humano aunque formaba parte de nuestro
equipo como un tripulante más; se trataba de un mandril de
dientes acerados y de culo rojo pelado, de más de un metro de
alzada y de una fiereza escalofriante.
Aneas
estaba constantemente sujeto con una cadena, pero a veces cuando
uno pasaba cerca de él era peligroso y uno sentía sus dientes
entrechocar mordiendo furiosamente el aire.
Nadie
se atrevía ni siquiera a darle de comer. Solo Dominique podía
hacerlo y aquella fiera era la única persona que toleraba...
Un
día en medio del Atlántico, Eneas atacó no sabemos porqué a
Dominique abriéndole el brazo izquierdo hasta el hueso sobre
una longitud de unos quince centímetros....Yo maté a Eneas con
unos cuantos golpes fuertes de bichero y "cosí"
con agujas e hilo de velas la herida del pobre Dominique, lógicamente
con la única anestesia que era posible: Una botella de coñac
con la que rocié abundantemente a Dominique "por dentro
y por fuera".
La
herida, gracias a Dios no se infectó... Pero a medio cruzar el
charco, las provisiones, el champagne prometido a los turistas y
el coñac y todo lo demás se había terminado...El resto del
viaje hervíamos arroz con agua de mar y al llegar
al Brasil, una noche los dos hombres de las parejas de
turistas abordaron el Zetrag.
Solo
estaba mi pobre amigo Jean Pierre Alfonso, borracho como siempre
de guardia y se ensañaron y vengaron con él propinándole una
terrible paliza que lo llevó al hospital donde permaneció dos
meses...
En
fin, esta es otra historia y lo que yo quería resaltar es que
aquel velero armado en goleta, cumplió su cometido y nos llevó
sanos y salvos hasta Bahía, de lo que yo como "constructor"
del mismo me sentí siempre orgulloso... Mi manía por los
barcos hizo que ya en una "Banlieue" cercana a
Paris y años después, me construyera un pequeño buque de
madera de unos ocho metros en el jardín de mi casa, con la lógica
preocupación de mi mujer que estaba cada vez más convencida de
que me había vuelto completamente loco...
Y
puntualizar otra cosa importante para algunos: No tengo ningún
titulo ni nada parecido que me acredite como "experto"
en construcción naval, solo aprobé los exámenes de Capitán
de Yate como cualquier otro...No tengo ningún "Titulo
naval" ni nada de nada, aparte de mis experiencias
personales en la materia...He navegado, eso si, sobre todo por
las costas francesas tanto en el Norte como en Mediterráneo
como por el mar del Caribe y las costas chilenas en el
Pacifico... durante unos treinta años, pero tengo que
puntualizar que "jamás atravesé el
famoso Cabo" y que por lo tanto no tengo derecho a "orinar
a sotavento" ni a llevar ningún "anillo en la
oreja..."
Conozco
todos los bares y tugurios de marinos de todas las costas
francesas y de algunas otras, pero mi verdadera carrera la he
hecho como ingeniero superior de telecomunicaciones, aunque la
mar siempre me ha atraído sobremanera...
Y
esta es la razón por la que entre otras cosas me he interesado
en el tema que creo tiene un cierto atractivo, ya que mi punto
de vista no puede ser el mismo que el que tienen "los
que cayeron dentro de la marmita cuando eran pequeños".
El
contenido de esta humilde obra, creo que es bueno y he hecho un
esfuerzo desde el punto de vista pedagógico, para que todas las
nociones de este libro, que por cierto son de dominio general y
conocido pero no explicadas de esta manera, estén al alcance de
la mayoría, incluyendo a aquellos "que hace tiempo que
olvidaron lo que aprendieron": En el libro "no
hay nada que no haya ya sido inventado" y su única
diferencia, que humildemente creo que
tiene con otras obras, es precisamente "la
manera" de presentar estas cosas. En esto, en "lo
pedagógico", si que creo tener una buena experiencia
tanto en la "formación de adultos", como en
los "métodos por objetivos", ya que casi toda
mi vida profesional me la he pasado haciendo esto y sé por
experiencia las dificultades que tienen los estudiantes y sobre
todo los "autodidactas" con las nociones de
matemáticas o con las ciencias dichas "superiores".
Mi
agradecimiento a "Fondear.com" y a Marta y
Alberto Piedra por su ayuda, amistad y "Puesta en
obra" en la Web de Fondear, de estas charlas.
Finalmente
espero que esta humilde obra os guste, os interese y os sirva.
La
dedico a todos mis compañeros de la "Primera Promoción
de Especialistas Electrónicos" de la Marina de Guerra
Española, gracias a la cual y sin tener todavía 19 años, "me
enamoré perdida y definitivamente de la Mar..."
Luis
Sirera de Rivas
e-mail:
lsirera0@gmail.com
Artículos relacionados:
-
Los arquitectos
navales
-
Los grandes teóricos
de los barcos
-
Prestaciones teóricas de un velero
-
Lección 1: Arquímedes
-
Lección 2a: La
Hidrostática
-
Lección 2b: El
Desplazamiento
-
Lección 2c: Radios
Metacéntricos
-
Lección 3a:
Hidrodinámica
-
Lección 3b:
Resistencia de olas
-
Lección 4a: Magnitudes
que varían
-
Lección 4b: El
Coeficiente Diferencial
-
Lección 4c: Las Sumas
Integrales
-
Lección 4d: Nociones
Importantes
-
Lección 5a: Inercias
de masas
-
Lección 5b: El momento
-
Lección 6a:
Resistencia de materiales
-
Lección 6b: Cálculo de
estructuras
-
Lección 6c: Cálculo de
refuerzos
-
Lección 7a:
Flotabilidad general - Superficies
-
Lección 7b:
Flotabilidad general - Coeficientes
-
Lección 7c:
Resistencia al avance
-
Lección 8: La
Propulsión del buque
-
Lección 9: La
Herramienta software
-
Lección 10a: El
Proyecto Final
-
Lección 10b: Elementos
el Proyecto
|