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| Octubre 2010 | ¡El Titanic se pudo salvar! | | | | La enorme mayoría de los accidentes trágicos son consecuencia de un cúmulo de imprudencias temerarias que desembocan en fatales consecuencias. Hace pocos días se produjo una nueva revelación acerca del Titanic, por parte de un hombre que se encontraba en el puente en el momento del accidente…
Es sabido que el capitan Smith eligió una ruta al norte que le condujo al pasillo de los icebergs, tan peligrosa
como rápida, al acercarse a la curva lexodrómica, osea la ruta más corta de navegación.
De sobra sabemos que el Titanic navegaba a tope de velocidad con las turbinas a plena presión en su primer
viaje de innauguración. El capitán estaba presionado por el equipo de "marketing" de la naviera para conseguir un tiempo record, pero parece ser que ¡hay más elementos en la historia! El 15 de abril de 1912 se produjo lo que parecía imposible y como consecuencia de ello, morían 1.523 pasajeros de los 2.228 que viajaban a bordo. Curiosidades de la historía, o coincidencia premonitoria, unas decenas de años antes, una novela escrita a finales del siglo diecinueve relataba la historia de un enorme transatlántico que se hundía en su primera singladura y cuyo nombre era...… ¡Titanic!
El choque contra el iceberg fue debido a un error del timonel. Pero es que además el transatlántico se hundió en el tiempo record en que lo hizo debido a la influencia nefasta de un suboficial de puente que convenció al irresponsable capitán Smith de seguir navegando a pesar del impacto que por otro lado no pareció tan salvaje.
Louise Patten, escritora y nieta del segundo oficial superviviente Charles Lightoller, comentó estos hechos hace escasas semanas, pues de haber sido contados antes, habrían destrozado la reputación de su abuelo, quien más tarde se convertió en un heroe de guerra, además de haber llevado a la bancarrota a la naviera y haber dejado en el paro a muchos compañeros suyos. Según cuenta Patten de boca de su abuelo, el timonel Robert Hitchins entró en pánico al ver la inmensa masa de hielo frente al barco y viró en sentido contrario al que hubiera evitado el accidente.
En aquellos tiempos los sistemas de timón de los barcos de vela funcionaban de forma diferente al de los timones de los grandes buques de vapor. Una vez tomado la dirección equivocada, el tiempo de reacción desapareció haciendo inevitable la colisión que de otro modo hubiera sido evitada.
El segundo oficial Charles no estaba de guardia en el momento del desastre, pero supo un poco después en la
reunión de oficiales celebrada, que el barco continuó navegando por expresa orden del capitán lo que hizo que el flujo de agua que inundaba las cámaras separadas por mamparas fuera muchísimo mayor al que habría sido en caso de haberse parado las máquinas. Con toda probabilidad, el barco de rescate habría llegado a tiempo salvando a todo el mundo de las gélidas aguas.
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