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| Febrero 2009 | 25 zonas marinas para proteger en España | | | | Muchas de ellas desconocidas por la inmensa mayoría, y es que además de estar bajo el agua, se encuentran alejadas de la costa mar adentro. Se llaman Seco de Palos, Placer de la Bóvedas, Escarpe de Emile Baudot, Punta de la Mora o Pradera de Burriana... Son lugares propuestos por Oceana como áreas de gran interés y que por tanto deberían estar protegidas pues pertenecen a las aguas teritoriales Españolas.
La organización conservacionista Oceana ha trabajado durante meses explorando los fondos marinos del Mediterráneo y el Atlántico sur y fruto de estas investigaciones se ha creado un listado con los puntos más interesantes desde el punto de vista biológico del patrimonio marino español. La Convención de la Biodiversidad de la ONU es un convenio internacional ratificado por España y que obliga a todos los países firmantes a que para 2012 tengan protegido el 10% de sus aguas. Por ello España debería proteger en menos de tres años unos 95.000 kilómetros cuadrados, lo que equivale a una superficie mayor que la de Andalucía. Ahora mismo sólo hay considerados como reserva unos 5.000 kilómetros de aguas marinas españolas, que equivale al 0,5% del total.
Ricargo Aguilar, director de investigación de Oceana en Europa, hizo notar la enorme presión que sufren las áreas marinas. No se han encontrado ni una sola zona virgen, y no hay lugar donde no haya marcas de los
pesqueros de arrastre, restos de aparejos de pesca o algún tipo de basura, culpa de la devastación marina generada por la industria pesquera. Crear zonas marinas protegidas ayudaría a poner coto al actual estado de presión continua y generalizada que apenas deja respiro al mar, explicó.
La exploración de Oceana se llevó a cabo desde el catamarán 'Oceana Ranger' durante varios meses. Se realizaron más de 150 inmersiones con un sofisticado robot submarino y 45 inmersiones de submarinistas. En
algunas se han encontrado especies que no se conocían en nuestras aguas e, incluso, organismos que, a falta de estudios más detallados, pueden ser nuevos para la ciencia. Y todo ello hasta 300 metros de profundidad. Esa es la cota hasta la que bajaron los biólogos
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