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Octubre 2007

La primera etapa de Alex Pella en la Transat 650
 
 
Al llegar a Madeira el pasado domingo 22, Alex Pella dedicó los dos primeros días a reponerse físicamente del importante desgaste físico sufrido. En la posterior revisión de su barco comprobó que una de las tres cazoletas del anemómetro había desaparecido descubriendo restos de plumaje de un ave. "Cuando navegamos es muy frecuente recibir la visita de pájaros, y mucho me temo que una no supo calcular la velocidad del barco en una planeada, impactando con el anemómetro y arrancando una de las tres cazoletas", explicaba Pella

La imprecisión del anemómetro a partir de ese instante, desvirtuaba la información del equipo de viento, y por tanto el correcto funcionamiento del piloto automático conectado al "modo viento". Los pilotos automáticos pueden emplearse indicándoles un rumbo de compás a seguir o bien "ordenarle" que lleve el rumbo a un ángulo del viento determinado. Éste último se emplea en rumbos portantes con viento y olas, facilitando que el rumbo seguido tenga en cuenta las bajadas de olas acelerando. Cuando el barco corre más, el viento aparente tiene un ángulo más cerrado, obligando a acompañar la planeada variando el rumbo para mantener el mismo ángulo de viento o bien cazar la escota del espí para que no flamee durante este cambio de dirección del viento. Navegando en solitario y en una prueba oceánica, esto último es impensable y se opta por que el piloto siga al viento y mantenga el espí hinchado.

Con este handicap, pella se vio obligado a llevar manualmente la caña del Generalitat Valenciana el máximo de horas posibles, provocándole un cansancio que al cabo de un par de días se transformó en un estado de agotamiento importante, mermando ya en la fase final su capacidad física y psíquica.

Alex Pella, especialista en la segunda etapa de la Mini Transat, va a querer desquitarse de su infortunio. "El tiempo perdido respecto a los líderes es mucho, pero no pienso tirar la toalla. Esto forma parte del juego. Hay que saber reponerse y mirar hacia delante. Tenemos una segunda etapa con 3.100 millas por delante, donde habrán oportunidades para todo y para todos. Espero haber cubierto el cupo de infortunio y poder dar lo mejor de mi mismo entre Funchal y Salvador de Bahía".


Carta de Alex Pella - Funchal (Madeira), 28 de septiembre 2007

Hola a todos,

Me hubiera gustado dirigirme a vosotros con mejores noticias, pero para mí, como ya sabéis, la llegada aquí ha sido algo traumática y quería reponerme antes de escribiros.

La etapa ha sido espectacular en cuanto a las condiciones, ideales para estos barcos; vientos portantes y grandes planeadas, especialmente durante el tramo entre Finisterre y Lisboa. Estoy impresionado con el comportamiento y la evolución de los barcos, todo el mundo va rapidísimo y los barcos son mucho más potentes que hace unos años. Es sencillo, son más ligeros y con más trapo!

En cuanto a mi etapa, salí bien, con el grupo de delante; los dos días siguientes estuve allí, aunque impotente con la distancia que nos iba sacando Isabelle y Peter, los dos con un barco gemelo. La verdad es que esa situación nos puso nerviosos a los de atrás, porque sabíamos que el primero en coger el viento detrás de Finisterre se escaparía.

Antes de doblar el mítico cabo gallego se me rompieron las cazoletas de la veleta, cosa que nunca me había pasado antes, y que aún no me explico. Eso ya me dejó sin equipo de viento y sin piloto en modo viento, imprescindible para aguantar el ritmo con los de delante. Solución: más horas a la caña!!

Hasta allí estuve más o menos acertado, creo que mi clasificación estaría entre el 10º y 7º, sabía que sería imposible atrapar a los tres de delante, pero que habrían muchas opciones para alcanzar al resto, así que concentración en la méteo, en los cambios de velas, colocar el barco y tratar de apurar los descansos. Tengo que decir que por primera vez en mis dos anteriores participaciones en esta regata, pasaba Finisterre con los espís enteros lo que me motivó especialmente.

La bajada hasta Lisboa fue espectacular, para poneros un ejemplo... algo así como tirarse en bicicleta de montaña sin frenos por una bajada en un camino de piedras interminable. Que gozada!! En la lectura del GPS llegué a los 16,8 nudos de velocidad sin tener la sensación de apretar. El barco no iba descontrolado y siempre buscando la ola a seis o siete esloras por delante, una pasada!! Aunque esta vez sin piloto de viento; tuve que estar muchas horas agarrado a la caña.

