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| Marzo 2007 | Mejor embarrancar que contaminar | | | | Hace algo más de un mes, el "Napoli", un portacontenedores que fué el más grande del mundo en el momento de su botadura con sus 275 metros de eslora, se encontraba en una situación desesperada. Ya en el año 2001 quedó varado más de 60 días en un grave incidente en el estrecho de Malacca que seguramente debilitó su estructura.
Como consecuencia de ello, el pasado 18 de Enero y con mala mar, aparecían dos largas fisuras en su estructura que amenazaban de hundimiento. El timón quedó bloqueado a una banda y la tripulación abandonó el mercante, dejandolo a merced de los remolcadores que lo pudieron trasladar hasta la bahía
de Lyme (en Inglaterra cerca del Canal de la Mancha) en donde pudo ser finalmente embarrancado. A pesar de ello más de 100 contenedores se fueron al agua y los habitantes locales llegaron a encontrar en algunos contenedores arrastrados por el viento hasta la costa, productos de belleza y hasta motocicletas nuevas.
Esta decisión permitió la extracción del fuel de los depósitos, a pesar de lo cual se perdió en el mar unas 50 toneladas de fuel-oil que pudieron ser controladas y retiradas sin graves consecuencias para el medio
ambiente.
Una decisión valiente y acertada que debería haberse tomado en Galicia con el desastroso Prestige o en Francia con el desastre del Erika. La correcta decisión permitió que la zona de contaminación haya sido muy pequeña y localizada. Se han podido extraer sin problemas las más de 3.500 toneladas de combustible que transportaban sus depósitos y que sin duda hubieran supuesto un nuevo desastre ecológico en caso de
hundirse en alta mar.
¿Habrán aprendido nuestro políticos locales que en ecología no existen fronteras?
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