Recuperé posiciones allí, aunque a costa de acumular cansancio. La noche siguiente entre una de esas mini siestas, se me olvidó poner de nuevo el temporizador de la alarma y me quede dormido 4 horas encima de un espí! Esto no me había pasado nunca en mis anteriores Transats. Con lo que volví a peder dos puestos, se me quedó un cabreo impresionante, que me duró los dos días siguientes, hasta que volví a atrapar a Ronan y a Adrien.

Los siguientes días el viento bajó algo, por la proximidad del anticiclón de las Azores. Fueron días tácticos y de roles constantes. Los pilotos empezaron a fallarme, a hacer el tonto, volviéndome loco para ajustarlos y desconfiando de ellos para las maniobras. Solución, todavía más horas a la caña!! La verdad, pese a estar fuera de ritmo, ya que iba saltándome los descansos, estaba contento con mi regata… Siempre atrapando barcos, remontando posiciones y viendo que no iba a perder mucho retraso respecto a los tres de delante.

La tarde anterior a mi llegada íbamos pegados Ronan, Adrian y yo; entraríamos 4º, 5º, ó 6º dependiendo de esta última noche, perdiendo unas 6 horas respecto a Isabelle. Vaya, algo razonable. Así que a tope hasta la llegada! Pues yo esa noche me fundí a las 21h, no podía más, no podía estar a la caña y me costó muchísimo calibrar los pilotos; navegué fatal, sabiendo que estos se me escapaban. Conseguí equilibrar el barco andando entre 9 y 12 nudos, con el piloto, y pude echar un par de cabezadas. De madrugada trasluché en Porto Santo, sabiendo que aún me quedaba una trasluchada más. El primer error fue volver a trasluchar para acercarme a Madeira y el segundo cambiar el espí ligero por el medio; lo que me relentizó y cansó más aún.

En la aproximación a Madeira saqué las cartas, controlé mi posición respecto a la punta de la bahía, pero el viento bajó y roló de nuevo, así que volví a poner el espí grande y a trasluchar, me concentré en hacer andar el barco… y creí identificar el paso de entrada en la bahía. No me enteré de nada, hasta que escuché en la radio la entrada de Ronanen línea de llegada, y yo estaba a 27 millas de Funchal!!

No lo entiendo! Si ayer estaba 2 ó 3 millas por detrás y hoy me saca 27! ¿Qué ha pasado?! A todo esto me acercaba a gran velocidad a la costa sin saber donde estaba y sin poder soltar la caña. Coloqué el barco por el paso entre las Islas y pasé a unos 10-12 nudos velocidad, el viento se reforzó en el paso, hasta 30 nudos, yo iba con toda la mayor y el espí grande, me fuí de orzada, sin poder recuperar el control del barco. Pensé… o rompo el espí o bajo el palo o me voy a las piedras. De repente la racha, que caía de arriba de la rocas, paró en seco. El barco se adrizó y recogí el espí.

Estaba completamente desconcertado, la sensación como la de un niño que pierde a su madre en el Corte Ingles! Sin saber donde está ni saber que hacer. En unos minutos me di cuenta de mi increíble error. No me lo podía creer; llevo 5 días tratando de recortar media milla por día a los de delante y acabo de perder 35 en una mañana! Por el cansancio y la rabia me puse a llorar como el niño de El Corte Inglés. Estaba llorando, montado el foque y subiendo la quilla porque me quedaban 27 millas hasta la llegada a un descuartelar!

Me vinieron muchos recuerdos a la cabeza, uno de ellos el de Michel Miarabel que se fue a las piedras, a 2,5 millas de la llegada de Salvador de Bahía en la Transat 650 de 2003 cuando iba a ganar en serie, o el de Perico Delgado, el año que salía como favorito del Tour de Francia y el primer día llegó 15 minutos tarde en la salida de la contarreloj.

En fin hoy, ya se me ha pasado el mal rollo, Lida ayuda en ello y pienso que le he regalado a todos mis rivales 35 millas ó 4 horas de ventaja. Pienso que les va a hacer falta por que voy a por la segunda etapa, que es la mía.

Saludos a todos y gracias por vuestro seguimiento y apoyo, sin duda es una motivación especial saber que estáis todos detrás.

Alex Pella
Generalitat Valenciana

  

 
 
 

 

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